miércoles, 5 de octubre de 2011

LA HISTORIA DE UN PROFESOR

Esto que voy a contaros parece un cuento, pero no lo es. Parece algo increíble, pero no, tampoco lo es. Es la historia de un profesor, de uno cualquiera, como también podría ser de una profesora, porque para esto no
hay distinción de sexos. Es la triste realidad de hoy y la verguenza de un mañana, que afectará notablemente a la educación de nuestros hijos y descendientes.


“Cuando pases por mi lado y sientas compasión por mi estado, no lo hagas, no por favor. Simplemente, salúdame con discreción y sigue tu camino. Yo he llegado a esto, porque, algunos teníamos que hacerlo. No todo va a ser días de vino y rosas. Y si algún día pedí perdón por serlo, hoy puedo sentarme tranquilo a la sombra de mi árbol, con mis deberes hechos y con la conciencia limpia de mis obligaciones.
Me acusaron de vago, de indolente, de tener más vacaciones que nadie, de ganar grandes sueldos y pagas extras, en fin, de tantas cosas me acusaron que apenas si me acuerdo de aquellas que más suenan en los foros de los bares y cafeterías.
Mientras todo esto se fraguaba en los ambientes y los parlamentarios de baretos esperaban la salida de sus vástagos, muchos de los profesores golfos, bien pagados, vacacionados en exceso y que no dan un palo al agua si los matan, se veían acorralados por estas criaturas indefensas, golpeados, escupidos, escarniados y muchas cosas más, bajo la atenta grabadora del móvil, que después quedaba colgada de internet, como quien exhibe un trofeo de caza.

Después de beneficiarse casi a diario de todas estas bienaventuranzas, el golfo y bien pagado profesor, se marchaba a su casa feliz, con la sonrisa en los labios y con un hermoso paquete de ejercicios, pruebas, cuadernos y clases a preparar para el día siguiente, dispuesto de nuevo, mientras los demás se tomaban su merecido descanso, porque él, lógicamente, no tenía derecho al mismo. Era un profesor.
En resumidas cuentas, que lo de las 37 horas y media, era un sueño inalcanzable y algunos, ya se hubieran conformado con las cuarenta, horas, que no en bastos.

Ahora resulta que la dicotomía está patente en las cabezas pensantes de nuestro Gobierno, ¿o cabezones podemos decir?.. Porque una de dos, o sobran profesores o faltan horas o a lo mejor es al revés, que faltan profesores y sobran horas... ¡vaya lío que han montado! Así que, como siempre, la solución es bien sencilla: ¡que lo paguen los golfos, los bien pagados, los mejores vacacionados del mundo!... ¡a quitar profesores! total varios miles más de parados no se van a notar...

Es curioso, cuando los que mandan se gastan las perras del pueblo, los primeros que arriman el hombro y vacían sus bolsillos son los funcionarios de la enseñanza, que para eso están controlados y luego vas y te jubilan y se pasas todos los años, mientras dura la jubilación, con la amenaza en forma de espada de Damocles, con las dichosas incompatibilidades.
Pero claro, ellos se jubilan con varias direcciones y subdirecciones generales, asesorías de tal y cual y demás prebendas, porque para ellos, las incompatibilidades, no existen.¡eso es cosa de tontos!...¿Además, como van a vivir estos señoritos con una pensión?....¡es impensable!

Me hizo gracia, porque me había sentado aquí, junto a la fuente de la plaza, en uno de estos desconchados bancos, cansado de mi paseo, porque, la verdad, ya uno con los años, ha de cuidar los tirones y eso que llaman artrosis, y vi pasar un grupo de estudiantes que salían de algún colegio cercano y gritaban coreando casi al unísono: ¡el desgraciado de mates, como siga así lo dejamos sin coche!..¡es un cabrón, este año no se escapa!..¡que lo echen con los que sobran!...
Y puse cara de tonto, porque aquellos no eran chiquitos normales, aquello eran fieras mutantes del X-Man y dicen que a los profesores se nos nota en el aspecto, lo que me faltaba.”

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