Y cerraré los ojos, para siempre algún día.
Y habrá noches de estrellas que ya nunca he de ver.
Y cantará otra boca lo que cantó la mía,
cuando pasan las nubes en el atardecer.
Y habrá polvo en los bordes de las copa vacía.
donde exalté mi ensueño y aturdí mi placer.
Y en las tardes de otoño lloverá todavía,
para que otro hombre triste recuerde a otra mujer.
Todo será lo mismo y la vez diferente.
Habrá rosas y besos naciendo dulcemente
y un niño sin infancia caminando hacía el mar…
Y yo seré la sombra de un viajero tardío
que quiso ser el cauce donde pasara un río,
y fue sólo una nube que no volvió a pasar
Soy el resultado de mi día a día, de mis sentimientos, de mis emociones. Soy el resultado de mi dolor, de mis alegrías, de mis angustias y de mis melancolías. En mi etapa laboral he vivido poco, he amado demasiado y he sufrido todo lo que he amado.
domingo, 30 de enero de 2011
martes, 18 de enero de 2011
PUEDE SER EN OTOÑO. PUEDE SER EN VERANO.
Donde quiera en las noches se abrirá una ventana
o una puerta cualquiera de una calle lejana,
no importa dónde ni cuándo, puede ser donde quiera:
ni menos en otoño, ni más en primavera.
Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer,
un hombre enloquecido, besará a una mujer.
Tal vez nadie lo sepa; como tal vez un día
todos irán sabiendo lo que nadie sabía.
Y para los amantes, su amor desesperado,
podrá ser un delito, pero nunca un pecado.
Por eso el amor pasa por las calles desiertas,
y es como un viento loco que quiere abrir sus puertas.
Bien saben los amantes que hay caricias que son;
no una simple caricia, sino una posesión.
Y que un beso, uno sólo, puede más que el olvido,
si se juntan dos bocas en un beso prohibido.
¡No! Un gran amor no es grande por lo mucho que dura
si se parece a un árbol: reseco en la llanura.
Y los amantes, saben, que sin querer, siquiera,
hay un amor que crece como una enredadera.
Es natural que el agua de un estanque sombrío,
sueñe en sus largas noches con el sueño de un río.
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve,
será porque es la lluvia condenada a ser nieve.
Es natural que un día comprendan, los amantes,
que no hay nunca sin siempre, que no hay después sin antes.
Y así brota en el alma la rebelión de un sueño,
que como un perro arisco que le gruñe a su dueño.
El amor… Esa estrella de una sombra infinita,
aunque muera cien veces, cien veces resucita.
Y suele ser un niño de manos milagrosas,
que rompe las cadenas y hace nacer las rosas.
Ya no habrá días turbios. Ya no habrá noches malas,
si hay un amor secreto que nos presta sus alas.
Y el corazón renace con renovada fe,
igual que los rosales, que no saben por qué.
Donde quiera, en las noches, puede abrirse una puerta,
pero… tan suavemente, que nadie se despierta.
Puede ser en otoño. Puede ser en verano.
Una mujer, un hombre y un oscuro aposento:
Y allá fuera, en la calle, sigue pasando el viento.
Y si en la noche hay algo queriendo amanecer,
es simplemente un hombre, que besa a una mujer.
o una puerta cualquiera de una calle lejana,
no importa dónde ni cuándo, puede ser donde quiera:
ni menos en otoño, ni más en primavera.
Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer,
un hombre enloquecido, besará a una mujer.
Tal vez nadie lo sepa; como tal vez un día
todos irán sabiendo lo que nadie sabía.
Y para los amantes, su amor desesperado,
podrá ser un delito, pero nunca un pecado.
Por eso el amor pasa por las calles desiertas,
y es como un viento loco que quiere abrir sus puertas.
Bien saben los amantes que hay caricias que son;
no una simple caricia, sino una posesión.
Y que un beso, uno sólo, puede más que el olvido,
si se juntan dos bocas en un beso prohibido.
¡No! Un gran amor no es grande por lo mucho que dura
si se parece a un árbol: reseco en la llanura.
Y los amantes, saben, que sin querer, siquiera,
hay un amor que crece como una enredadera.
Es natural que el agua de un estanque sombrío,
sueñe en sus largas noches con el sueño de un río.
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve,
será porque es la lluvia condenada a ser nieve.
Es natural que un día comprendan, los amantes,
que no hay nunca sin siempre, que no hay después sin antes.
Y así brota en el alma la rebelión de un sueño,
que como un perro arisco que le gruñe a su dueño.
El amor… Esa estrella de una sombra infinita,
aunque muera cien veces, cien veces resucita.
Y suele ser un niño de manos milagrosas,
que rompe las cadenas y hace nacer las rosas.
Ya no habrá días turbios. Ya no habrá noches malas,
si hay un amor secreto que nos presta sus alas.
Y el corazón renace con renovada fe,
igual que los rosales, que no saben por qué.
Donde quiera, en las noches, puede abrirse una puerta,
pero… tan suavemente, que nadie se despierta.
Puede ser en otoño. Puede ser en verano.
Una mujer, un hombre y un oscuro aposento:
Y allá fuera, en la calle, sigue pasando el viento.
Y si en la noche hay algo queriendo amanecer,
es simplemente un hombre, que besa a una mujer.
martes, 4 de enero de 2011
CUENTO DE NAVIDAD
Había un país cuyo Rey se elegía por votación popular de sus ciudadanos. Un joven abogado, simpático y bien parecido, decidió presentarse como candidato, como no era muy conocido, buscó la ayuda de Alfredo Rasputín y José Lenguaraz para que le hicieran la campaña electoral. Fue una sorpresa, pero el novato José Luis fue proclamado Rey, con el nombre de Zapatero El Grande. Como era un hombre de talante y agradecido, decidió bajar los impuestos a pobres y ricos, y consciente de sus escasos conocimientos en las tareas de gobierno, dejó las cuentas del Estado en manos del Duque Solbes, la seguridad en manos del Monje Rasputín, la organización la encargó a Blanco, Barón de Lugo , y puso a la Marquesa De la Vega como apaga fuegos, mientras él se dedicaba a cuestiones mas etéreas como Alianza de Civilizaciones, memoria histórica, matrimonios gays y cosas por el estilo.
