viernes, 21 de octubre de 2011

QUIERO SER EN TU VIDA

Quiero ser en tu vida, algo más que un instante,
algo más que una sombra, algo más que un afán.
Quiero ser en ti misma una huella imborrable
y un recuerdo constante y una sola verdad.

Palpitar en tus rezos con temor de abandono,
ser en todo y por todo complemento de ti.
Una sed infinita de caricias y besos,
pero no una costumbre de estar cerca de mí.

Quiero ser en tu vida una pena de ausencia,
y un dolor de distancia y una eterna amistad;
algo más que una imagen, y algo más que el ensueño,
que venciendo caminos llega, pasa y se va.

Ser el llanto en tus ojos y en tus labios la risa;
ser el fin y el principio, la tiniebla y la luz. Y la tierra
y el fuego y la vida y la muerte, ser igual que en mi vida,
has venido a ser tú.

miércoles, 19 de octubre de 2011

A LA COLA DEL PARO...

La señora Amorós ya es demandante de empleo. Necesita un trabajo para su salud económica y mental. ¡Como cualquiera de nosotros! Desconozco si después de haber salido con deshonor de la entidad tiene derecho al subsidio por desempleo.

Creía yo que ese subsidio era para cuando el trabajo se acababa, no para cuando tú acababas con la empresa. Dudo que el funcionario de turno del Servef le dijera como a mí «¡tienes que cotizar ya!» con muy malas pulgas. Lo visualizo. María Dolores Amorós yendo a la entrevista de trabajo, a la asesoría laboral de su oficina de empleo, cogiendo la hoja de los cursos; con dos fotocopias del DNI, por si se las pedían, dentro de una carpeta que tiene varios contratos, cartas de despido y vida laboral actualizada. La veo con esa cara de dolor moral que tiene la cola del paro, con los mismos vaqueros raídos, los mismos zapatos usados, el bolso barato en bandolera...

A veces conocer detalles es un simple chafardeo: los sueldos de los políticos, las facturas impagadas, el coche de éste o aquel primo del primo, pero dan como en una entrevista del médico datos para el diagnóstico. Esta enfermedad es como una carcoma. La CAM estaba bien hasta que un día se desplomó hecha serrín. Y ya no tiene arreglo. No creo que sea marginal de extrema izquierda si expreso mi deseo de la restitución de lo expoliado y la negativa a que personas como esta señora puedan beneficiarse de los fondos públicos, esos que están capoteando el temporal que ella con otros ha desencadenado.

Demando, sin más, ese mismo espíritu jurídico ejemplarizante que se emplea últimamente para revisar al alza las condenas penales. O será como está tan de moda decir, una escenificación, y en el fondo esos juristas no quieren que nada cambie. Quién sabe. Cualquier día terminan tus días en la política activa y acabas de consejero o director de algo. Como para sembrar enemigos.

miércoles, 5 de octubre de 2011

LA HISTORIA DE UN PROFESOR

Esto que voy a contaros parece un cuento, pero no lo es. Parece algo increíble, pero no, tampoco lo es. Es la historia de un profesor, de uno cualquiera, como también podría ser de una profesora, porque para esto no
hay distinción de sexos. Es la triste realidad de hoy y la verguenza de un mañana, que afectará notablemente a la educación de nuestros hijos y descendientes.


“Cuando pases por mi lado y sientas compasión por mi estado, no lo hagas, no por favor. Simplemente, salúdame con discreción y sigue tu camino. Yo he llegado a esto, porque, algunos teníamos que hacerlo. No todo va a ser días de vino y rosas. Y si algún día pedí perdón por serlo, hoy puedo sentarme tranquilo a la sombra de mi árbol, con mis deberes hechos y con la conciencia limpia de mis obligaciones.
Me acusaron de vago, de indolente, de tener más vacaciones que nadie, de ganar grandes sueldos y pagas extras, en fin, de tantas cosas me acusaron que apenas si me acuerdo de aquellas que más suenan en los foros de los bares y cafeterías.
Mientras todo esto se fraguaba en los ambientes y los parlamentarios de baretos esperaban la salida de sus vástagos, muchos de los profesores golfos, bien pagados, vacacionados en exceso y que no dan un palo al agua si los matan, se veían acorralados por estas criaturas indefensas, golpeados, escupidos, escarniados y muchas cosas más, bajo la atenta grabadora del móvil, que después quedaba colgada de internet, como quien exhibe un trofeo de caza.

Después de beneficiarse casi a diario de todas estas bienaventuranzas, el golfo y bien pagado profesor, se marchaba a su casa feliz, con la sonrisa en los labios y con un hermoso paquete de ejercicios, pruebas, cuadernos y clases a preparar para el día siguiente, dispuesto de nuevo, mientras los demás se tomaban su merecido descanso, porque él, lógicamente, no tenía derecho al mismo. Era un profesor.
En resumidas cuentas, que lo de las 37 horas y media, era un sueño inalcanzable y algunos, ya se hubieran conformado con las cuarenta, horas, que no en bastos.

Ahora resulta que la dicotomía está patente en las cabezas pensantes de nuestro Gobierno, ¿o cabezones podemos decir?.. Porque una de dos, o sobran profesores o faltan horas o a lo mejor es al revés, que faltan profesores y sobran horas... ¡vaya lío que han montado! Así que, como siempre, la solución es bien sencilla: ¡que lo paguen los golfos, los bien pagados, los mejores vacacionados del mundo!... ¡a quitar profesores! total varios miles más de parados no se van a notar...

Es curioso, cuando los que mandan se gastan las perras del pueblo, los primeros que arriman el hombro y vacían sus bolsillos son los funcionarios de la enseñanza, que para eso están controlados y luego vas y te jubilan y se pasas todos los años, mientras dura la jubilación, con la amenaza en forma de espada de Damocles, con las dichosas incompatibilidades.
Pero claro, ellos se jubilan con varias direcciones y subdirecciones generales, asesorías de tal y cual y demás prebendas, porque para ellos, las incompatibilidades, no existen.¡eso es cosa de tontos!...¿Además, como van a vivir estos señoritos con una pensión?....¡es impensable!

Me hizo gracia, porque me había sentado aquí, junto a la fuente de la plaza, en uno de estos desconchados bancos, cansado de mi paseo, porque, la verdad, ya uno con los años, ha de cuidar los tirones y eso que llaman artrosis, y vi pasar un grupo de estudiantes que salían de algún colegio cercano y gritaban coreando casi al unísono: ¡el desgraciado de mates, como siga así lo dejamos sin coche!..¡es un cabrón, este año no se escapa!..¡que lo echen con los que sobran!...
Y puse cara de tonto, porque aquellos no eran chiquitos normales, aquello eran fieras mutantes del X-Man y dicen que a los profesores se nos nota en el aspecto, lo que me faltaba.”