sábado, 25 de abril de 2009

ASÍ ES MI ESPOSA...

Éste pretende ser un pequeño homenaje a la persona más importante de mi vida, mi esposa, en nuestro treinta y ocho aniversario de bodas, y digo pequeño porque así lo es con respecto a todo lo que ella se merece. Gracias a ella tengo a mis hijos y mis nietos, mi mayor riqueza, todo lo que en la vida alguien hubiese podido soñar. Espero que Dios nos conserve la vida durante mucho tiempo a ambos, para poder seguir celebrando aniversarios juntos, junto a los nuestros.

Dios creador de todo el universo,
con sus propias manos quiso construir,
una flor maravillosa...Y crear el verso
para yo en versos su obra describir.

Quiso hacerla única...Bañada de nobleza
que como ella en el mundo no existieran dos
derramó sobre ella, virtud, amor, belleza...
Una obra creada por el mismo Dios.

Con un rayo de sol confeccionó su pelo
y para hacer su obra aún más bella...
Alargó su brazo y desprendió del cielo
para hacer sus ojos...Dos mágicas estrellas.

Quiso darle de las noches el encanto
y de los días su mágico esplendor...
Que fueran como perlas las gotas de su llanto
y hacer de su figura un símbolo de amor.

Que quien mire a sus ojos descubra en ellos
la luz de un cirio que brilla intensamente,
irradiando como el sol los mágicos destellos
de un faro que brilla con luz incandescente.

Diáfana como el agua de una fuente
que ni al calor del fuego la rebosa…
¡Así es ella! Fuente de luz intermitente
un astro del cielo, así es mi esposa.

¡Así es ella! Dulce, Sensual, Sutil...
Con carácter fuerte e ingeniosa,
flor primaveral del mes de Abril
¡Así es ella!...Así es mi esposa.

¡Así es ella!...Sutil...Dulce...Sensual
Romántica...Seductora...Cariñosa,
como ella...No...No hay otra igual
sólo hay una...Una sola...Mi esposa.

¡Así es ella!...Venus con Minerva combinada
ella es para mí especial...Es mi mujer primorosa…
Una princesa...Una Reina... Quizás un Hada
Si...¡¡Sólo hay una...!!Y ésa es MI ESPOSA.

sábado, 18 de abril de 2009

NOS ENAMORAMOS PORQUE...

No nos enamoramos de alguien por casualidad, el enamorarse responde a una serie de estructuras mentales donde ubicamos a las personas que nos atraen. Para aprender a amar y dejar de sufrir debemos entender los principios psíquicos y orgánicos de este sentimiento. Generalmente cuando tratamos de entender por que nos enamoramos o porque nos sentimos así, solo logramos unir el corazón con la mente llegando a racionalizar el sentimiento. Las afirmaciones más usuales nos dicen que el amor no se entiende, solo se siente, que no se debe analizar, sino disfrutar, que no existe la lógica en el romanticismo. Más bien se inclina a pensar que el amor es como un juego de azar, donde a cada uno le toca o no, enamorarse. Cuando nos sometemos a esta última afirmación, comenzamos a entender al amor como un sentimiento que se genera de la nada y que desaparece de la misma manera, todo lo dejamos librado al azar y es ahí cuando nos sometemos a sus caprichos y nos resignamos a ser felices o no, según la suerte que hayamos tocado. Cuando entendemos al amor como un juego de azar dejamos de lado los complejos procesos mentales que hacen que nos enamoremos. Esta idea mágica de los sentimientos se torna peligrosa, y es una de las causas principales del mal de amores. Generalmente vivimos el amor como mártires, siendo víctimas de nuestros propios sentimientos, disfrutando a pleno cuando las cosas salen bien o sufriendo terriblemente cuando las cosas no salen como queremos.
Para lograr mantener vínculos sanos y poder amar sin sufrimientos, debemos comprender el amor, lo que significa, lo que representa, como se produce, como se experimenta y como funciona. Debemos tener en cuenta que la emoción y la razón no son nociones enfrentadas sino que se complementan si se las mezcla adecuadamente.
El amor aparece tras una reacción de nuestra mente ante la presencia de otra persona, a partir de una serie de vivencias de nuestra historia personal, edad, gustos, formas de vida, valores aprendidos y otras estructuras psicológicas que nos permiten cómo, por qué y de quién nos enamoramos. Si bien cada uno siente de determinada manera frente a una persona, producto de un complejo condicionamiento, podemos analizar algunas variables en las cuales podemos conseguir algunas respuestas a nuestra forma de amar.