La cosa funcionó bien, hasta el punto de que aunque los ciudadanos vieron que en materia internacional metía constantemente la pata y era ninguneado por los estadistas extranjeros, no tuvo inconveniente en volver a elegirlo como Rey en la segunda vez que se presentó. A partir de aquí empezaron los problemas de Zapatero, resulta que se había declarado una epidemia mundial, y cuando la mayoría de países empezaron a tomar medidas, Zapatero seguía con su talante y repartió 400 euros a cada ciudadano y 2.500 por cada bebe que viniera al mundo, cuando su pueblo empezó a no tener trabajo, él se inventó una solución, asfaltar los caminos reales, esa ocurrencia costó una millonada y dejó las arcas del Estado casi vacías, y cuando acabaron los trabajos había más gente en el paro, eso sí podían tomar el sol en unas plazas relucientes.
Las cosas no mejoraban, y de repente unos «malvados mercados» se empeñaron en hundir al país, Zapatero asustado pidió ayuda a sus amigos europeos , y éstos le dijeron «tú has hecho creer a tus súbditos que podían vivir como ricos, cuando en realidad sois un país de segunda fila, así que empieza a poner orden en tu casa», ante esto, Zapatero empezó a congelar pensiones, reducir el sueldo de los funcionarios, retirar el regalo de los 400 euros y el cheque bebé, pero los malvados no tenían bastante, y subió el IVA, aplazó la edad de jubilación, subió el precio de la luz y el butano y ya desesperado suprimió la paga de 426 euros que cobraban los parados a los que se les acababa el subsidio.
De nada sirvió, las cosas siguieron igual y en las siguientes elecciones, un señor que vivió toda la crisis tumbado en un sofá fumándose un puro y sin aportar nada, las ganó y pasó a convertirse en Rey con el nombre de Mariano El Tranquilo.
Hoy, Zapatero El Grande se encuentra en una isla escribiendo sus memorias y piensa «que hubiera pasado si yo hubiese creado un impuesto para los bancos y grandes fortunas, si hubiese subido el IRPF a los que ganan mas de 60.000 euros, si hubiese subido un 10% el IVA a los artículos de lujo, si hubiese obligado a pagar parte de la sanidad y educación que reciben a los que tienen rentas elevadas, si hubiese reimplantado el impuesto sobre el patrimonio, si hubiese restablecido el impuesto de sucesiones». Nunca lo sabrá.
La cosa funcionó bien, hasta el punto de que aunque los ciudadanos vieron que en materia internacional metía constantemente la pata y era ninguneado por los estadistas extranjeros, no tuvo inconveniente en volver a elegirlo como Rey en la segunda vez que se presentó. A partir de aquí empezaron los problemas de Zapatero, resulta que se había declarado una epidemia mundial, y cuando la mayoría de países empezaron a tomar medidas, Zapatero seguía con su talante y repartió 400 euros a cada ciudadano y 2.500 por cada bebe que viniera al mundo, cuando su pueblo empezó a no tener trabajo, él se inventó una solución, asfaltar los caminos reales, esa ocurrencia costó una millonada y dejó las arcas del Estado casi vacías, y cuando acabaron los trabajos había más gente en el paro, eso sí podían tomar el sol en unas plazas relucientes.
Las cosas no mejoraban, y de repente unos «malvados mercados» se empeñaron en hundir al país, Zapatero asustado pidió ayuda a sus amigos europeos , y éstos le dijeron «tú has hecho creer a tus súbditos que podían vivir como ricos, cuando en realidad sois un país de segunda fila, así que empieza a poner orden en tu casa», ante esto, Zapatero empezó a congelar pensiones, reducir el sueldo de los funcionarios, retirar el regalo de los 400 euros y el cheque bebé, pero los malvados no tenían bastante, y subió el IVA, aplazó la edad de jubilación, subió el precio de la luz y el butano y ya desesperado suprimió la paga de 426 euros que cobraban los parados a los que se les acababa el subsidio.
De nada sirvió, las cosas siguieron igual y en las siguientes elecciones, un señor que vivió toda la crisis tumbado en un sofá fumándose un puro y sin aportar nada, las ganó y pasó a convertirse en Rey con el nombre de Mariano El Tranquilo.
Hoy, Zapatero El Grande se encuentra en una isla escribiendo sus memorias y piensa «que hubiera pasado si yo hubiese creado un impuesto para los bancos y grandes fortunas, si hubiese subido el IRPF a los que ganan mas de 60.000 euros, si hubiese subido un 10% el IVA a los artículos de lujo, si hubiese obligado a pagar parte de la sanidad y educación que reciben a los que tienen rentas elevadas, si hubiese reimplantado el impuesto sobre el patrimonio, si hubiese restablecido el impuesto de sucesiones». Nunca lo sabrá.
lunes, 3 de enero de 2011
¡¡¡FELIZ 2011!!!
Cada año, cuando llegan estos días, los medios de comunicación se llenan de resúmenes de acontecimientos pasados, repasos de sucesos vividos, recuerdos a las personas que se fueron, detalles de momentos que se olvidan... Cada año, por estas fechas, a todos nos abraza esa tristeza crepuscular que nos invita a recuperar el ayer, esa juventud que se nos agota (a pesar de tener ya sesenta y cuatro años), esas páginas que ya fueron arrancadas del libro de nuestras vidas.
Sin embargo, también es importante pensar en lo que viene, en este año 2011 que es ya una realidad. Es el momento de empezar a rayar este impoluto calendario que cuelga ahora inmaculado en las cocinas. Ha llegado la hora de abrirse camino a través de unas nuevas cincuenta y dos semanas.
A 2011 le pido trabajo y salud para todos, trabajadores o empresarios, para que unos y otros vean cumplidos sus propósitos de futuro y esperanza en el mañana. A 2011 le pido que siempre tengan un hombro sobre el que llorar sus penas, unos brazos que estrechar, unos besos a los que acudir cada noche, alguien con quien entrechocar unas copas llenadas de ilusión. Le pido que se acabe la soledad, y sobre todo esa soledad que sienten quienes están continuamente rodeados, quienes al llegar a casa no tienen más compañía que el sonido de la televisión. A este 2011 le pido que encuentren el amor verdadero, y a los que tenemos la suerte de conocerlo, le pido que nos dé las fuerzas para conservarlo.
