martes, 7 de febrero de 2012

EL JUEZ GARZÓN

Es curioso observar el gran ejercicio de hipocresía que están realizando los medios y colectivos que apoyan al juez Garzón. De las tres causas abiertas: Escuchas a los abogados de la trama Gurtel; asumir competencias que no le correspondían en la investigación de los crímenes del franquismo y cohecho impropio en los cursos de la Universidad de Nueva York, dan un sesgo diferente a cada una de ellas.

En la referente al caso de las escuchas, no analizan si, al no tratarse de un caso de terrorismo, estaba legitimado para intervenir conversaciones entre acusados y sus abogados, toda su defensa se basa en decir que es una maniobra política del PP por atreverse a investigar su financiación irregular. En el caso del franquismo, no buscan saber si tenía o no competencia para asumir este caso, lo quieren envolver en el mensaje de que Garzón buscaba hacer justicia con los familiares de las víctimas que fueron asesinadas y enterradas, que yo sepa no hay nadie que esté en contra de que cada familiar encuentre a sus seres queridos y les dé la sepultura que estime conveniente, no es la justicia sino el Gobierno el que debe ayudar a que se encuentren a esas víctimas.

En el tercer caso ya lo tienen más difícil, no es normal que un juez se dirija a varias de las más importantes empresas españolas para pedirles que subvencionen unos cursos que se van a dar en la Universidad de Nueva York, y que a su vez ese mismo juez sea el que va a impartir los cursos y recibir por ello una compensación económica, con el agravante de que posteriormente tuvo que intervenir en una causa contra una de las empresas que financió los cursos y no se abstuvo, en este caso, no les queda más remedio a sus defensores que apelar a la envidia de sus colegas. Yo pienso que Garzón es un buen juez y que ha tenido la valentía de llegar donde otros no se han atrevido, pero eso no le da carta blanca para intentar hacer justicia sin cumplir estrictamente la ley. Se dirá que otros jueces también lo hacen, pero eso no invalida que la actuación de Garzón no ha sido todo lo ortodoxa que debiera.

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