Psicología del amor:
Para la psicología el enamorarse de una persona y no de otra, está prefijado en un mapa mental que elabora cada persona. Para Freud lo que mide el grado de enamoramiento es el instinto de ternura, que no se dirige a la satisfacción sexual directa. También dice que todos los objetos de los cuales nos enamoramos se basan en algunos rasgos de nuestras primeras relaciones, de manera tal, que la persona elegida es idealizada y no se la somete a ninguna crítica. Otros psicoanalistas consideran que el enamoramiento es un proceso de maduración, que sucede al encontrarnos con alguien que nos ayuda a crecer. Cuando un hombre se enamora debe existir un malestar presente, una lenta acumulación de tensión, gran energía vital y un estímulo adecuado en el camino que este hace para edificar su identidad, donde una mujer perdida queda en el inconsciente y ansía encontrarla. En el caso de una niña que se enamora, es que ha perdido al príncipe de sus cuentos infantiles y aparece representando el hombre de sus sueños. Según otras opiniones, antes de que aparezca el verdadero amor, ya se han elaborado las características esenciales de ese ser a quien vamos a amar. Esto se debe a que entre los 5 y 8 años, se realizan asociaciones con amigos, miembros de la familia, con experiencias o hechos accidentales, que hacen desarrollar los mapas mentales que permiten clasificar a las personas que luego amaremos. Estudios sociológicos han demostraron que ciertos patrones se repiten en personas de distintas culturas. Se han estudiado también, los componentes del deseo y se ha comprobado que toda la gente busca en su pareja la comprensión, la amabilidad, la inteligencia, la confiabilidad, la estabilidad emocional, que sea atractiva, poco exigente y sana. En otras culturas se especifican rasgos especiales para establecer un vínculo amoroso, para los chinos es indispensable la virginidad, mientras que para la mayoría de los holandeses y suecos es una condición irrelevante. También se repiten en distintas culturas diferencias universales entre el hombre y la mujer a la hora de elegir una pareja. Las mujeres buscan hombres ambiciosos con una buena posición económica o por lo menos con el potencial para llegar a ella, una posición social decente y generalmente que sean unos años mayores. El hombre, en cambio, busca el atractivo físico, la juventud, características de fertilidad y reproducción. Aparece también el problema que no todas las personas cuentan con una lista completa de las cualidades deseadas, es aquí cuando surge decir que el amor es ciego. Existe también la ley del equilibrio, donde las personas deseables buscan personas con las mismas características, como las persona inteligentes y eruditas, buscan personas con estas características para poder compartir con ellas sus ideas y sus conocimientos.

La admiración:
A pesar de lo que creemos la admiración está muy cerca del amor. Esta se aproxima a la fascinación, y cuando encontramos un atributo que admiramos en una persona inmediatamente dirigimos nuestra atención a ella. Esta admiración nos hace dejar de lado el aspecto físico, ir a un nivel más íntimo y menos superficial. Decimos que nos estamos enamorando cuando superamos esa admiración, que casi siempre es a nivel inconsciente, y comenzamos a profundizar nuestros sentimientos.
La admiración es más firme que la sola atracción física, ya que además del deseo, implica la amistad y la afinidad. Cuando aparece la admiración, el sexo deja de ser lo más importante y pasa a se un complemento. Es así como una persona brillante, que no es bella físicamente, puede llegar a deslumbrarnos por su intelecto de tal manera, que nos resulte atractiva, no garantizando el deseo, pero, crea una fuerte posibilidad.
La afinidad es otra condición que hace atractiva a una persona, permite la comprensión mutua, no exige explicaciones, ni causa malentendidos. Una buena base para el amor es el entendimiento mutuo y los gustos similares. La persona se hace más atractiva cuando se crea una simbiosis entre la persona y el placer de la afinidad.