A 2011 le pido una melodía constante de sonrisas al aire, sonrisas infantiles o adultas, risas echadas al viento que dejen volar la imaginación y se lleven las desgracias.
A 2011 le pido que recuperen la salud los que están enfermos, que nos den tregua a los que tanto conocemos los hospitales, que se nos permita vivir en paz y en armonía, que no nos sobresalten con más pruebas, ya que el vaso está casi lleno y una gota más quizá, lo rebosaría.
Al año que ha entrado le deseo que sepa dar respeto y comprensión por las opiniones ajenas, por las palabras que no nos gustan, para que así políticos y no políticos, todos en general, consigamos respirar hondo y tragar saliva antes de actuar. 2011 será un año difícil: hagámoslo más llevadero dejando a un lado la crispación reinante.
Únicamente de nosotros depende la actitud con la que afrontamos este nuevo año. Son 365 días que debemos vivir con la intensidad que se merecen. Cada amanecer nos brinda una nueva oportunidad de progreso y esperanza. Cada madrugada nos esperan miles de estrellas en el cielo. Cada noche, todos nuestros sueños han de ser motor del mundo.
Todos podemos hacer que los hijos de nuestros nietos, niños y niñas que aún esperan nacer en los vientres del futuro, estén orgullosos de nosotros. Es tarea de todos. Cada día forjamos la herencia de esos jóvenes. Vivamos 2011 para darles lo mejor. Así os lo deseo a vosotros. De todo corazón.
Sin embargo, también es importante pensar en lo que viene, en este año 2011 que es ya una realidad. Es el momento de empezar a rayar este impoluto calendario que cuelga ahora inmaculado en las cocinas. Ha llegado la hora de abrirse camino a través de unas nuevas cincuenta y dos semanas.
A 2011 le pido trabajo y salud para todos, trabajadores o empresarios, para que unos y otros vean cumplidos sus propósitos de futuro y esperanza en el mañana. A 2011 le pido que siempre tengan un hombro sobre el que llorar sus penas, unos brazos que estrechar, unos besos a los que acudir cada noche, alguien con quien entrechocar unas copas llenadas de ilusión. Le pido que se acabe la soledad, y sobre todo esa soledad que sienten quienes están continuamente rodeados, quienes al llegar a casa no tienen más compañía que el sonido de la televisión. A este 2011 le pido que encuentren el amor verdadero, y a los que tenemos la suerte de conocerlo, le pido que nos dé las fuerzas para conservarlo.
A 2011 le pido una melodía constante de sonrisas al aire, sonrisas infantiles o adultas, risas echadas al viento que dejen volar la imaginación y se lleven las desgracias.
A 2011 le pido que recuperen la salud los que están enfermos, que nos den tregua a los que tanto conocemos los hospitales, que se nos permita vivir en paz y en armonía, que no nos sobresalten con más pruebas, ya que el vaso está casi lleno y una gota más quizá, lo rebosaría.
Al año que ha entrado le deseo que sepa dar respeto y comprensión por las opiniones ajenas, por las palabras que no nos gustan, para que así políticos y no políticos, todos en general, consigamos respirar hondo y tragar saliva antes de actuar. 2011 será un año difícil: hagámoslo más llevadero dejando a un lado la crispación reinante.
Únicamente de nosotros depende la actitud con la que afrontamos este nuevo año. Son 365 días que debemos vivir con la intensidad que se merecen. Cada amanecer nos brinda una nueva oportunidad de progreso y esperanza. Cada madrugada nos esperan miles de estrellas en el cielo. Cada noche, todos nuestros sueños han de ser motor del mundo.
Todos podemos hacer que los hijos de nuestros nietos, niños y niñas que aún esperan nacer en los vientres del futuro, estén orgullosos de nosotros. Es tarea de todos. Cada día forjamos la herencia de esos jóvenes. Vivamos 2011 para darles lo mejor. Así os lo deseo a vosotros. De todo corazón.
jueves, 16 de diciembre de 2010
A ENRIQUE MORENTE
Acallada la voz y el canto yerto. Granada llora la pérdida inminente de Enrique Morente y lloran los claveles rojos lágrimas de sangre. Se trunca el cante y el flamenco fenece en la laringe prodigiosa de este cantaor, que abandona las notas más jondas. Las palmas enmudecen al tiempo que su boca, y el llanto de las cuerdas de guitarra inundan los tablaos donde hizo escuela. Un coro de ángeles gitanos entonan un Aleluya a la entrada del cielo, con acordes de fandango y seguiriyas, de tarantos y soleares reciben al maestro. Morente se emociona y arranca por bulerías, mientras los corazones rotos de sus gentes, permanecen en carne viva; no hay apósito que pare la hemorragia del cante de Andalucía. Silenciosos y brunos por la pena... se sucederán tres días de luto.
Como amante del cante flamenco, le escribo entristecido mi elegía. Es tan sólo un hasta luego, prometo visitarle en esa feria... de la que todos tarde o temprano, seremos partícipes. ¡Que Dios le bendiga!
Como amante del cante flamenco, le escribo entristecido mi elegía. Es tan sólo un hasta luego, prometo visitarle en esa feria... de la que todos tarde o temprano, seremos partícipes. ¡Que Dios le bendiga!
lunes, 13 de diciembre de 2010
QUIEN PROVIENE DE QUIEN?
Recientemente se pudo ver en televisión cómo un adolescente introducía un gatito en una caja de cartón, y entre carcajadas, le propinaba una patada, rompiéndole el espinazo. Mientras el gatito agonizaba de dolor en el pavimento, los verdugos celebraban a carcajada limpia su «hazaña». La conciencia, el alma, no tiene que estar muy sujeta a la teoría evolutiva... si fuera así, ahora mismo el mundo sería un paraíso. El panorama actual es desolador, los nuevos brotes generacionales, la crema futura del país «evoluciona» entre botellones y vomiteras, hostigando a profesores en los centros educativos, formándose entre los porros y las drogas de diseño, colgando ufanos sus peleas por internet, mientras que el resto pasivo y resignado, confía quizás en que la evolución pondrá a cada uno en su sitio...
Creen los simios que son la cúpula de la evolución, simplemente porque alcanzan las ramas más altas. Darwin, criado en una sociedad disciplinada, pensó que el hombre provenía del mono. Si hubiera sido compañero de siglo, constataría que es justo lo contrario. Lo veo constantemente, pienso que vivo en el reino de los simios, y quisiera algún día despertarme, y sentirme de nuevo en el mundo de los hombres.
