jueves, 9 de septiembre de 2010

EL PROFESOR NEIRA

De la misma manera que los medios de comunicación elevaron a los altares más elevados al profesor Neira, de la noche a la mañana lo hundieron en los infiernos y, la verdad, no creo que esto sea justo. No voy, desde luego, a justificar una acción que es reprochable como es el conducir bajo los efectos del alcohol, presuntamente, pero sí quiero dejar claro que esto nada tiene que ver con la defensa de una mujer que estaba siendo maltratada por un hombre. Ahí están las imágenes que lo demuestran y la sentencia que así lo afirma.
Jesús Neira tuvo la valentía de interponerse entre un hombre violento y una mujer vapuleada y se interpuso para evitar que esta mujer sufriera maltrato. Esta acción le costó muchos meses de hospital, un coma del que salió con muchas secuelas, algunas de ellas irrecuperables y lesiones tanto físicas como sicológicas.
Nada tiene que ver una cosa con otra. Me podrán decir que Neira usa un tono de voz para hablar que a veces sorprende, que utiliza términos que parecen o son de prepotencia, pero todo ello no nos puede hacer olvidar que Neira casi pierde su vida en la defensa de una mujer. Al principio y en el hospital me pareció un hombre sorprendido por todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, le extrañaba que todos los medios de comunicación estuvieran al tanto de su estado de salud, que las personas le reconocieran por la calle y comenzó a ser agasajado por todos, premiado por todos y poco a poco, creo, empezó a perder el contacto con la realidad, a olvidar que su fama iba unida inexorablemente a la lucha contra la violencia de género.
Es cierto que algún medio de comunicación empezó a sacar trapos sucios que vaya usted a saber si son o no ciertos y que se politizó el asunto, dichosa política. Algunos periodistas empezaron a desacreditarlo, a discutir en tertulias muy conocidas y seguidas por muchas personas la figura del profesor. Olvidaban que el profesor no era más que una persona con las mismas virtudes y los mismos defectos que todas las demás, pero a las demás personas no se nos lee la cartilla en una tertulia televisada, hecho éste que debe ser muy duro hayas hecho lo que hayas hecho.
No destruyamos a los "Neiras", a esos hombres que luchan contra la violencia de género, no destruyamos a esos hombres que impiden y ayudan a todas las mujeres, que ayudan en las calles y en las casas. Si nosotros, los hombres no nos implicamos, no erradicaremos esta lacra que tanto daño hace a nuestra sociedad, no podremos arrinconar a los violentos. ¡Los violentos donde mejor están son en soledad!

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