El aspecto físico y el amor:
A pesar que la afinidad y la admiración son esenciales para el amor verdadero, también lo es el aspecto físico. Cuando la admiración y la afinidad se presentan sin deseo sexual no se supera más que una muy buena amistad, es cuando sentimos ser hermanos del alma. Los desencuentros amorosos y las frustraciones surgen cuando una de las personas siente amor verdadero y la otra no se siente atraída de la misma manera. Si bien el aspecto físico es lo primero que nos atrae de una persona, nos enamoramos profundamente de la personalidad más que de un cuerpo. La atracción física depende de numerosos factores que se vinculan a la experiencia social de cada sexo. Así se da que una mujer con gran atractivo físico, para escalar en su imagen social, suele buscar un hombre con muy buena posición económica. Lo mismo ocurre para el hombre, logrará escalar en el mundo social si conquista a una mujer atractiva. Estas relaciones se tornan peligrosas cuando se llega a los extremos, por ejemplo, una mujer no conseguirá el amor verdadero si no mira más allá del contexto en que se presenta un hombre, y un hombre no sentirá más que frustraciones y rechazos, si solo le atraen mujeres jóvenes, delgadas, altas, con imagen de modelos. Hay que tener en cuenta que si bien, es importante el atractivo físico y las apariencias, estas no nos aseguran el amor.

La química del amor:
Se debe establecer que, además de las estructuras mentales que hacen que nos enamoremos, existe en el amor un componente químico. El estado de enamoramiento está determinado por descargas neuronales, reacciones emocionales y hormonales. Cuando nos encontramos con la persona indicada, el sistema nervioso comienza a enviar mensajes a todas las glándulas del cuerpo, por medio del hipotálamo. Inmediatamente aumenta la producción de adrenalina por intermedio de las glándulas suprarrenales. Es así como empezamos a sentir numerosos cambios, aumenta la presión arterial, se incrementa la capacidad muscular, liberándose grasas y azúcares, la frecuencia cardiaca comienza a aumentar llegando a 130 pulsaciones por minuto, se mejora el transporte de oxígeno a través de la sangre, ya que hay aumento en la producción de glóbulos rojos. Muchos consideran al amor como una enfermedad, porque provoca en el organismo una reacción tan intensa que se asemeja a otras patologías. Cuando aparece el amor, el sistema nervioso comienza a enviar órdenes a todo el organismo y el intelecto no puede hacer nada, es así como se ven afectados los folículos pilosos, las glándulas sudoríparas y las lagrimales, el músculo intestinal, la vejiga y los genitales.
Hay determinados compuestos químicos que produce el organismo y éstos se combinan entre sí de tal manera que los enamorados no sienten cansancio o sueño cuando están juntas. Científicamente está comprobado que, cuando nos enamoramos en el cerebro se produce una sustancia llamada feniletilamina, que es un compuesto que proviene de las anfetaminas, también el cerebro segrega dopamina, responsable de desear algo y de repetir cualquier acción que nos provoque placer, además de norepinefrina y oxiticina, que maneja el deseo sexual. La feniletilamina disminuye cuando aparece una desilusión amorosa, y es así que se produce un síndrome de abstinencia, que lleva en muchos casos, al consumo de chocolates que es el alimento más rico en feniletilamina. Mientras dura el amor, la actividad de esta sustancia permanece en el cerebro durante dos o tres años o en algunos casos un poco más. Cuando se termina este proceso es cuando se termina el amor. Sabemos también que tras el enamoramiento sobreviene la etapa donde el compañerismo el respeto, la tolerancia, la admiración, pasan a ser las bases de una relación que puede durar muchos años y ser muy feliz.