Creen los simios que son la cúpula de la evolución, simplemente porque alcanzan las ramas más altas. Darwin, criado en una sociedad disciplinada, pensó que el hombre provenía del mono. Si hubiera sido compañero de siglo, constataría que es justo lo contrario. Lo veo constantemente, pienso que vivo en el reino de los simios, y quisiera algún día despertarme, y sentirme de nuevo en el mundo de los hombres.
jueves, 9 de diciembre de 2010
EL CONTROL A LOS CONTROLADORES.
Si España fuera Japón, el ministro de Fomento se llamaría Blankiyaqui y se habría hecho el hara kiri por no poder soportar la vergüenza de ver el caos que se ha producido en un asunto de su directa responsabilidad. Si el jefe de personal de una empresa llevase diez meses negociando con un reducido grupo de empleados y al final estos le montasen una huelga salvaje que hiciera perder millones a la empresa, el jefe de personal estaría en la cola del paro.
Como el señor Blanco ni es japonés (aunque se le da un aire), ni trabaja en la empresa privada, anda sacando pecho por lo bien que ha resuelto el conflicto, y con él todo el Gobierno. Realmente el estado de alarma ha conseguido alarmarme. Creo que es lo más grave que ha pasado en España desde los atentados de los trenes. Se ha utilizado el Ejército, la Policía y la Guardia Civil para reducir a un grupito de controladores y controladoras («por qué cuando se nombra a este colectivo nunca se usa el femenino»), suprimiendo derechos fundamentales.
¿De verdad no tenía el Estado otros medios para resolver el pulso que les plantea una banda de insolidarios desquiciados? Ahora nos amenazan con prolongar el estado de alarma. Miedo me da. ¿Quién controlará a los que controlan a los controladores y controladoras?
Como el señor Blanco ni es japonés (aunque se le da un aire), ni trabaja en la empresa privada, anda sacando pecho por lo bien que ha resuelto el conflicto, y con él todo el Gobierno. Realmente el estado de alarma ha conseguido alarmarme. Creo que es lo más grave que ha pasado en España desde los atentados de los trenes. Se ha utilizado el Ejército, la Policía y la Guardia Civil para reducir a un grupito de controladores y controladoras («por qué cuando se nombra a este colectivo nunca se usa el femenino»), suprimiendo derechos fundamentales.
¿De verdad no tenía el Estado otros medios para resolver el pulso que les plantea una banda de insolidarios desquiciados? Ahora nos amenazan con prolongar el estado de alarma. Miedo me da. ¿Quién controlará a los que controlan a los controladores y controladoras?
martes, 7 de diciembre de 2010
FAMILIA QUE VIAJA, FAMILIA FELIZ.
A ver si lo cuento bien. Currante de mediana edad, con un miserable sueldo de risa que apenas cubre hipoteca, recibos y comida y dos hijos pequeños que le comen por los pies. Se sobrevive de milagro en la casa, penando más que disfrutando, y este año, con la bajada de sueldo a los funcionarios,con la crisis económica de la que siempre estamos saliendo y en la que nunca estamos fuera, en un momento de irresponsable euforia promete, sin poder, que toda la familia, los cuatro, se van a Eurodisney. El despiporre.
Los niños locos de ilusión, y los padres a sumar y restar para ver de dónde sale la aventura. Ahorrar no se puede, siempre surge un quítame por algún sitio. Así que, a morir al banco, a ampliar el crédito o a rascar prestado. Se busca la oferta más económica, la más asequible, viaja hoy y paga en seis meses, un tres por cuatro, los niños gratis el avión, desayuno sólo y ya comeremos lo que sea. A muerte. Ya es la fecha. Un puente glorioso, las maletas preparadas y al aeropuerto. Los chiquillos nerviosos ante la posibilidad de conocer al ratón macrosómico y su colega el pato puñetero, y los adultos pensando en el presupuesto para comidas y cenas, además de en el frío que se ha desatado feroz en París.
Hora de embarcar. Todos al avión... Se supone. Porque va a ser que no. Suspendido el vuelo. Gente que cobra diez veces lo del viajero puteado (¿se puede decir puteado?) decide dejarles en tierra. El estrés les lleva locos. El estrés y también que les quitan prebendas casi feudales. Así que, los señoritos se ponen de huelga sin avisar y joden (¿se puede decir joden?) a todo bicho viviente, ocasionando la ruina de más de uno y destruyendo derechos, ilusiones y economía de pequeños y de los insignificantes trabajadores que sólo pretendían evadirse unos días de la realidad ¡Y sin considerar el daño colosal infringido a la imagen de un país que no anda por sus mejores momentos! Privilegiados que han chantajeado al país, y que deben de pagar por ello.
La defensa de los propios intereses es legítima para cualquier colectivo, pero hay formas de actuar que son de obligado respeto si se desea ser un elemento más en la estructura social. Los derechos dejan de ser tales cuando impiden el ejercicio de los de los demás. Los controladores han abusado de su privilegiada condición y han cometido un delito contra la sociedad a la que en teoría pertenecen. Tienen que asumir su culpa y cumplir con el castigo que la justicia imponga. Sin más.
Los niños locos de ilusión, y los padres a sumar y restar para ver de dónde sale la aventura. Ahorrar no se puede, siempre surge un quítame por algún sitio. Así que, a morir al banco, a ampliar el crédito o a rascar prestado. Se busca la oferta más económica, la más asequible, viaja hoy y paga en seis meses, un tres por cuatro, los niños gratis el avión, desayuno sólo y ya comeremos lo que sea. A muerte. Ya es la fecha. Un puente glorioso, las maletas preparadas y al aeropuerto. Los chiquillos nerviosos ante la posibilidad de conocer al ratón macrosómico y su colega el pato puñetero, y los adultos pensando en el presupuesto para comidas y cenas, además de en el frío que se ha desatado feroz en París.
