lunes, 7 de abril de 2008

A TODA PRISA

Acaso el defecto más notorio de muchos de nosotros, es ir tan aprisa que no podemos detenernos a mirar, a respirar, a sentir la vida infinita que se refleja en cada detalle, en cada pequeño guijarro, en cada extraña flor. Es preciso un descanso para meditar, para tomar aire.
A toda prisa se llega también al destino, pero una vez allí hay que regresar de nuevo, desandar los pasos, para encontrarle sentido a la aventura. Lo prematuro pasa pronto, el paso del tiempo no es tan fugaz en lo que dura.
Para seguir escribiendo hay que arder, volverse brasa y cenizas y esperar que esas cenizas se las lleve la brisa, para que un día cualquiera la simple luz de una luciérnaga vuelva a encender los dormidos carbones.
Amando el principio y el fin, sin cambiar para nada las cosas que ya existen, rosas, sonrisas, labios encendidos, ansias de verdad, estrellas fugaces. Encontrar ese gratísimo lugar, propicio para escuchar nuestras voces, sencillas pero... tan gratamente humanas!.

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