El amor y sus tres elementos:
En una pareja que se une coexisten tres elementos o factores emocionales que se relacionan con el deseo, definido por Eros: es el amor pasional, el deseo sexual, el enamoramiento, la posesión. Aquí se desarrolla la faceta egoísta, donde se manifiesta el Yo que desea, que quiere poseer, que anhela ser el único. Por condición natural, Eros es conflictivo y dual, ya que en el mismo instante nos puede elevar al cielo o al infierno; con la ternura, definida por Ágape: es la ternura, el amor que no pide nada a cambio, la suavidad. Es el amor de entrega, libre de egoísmos, es el amor de la bondad. No se trata de un amor irreal o ideal, sino todo lo contrario, es capaz de amoldarse a la otra persona sin que esto sea un sacrificio; y la amistad, definida por Philia: trasciende el Yo, para formar la pareja Tú y Yo, donde la emoción principal es la alegría de compartir, la reciprocidad para estar tranquilos y pasarla bien. No aparece el placer como un sentimiento egoísta. Los momentos de felicidad, de esta pareja que se ha formado, se deben al equilibrio de estos tres elementos. Cada una de estas partes es primordial en el desarrollo del amor verdadero y es imprescindible para el comienzo de la atracción y la posterior relación basada en la afinidad y el amor.

PORQUE NOS EMPEÑAMOS EN QUERER CAMBIAR AL OTRO?

Los seres humanos siempre queremos cambiar aquellas cosas que nos enamoraron del otro: la actitud seductora –que en un principio nos atrapa pero después nos parece peligrosa-, la rebeldía –que luego pretendemos que se convierta en burguesía-, la sobre protección afectiva –que al principio nos hace sentir queridos y luego de un tiempo nos ahoga-, y muchas otras conductas que vemos como virtudes durante el enamoramiento y como defectos cuando se va el efecto “anestésico” del romance.
Esto lo explica la psicología al afirmar que siempre elegimos aquello que se nos opone, porque nos complementa, pero que cuando se cierra la puerta a intimidad, en la convivencia diaria, y cuando se diluyen las idealizaciones, empiezan los problemas reales.
Los terapeutas siempre hablan de la posibilidad de “negociar” para lograr una mejor calidad de relación. Ahora, si lo que hay que negociar, si lo que hay que ceder es parte de nuestra esencia, entonces no es a nosotros a quien quieren, sino a una ilusión.
¿Cambiar por amor?
¿Hasta dónde?
Estar abierto al cambio es un signo de inteligencia.
Porque nuestra personalidad no viene de fábrica, sino que se va construyendo a lo largo de la vida y de acuerdo a las circunstancias que nos toca vivir.
Pero, eso si, tampoco es cuestión de dejarla libre a la voluntad de otros.
Tener una personalidad dinámica y flexible también es una manera de reforzar la propia identidad. Si nos sentimos interiormente seguros de nuestras convicciones, no será un conflicto estar abiertos a las señales del afuera para saber cuándo es necesario una pequeña corrección del rumbo.
Siempre podremos ir hacia donde nosotros queremos, si es que lo tenemos claro.
Y tal vez no sea tan importante la ruta que tomemos, si nos lleva hasta la puerta de aquel que amamos.

sábado, 4 de abril de 2009

¿SOMOS RICOS LOS MAYORES?

Los mayores de 60 estamos llenos de riqueza… ¿O no?:

Tenemos Plata en los cabellos.

Oro en los dientes.

Piedras en los riñones.

Azúcar en la sangre

Plomo en los pies.

Hierro en las articulaciones.

Y una fuente inagotable de gas natural.

La verdad es que nunca pensamos en acumular tanta riqueza…