Hora de embarcar. Todos al avión... Se supone. Porque va a ser que no. Suspendido el vuelo. Gente que cobra diez veces lo del viajero puteado (¿se puede decir puteado?) decide dejarles en tierra. El estrés les lleva locos. El estrés y también que les quitan prebendas casi feudales. Así que, los señoritos se ponen de huelga sin avisar y joden (¿se puede decir joden?) a todo bicho viviente, ocasionando la ruina de más de uno y destruyendo derechos, ilusiones y economía de pequeños y de los insignificantes trabajadores que sólo pretendían evadirse unos días de la realidad ¡Y sin considerar el daño colosal infringido a la imagen de un país que no anda por sus mejores momentos! Privilegiados que han chantajeado al país, y que deben de pagar por ello.
La defensa de los propios intereses es legítima para cualquier colectivo, pero hay formas de actuar que son de obligado respeto si se desea ser un elemento más en la estructura social. Los derechos dejan de ser tales cuando impiden el ejercicio de los de los demás. Los controladores han abusado de su privilegiada condición y han cometido un delito contra la sociedad a la que en teoría pertenecen. Tienen que asumir su culpa y cumplir con el castigo que la justicia imponga. Sin más.
VUELTA A EMPEZAR...?
Yo ya escribí algo sobre el tema en este blog, el 14 de Enero de éste mismo año y lo titulé como "EL PROTAGONÍSMO DE LOS CONTROLADORES". En esa ocasión, lo mismo que ahora, el tema venía a cuento por el caos que se montó a raíz de unas bajas laborales. Ahora lo han vuelto a hacer, han vuelto a dejar al país incomunicado por aire con el resto del mundo, ni podíamos volar hacía otros destinos ni el resto de destinos podía viajar en avión hacía el lugar elegido para sus cortas vacaciones, puente o simplemente por necesidad.
Y lo han vuelto a hacer amparándose en la cobardía, sin previo aviso y en las fechas más críticas del año, para hacerlo han utilizado el mismo medio que entonces, la baja por enfermedad y la indisposición “pasajera”. No han avisado a nadie de sus intenciones y han conseguido, que una vez más, nuestro país tenga notoriedad a nivel mundial y que no haga falta que hagamos publicidad de nuestras exquisiteces en materia de turismo, si luego cuando se deciden a venir no los recibimos.
El sábado pasado yo lo viví en persona. A las cinco y media de la mañana estábamos en el aeropuerto de Manises, donde acompañé a mis hijos y a unos amigos para coger un vuelo con destino a Estambul y pasar allí el puente de la Purísima. Nosotros ya habíamos escuchado el día anterior los consejos que daba AENA, sugiriéndonos “que no acudiésemos a los aeropuertos”, pero claro nuestro vuelo no era un vuelo convencional, el mismo era un vuelo charter y había posibilidades de que saliera a su hora, las siete y media. Cuando llegamos había muchísima gente en la colas de los mostradores para embarcar, y curiosamente en algunos no había ninguna señorita para atender, pero afortunadamente en el nuestro si que había, así que hicimos la pertinente cola y embarcamos sin problemas el equipaje.
En los paneles informativos muchos de los vuelos estaban cancelados, el nuestro no. Conseguimos una mesa cerca de la cafetería y después de hacer una cola de hora y media, conseguimos unos cafés con croissant. Mientras tanto la gente se iba amontonando en los pasillos y en los suelos del aeropuerto, ya no habían mesas, sillas, ni lugar donde apoyarse. La megafonía del aeropuerto anunciaba de vez en cuando los vuelos que se iban cancelando, el nuestro no. Pero curiosamente anunció tres de la compañía Ryanair con destino a Madrid, y que tenían el vuelo previsto el día anterior a las 19 horas, que saldrían ese día a las diez de la mañana. Ese anuncio lo repitieron durante bastante tiempo hasta las nueve y medía, a partir de entonces, ya no lo volvieron a anunciar, bueno si lo hicieron, a las once menos cuarto, avisaron que los pasajeros de esos tres vuelos, podían pasar por la cinta transportadora para recoger sus equipajes, los vuelos habían sido cancelados, el nuestro no.
Las horas iban pasando y el nerviosismo aumentando, nosotros dentro del problema, no lo estábamos pasando muy mal, el nuestro iba a ser un viaje de placer y estábamos en nuestra casa, teníamos mesa y viandas para comer que nos había traído mi hijo, pero había que ver al resto. Gente acumulada por todos lados perdiendo los nervios, rellenando reclamaciones e intentando que alguien les facilitara alguna información al respecto. Nadie informaba de nada a excepción de las cancelaciones, nuestro vuelo aún continuaba estando vivo y nuestras esperanzas aún intactas, a las catorce horas cancelaron el vuelo que iba detrás del nuestro al mismo destino, ahí ya empezamos a inquietarnos un poco, aunque el nuestro aún no estaba cancelado. Al final el nuestro no lo cancelaron, simplemente lo suprimieron del panel a las catorce cuarenta y cinco minutos. Y ahí si, ahí terminó nuestra aventura en el aeropuerto, esfumándose la ilusión por el viaje y con la decepción de las formas con que pasamos el primer día de nuestro puente.
Yo no se y posiblemente no esté lo suficientemente preparado, para dirimir quien tiene la culpa de todo este follón, ahora lo que si tengo claro, es quienes han sido las victimas del mismo, aquellos que estuvieron ahorrando durante mucho tiempo para hacer este viaje, aquellos que seguramente pasaron alguna necesidad y carencia para hacer este viaje, aquellos que pagaron el viaje y que ahora y sin disfrutarlo no saben si lo recuperarán y cuando. Seguro que de los millones de pasajeros afectados, ninguno cobra ni el cuarenta por cien del salario que tienen los que lo provocaron, quizá muchos incluso, tiene dificultad para llegar a fin de mes.
Ahora vuelta a empezar a todo, a trabajar, a ahorrar y quien sabe si un día…
Y lo han vuelto a hacer amparándose en la cobardía, sin previo aviso y en las fechas más críticas del año, para hacerlo han utilizado el mismo medio que entonces, la baja por enfermedad y la indisposición “pasajera”. No han avisado a nadie de sus intenciones y han conseguido, que una vez más, nuestro país tenga notoriedad a nivel mundial y que no haga falta que hagamos publicidad de nuestras exquisiteces en materia de turismo, si luego cuando se deciden a venir no los recibimos.
El sábado pasado yo lo viví en persona. A las cinco y media de la mañana estábamos en el aeropuerto de Manises, donde acompañé a mis hijos y a unos amigos para coger un vuelo con destino a Estambul y pasar allí el puente de la Purísima. Nosotros ya habíamos escuchado el día anterior los consejos que daba AENA, sugiriéndonos “que no acudiésemos a los aeropuertos”, pero claro nuestro vuelo no era un vuelo convencional, el mismo era un vuelo charter y había posibilidades de que saliera a su hora, las siete y media. Cuando llegamos había muchísima gente en la colas de los mostradores para embarcar, y curiosamente en algunos no había ninguna señorita para atender, pero afortunadamente en el nuestro si que había, así que hicimos la pertinente cola y embarcamos sin problemas el equipaje.
En los paneles informativos muchos de los vuelos estaban cancelados, el nuestro no. Conseguimos una mesa cerca de la cafetería y después de hacer una cola de hora y media, conseguimos unos cafés con croissant. Mientras tanto la gente se iba amontonando en los pasillos y en los suelos del aeropuerto, ya no habían mesas, sillas, ni lugar donde apoyarse. La megafonía del aeropuerto anunciaba de vez en cuando los vuelos que se iban cancelando, el nuestro no. Pero curiosamente anunció tres de la compañía Ryanair con destino a Madrid, y que tenían el vuelo previsto el día anterior a las 19 horas, que saldrían ese día a las diez de la mañana. Ese anuncio lo repitieron durante bastante tiempo hasta las nueve y medía, a partir de entonces, ya no lo volvieron a anunciar, bueno si lo hicieron, a las once menos cuarto, avisaron que los pasajeros de esos tres vuelos, podían pasar por la cinta transportadora para recoger sus equipajes, los vuelos habían sido cancelados, el nuestro no.
Las horas iban pasando y el nerviosismo aumentando, nosotros dentro del problema, no lo estábamos pasando muy mal, el nuestro iba a ser un viaje de placer y estábamos en nuestra casa, teníamos mesa y viandas para comer que nos había traído mi hijo, pero había que ver al resto. Gente acumulada por todos lados perdiendo los nervios, rellenando reclamaciones e intentando que alguien les facilitara alguna información al respecto. Nadie informaba de nada a excepción de las cancelaciones, nuestro vuelo aún continuaba estando vivo y nuestras esperanzas aún intactas, a las catorce horas cancelaron el vuelo que iba detrás del nuestro al mismo destino, ahí ya empezamos a inquietarnos un poco, aunque el nuestro aún no estaba cancelado. Al final el nuestro no lo cancelaron, simplemente lo suprimieron del panel a las catorce cuarenta y cinco minutos. Y ahí si, ahí terminó nuestra aventura en el aeropuerto, esfumándose la ilusión por el viaje y con la decepción de las formas con que pasamos el primer día de nuestro puente.
Yo no se y posiblemente no esté lo suficientemente preparado, para dirimir quien tiene la culpa de todo este follón, ahora lo que si tengo claro, es quienes han sido las victimas del mismo, aquellos que estuvieron ahorrando durante mucho tiempo para hacer este viaje, aquellos que seguramente pasaron alguna necesidad y carencia para hacer este viaje, aquellos que pagaron el viaje y que ahora y sin disfrutarlo no saben si lo recuperarán y cuando. Seguro que de los millones de pasajeros afectados, ninguno cobra ni el cuarenta por cien del salario que tienen los que lo provocaron, quizá muchos incluso, tiene dificultad para llegar a fin de mes.
Ahora vuelta a empezar a todo, a trabajar, a ahorrar y quien sabe si un día…
sábado, 27 de noviembre de 2010
NO VIVAS DEL PASADO.
¿Para qué vivir del pasado
si no puedes modificarlo?
El ayer, hoy ya es anticuado,
¿de qué vale recordarlo?
No puedes cambiar tu pasado
pero sí puedes cambiar tu futuro.
Si antes te has equivocado,
cámbiate al camino seguro.
De decisiones que has tomado
deberás hacerte cargo.
Si quizá lo perdiste todo,
piensa en lo que has ganado.
Quizás no puedas recuperarlo,
pero la experiencia ha quedado.
Valora lo mucho que aprendiste.
Y si estás vivo, te quedó algo.
No puedes regresar al pasado
pero hoy viajas al futuro,
podrás cambiar lo que vendrá,
pero regresar... mucho lo dudo.
Si lo que viene es confuso
deja tus miedos anclados.
Navega hacia un buen rumbo,
de océanos inexplorados.
No podrás volver atrás.
No pases la vida añorando.
La arena de tu reloj
ya ha caído del otro lado.
Si recuerdos superan proyectos
es que la vejez te ha llegado.
Mira adelante, no atrás.
Pues lo pasado ya es pasado.
si no puedes modificarlo?
El ayer, hoy ya es anticuado,
¿de qué vale recordarlo?
No puedes cambiar tu pasado
pero sí puedes cambiar tu futuro.
Si antes te has equivocado,
cámbiate al camino seguro.
De decisiones que has tomado
deberás hacerte cargo.
Si quizá lo perdiste todo,
piensa en lo que has ganado.
Quizás no puedas recuperarlo,
pero la experiencia ha quedado.
Valora lo mucho que aprendiste.
Y si estás vivo, te quedó algo.
No puedes regresar al pasado
pero hoy viajas al futuro,
podrás cambiar lo que vendrá,
pero regresar... mucho lo dudo.
Si lo que viene es confuso
deja tus miedos anclados.
Navega hacia un buen rumbo,
de océanos inexplorados.
No podrás volver atrás.
No pases la vida añorando.
La arena de tu reloj
ya ha caído del otro lado.
Si recuerdos superan proyectos
es que la vejez te ha llegado.
Mira adelante, no atrás.
Pues lo pasado ya es pasado.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
OTRA VIOLENCIA DE GÉNERO Y YA VAN...
Antes de matarla, la amenazó...Con matarla. Antes de eso le dio mil palizas. Eso fue antes. Mucho antes le dio un puñetazo, y antes un tortazo de nada. Antes la había amenazado con el puño y antes había golpeado la pared como si la pared fuera ella. Antes había dado un millón de gritos, y antes la insultó delante de los niños. Pero antes pasaron más cosas". "Antes le dijo: ¿quién te crees que eres? y antes de eso, pareces tonta y antes ni se fijó en que ella lloraba. Eso fue antes. Antes. Antes. Porque antes hubo tantas cosas... ¿Alguna vez te has preguntado en qué momento un hombre deja de ser hombre?"
Esta es una de las ideas básicas contra los malos tratos a mujeres del Instituto de la Mujer.
Este año asistimos a un triste escenario: la mayoría de las mujeres asesinadas no habían denunciado a sus maltratadores y, por tanto, no habían podido ser protegidas. El silencio es el mejor cómplice de los maltratadores porque les proporciona la total impunidad y una amplia libertad para cometer sus brutales actos. Por ello es tan importante la denuncia de los agresores.
En todas las experiencias que he leído y escuchado de mujeres maltratadas que se atrevieron a denunciarlos cuentan, se ve, se nota el miedo, la soledad de ese momento.
"Mi marido me pega lo normal", es el título de un libro del forense Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género. Lorente expone las causas habituales del maltrato del hombre a su mujer ("no tener preparada la comida", "llevarle la contraria", "no estar en casa cuando él llegó o llamó", "quitarle la autoridad ante los hijos u otras personas"...) y el objetivo de las palizas: mantener la autoridad y lograr que ella esté sometida y controlada.
Cada vez que una mujer es asesinada, se comenta la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género: que si es positiva o no, que si es poco efectiva, que si falta presupuesto para su aplicación, etc. Echo en falta una crítica a fondo sobre un aspecto que a mí me parece esencial: la sensibilización de la sociedad en contra de la violencia de género.
Los familiares deben denunciar; y los amigos; y los vecinos. Por desgracia sigue estando vigente el error que afirma: son asuntos privados; el denunciar es algo que concierne exclusivamente a la mujer.
Hoy más que nunca es necesaria la complicidad de todos los hombres y mujeres de este país para luchar contra esta violencia. Porque el problema es de todos y no sólo de las víctimas, siendo también de toda la sociedad. Si ante una agresión volvemos la cabeza y callamos, estamos colaborando a crear espacios de impunidad para los agresores y a incrementar el sufrimiento de las víctimas, en su mayoría mujeres pero también de sus hijos e hijas.
En lo que va de año, 63 mujeres y 4 niños y niñas han sido asesinados por violencia machista. Y se calcula que, aproximadamente, 800.000 niños sufren, en su entorno y con gran intensidad, la violencia de género. Estos menores necesitan una protección especial y el apoyo de toda la ciudadanía para salir de la espiral de violencia que sufren, han sufrido o sufrirán.
Sabemos que los niños que crecen en estos hogares padecen secuelas que pueden durarles toda la vida. Disminución del rendimiento escolar, insomnio, pesadillas, fobias, ansiedad, agresividad..., son sólo algunos de los síntomas que presentan los y las menores que han convivido con la violencia de género. Además, el aprendizaje de modelos violentos y roles de género erróneos pueden conducirles a repetir esas conductas, tanto en el papel de víctima como de agresor, con la consiguiente reproducción de la violencia de género.
El pasado mes de abril, el Gobierno promovió destinar un presupuesto específico para la prevención y protección de las víctimas infantiles de la violencia de género y elaboró un protocolo de actuación para las comunidades autónomas, que ahora éstas deben poner en marcha de manera urgente.
Nuestra sociedad, hombres y mujeres, deberíamos mostrar nuestro reconocimiento al coraje y la valentía de tantas mujeres que, día a día, logran superar el miedo y las barreras -psicológicas, sociales, familiares, religiosas- levantadas a lo largo de siglos de dominación machista, para rebelarse contra su maltratador y llevarle ante la Justicia.
Esta es una de las ideas básicas contra los malos tratos a mujeres del Instituto de la Mujer.
Este año asistimos a un triste escenario: la mayoría de las mujeres asesinadas no habían denunciado a sus maltratadores y, por tanto, no habían podido ser protegidas. El silencio es el mejor cómplice de los maltratadores porque les proporciona la total impunidad y una amplia libertad para cometer sus brutales actos. Por ello es tan importante la denuncia de los agresores.
En todas las experiencias que he leído y escuchado de mujeres maltratadas que se atrevieron a denunciarlos cuentan, se ve, se nota el miedo, la soledad de ese momento.
"Mi marido me pega lo normal", es el título de un libro del forense Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género. Lorente expone las causas habituales del maltrato del hombre a su mujer ("no tener preparada la comida", "llevarle la contraria", "no estar en casa cuando él llegó o llamó", "quitarle la autoridad ante los hijos u otras personas"...) y el objetivo de las palizas: mantener la autoridad y lograr que ella esté sometida y controlada.
Cada vez que una mujer es asesinada, se comenta la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género: que si es positiva o no, que si es poco efectiva, que si falta presupuesto para su aplicación, etc. Echo en falta una crítica a fondo sobre un aspecto que a mí me parece esencial: la sensibilización de la sociedad en contra de la violencia de género.
Los familiares deben denunciar; y los amigos; y los vecinos. Por desgracia sigue estando vigente el error que afirma: son asuntos privados; el denunciar es algo que concierne exclusivamente a la mujer.
Hoy más que nunca es necesaria la complicidad de todos los hombres y mujeres de este país para luchar contra esta violencia. Porque el problema es de todos y no sólo de las víctimas, siendo también de toda la sociedad. Si ante una agresión volvemos la cabeza y callamos, estamos colaborando a crear espacios de impunidad para los agresores y a incrementar el sufrimiento de las víctimas, en su mayoría mujeres pero también de sus hijos e hijas.
En lo que va de año, 63 mujeres y 4 niños y niñas han sido asesinados por violencia machista. Y se calcula que, aproximadamente, 800.000 niños sufren, en su entorno y con gran intensidad, la violencia de género. Estos menores necesitan una protección especial y el apoyo de toda la ciudadanía para salir de la espiral de violencia que sufren, han sufrido o sufrirán.
Sabemos que los niños que crecen en estos hogares padecen secuelas que pueden durarles toda la vida. Disminución del rendimiento escolar, insomnio, pesadillas, fobias, ansiedad, agresividad..., son sólo algunos de los síntomas que presentan los y las menores que han convivido con la violencia de género. Además, el aprendizaje de modelos violentos y roles de género erróneos pueden conducirles a repetir esas conductas, tanto en el papel de víctima como de agresor, con la consiguiente reproducción de la violencia de género.
El pasado mes de abril, el Gobierno promovió destinar un presupuesto específico para la prevención y protección de las víctimas infantiles de la violencia de género y elaboró un protocolo de actuación para las comunidades autónomas, que ahora éstas deben poner en marcha de manera urgente.
Nuestra sociedad, hombres y mujeres, deberíamos mostrar nuestro reconocimiento al coraje y la valentía de tantas mujeres que, día a día, logran superar el miedo y las barreras -psicológicas, sociales, familiares, religiosas- levantadas a lo largo de siglos de dominación machista, para rebelarse contra su maltratador y llevarle ante la Justicia.
domingo, 21 de noviembre de 2010
CUANTO TE QUIERO, CUANTO TE ADORO.
No se como decirte
todo lo que desatas,
cuando te tengo frente a mi
me quedo sin palabras.
Se que suena imposible
pero es la realidad,
desde que llegaste a mi vida
con tanta intensidad.
Cuanto te quiero,
cuanto te adoro,
eres mi aire para respirar.
Cuanto te quiero,
cuanto te adoro,
eres mi razón, mi todo,
sin ti no podría vivir.
todo lo que desatas,
cuando te tengo frente a mi
me quedo sin palabras.
Se que suena imposible
pero es la realidad,
desde que llegaste a mi vida
con tanta intensidad.
Cuanto te quiero,
cuanto te adoro,
eres mi aire para respirar.
Cuanto te quiero,
cuanto te adoro,
eres mi razón, mi todo,
sin ti no podría vivir.
¡¡GRACIAS!!
Quieres oírme llorar,
pero eso no va a pasar,
mis lágrimas ya fueron derramadas;
por un amor,
que nunca fue, y nunca será.
Me tenías atrapado,
en medio del sufrimiento y la soledad,
ya no era nada,
hasta que al fin pude volar.
Por más que intentaste
romper mis alas con mentiras,
ellas no se rompían,
eran más fuertes de lo que tú creías.
De ti,
yo quiero borrar todo,
hasta el recuerdo
de haber sido tu amado.
Gracias:
Por enseñarme que con detalles
no consigues lo que quieres...
Debo de buscar siempre
impresionar así es...
Si tiene poder y dinero
es fácil impresionar a cualquiera...
Es fácil que te sigan...
Es fácil que te caigan...
Y seguirás consiguiendo
más y más que importa el SENTIMIENTO...
Gracias:
Convertiste mi pasado
en una pesadilla
que día tras día
trato de olvidar ...
Hasta en mis sueños
sigue con esa DAGA
cortándome los huesos...
Por que es así...
Ahora
solo sobrevivo
sin poder dormir,
sin poder despertar...
pero eso no va a pasar,
mis lágrimas ya fueron derramadas;
por un amor,
que nunca fue, y nunca será.
Me tenías atrapado,
en medio del sufrimiento y la soledad,
ya no era nada,
hasta que al fin pude volar.
Por más que intentaste
romper mis alas con mentiras,
ellas no se rompían,
eran más fuertes de lo que tú creías.
De ti,
yo quiero borrar todo,
hasta el recuerdo
de haber sido tu amado.
Gracias:
Por enseñarme que con detalles
no consigues lo que quieres...
Debo de buscar siempre
impresionar así es...
Si tiene poder y dinero
es fácil impresionar a cualquiera...
Es fácil que te sigan...
Es fácil que te caigan...
Y seguirás consiguiendo
más y más que importa el SENTIMIENTO...
Gracias:
Convertiste mi pasado
en una pesadilla
que día tras día
trato de olvidar ...
Hasta en mis sueños
sigue con esa DAGA
cortándome los huesos...
Por que es así...
Ahora
solo sobrevivo
sin poder dormir,
sin poder despertar...
sábado, 20 de noviembre de 2010
¡¡QUIZÁ ES UN MUNDO QUE NO EXISTE!!
Si alguien te dio un cachete
y la otra mejilla pusiste,
o si alguien te hizo un favor
y "muchas gracias" dijiste,
tal vez tú estás viviendo
en un mundo que no existe.
Si encontraste una cartera
y al dueño la devolviste,
si te miraste al espejo
y de ti mismo te reíste,
si en los problemas ajenos
tu jamás te entrometiste...
Si aunque el que te hizo mal
te llamó y tu acudiste,
y las puertas del corazón
nuevamente tú le abriste,
tal vez estarás viviendo
en un mundo que no existe.
Si vale más tu palabra
que lo que firmaste o escribiste,
si das una total garantía
en los productos que vendiste,
si tan solo una sonrisa
cambia tu espíritu triste...
Si aunque tuviste derrotas
en la vida e igual venciste,
si hoy te levantaste temprano
e hiciste lo que debiste,
posiblemente estés viviendo
en un mundo que no existe.
Si el amor es para toda la vida
a pesar de que sufriste,
si sientes amor verdadero
y con los años persiste,
serás feliz aunque vivas
en un mundo que no existe.
y la otra mejilla pusiste,
o si alguien te hizo un favor
y "muchas gracias" dijiste,
tal vez tú estás viviendo
en un mundo que no existe.
Si encontraste una cartera
y al dueño la devolviste,
si te miraste al espejo
y de ti mismo te reíste,
si en los problemas ajenos
tu jamás te entrometiste...
Si aunque el que te hizo mal
te llamó y tu acudiste,
y las puertas del corazón
nuevamente tú le abriste,
tal vez estarás viviendo
en un mundo que no existe.
Si vale más tu palabra
que lo que firmaste o escribiste,
si das una total garantía
en los productos que vendiste,
si tan solo una sonrisa
cambia tu espíritu triste...
Si aunque tuviste derrotas
en la vida e igual venciste,
si hoy te levantaste temprano
e hiciste lo que debiste,
posiblemente estés viviendo
en un mundo que no existe.
Si el amor es para toda la vida
a pesar de que sufriste,
si sientes amor verdadero
y con los años persiste,
serás feliz aunque vivas
en un mundo que no existe.
ARTE O CULTURA LA POESÍA?
La poesía es arte y cultura,
¿acaso te queda alguna duda?
Cuando estás en honda penumbra
es como una luz que te alumbra,
como lámpara en senda oscura.
Del idioma es la palabra pura,
es imagen de belleza, hermosura,
es desahogo en la triste amargura,
es recompensa de una jornada dura,
es oasis de paz en la bravura.
Yo no desprecio la literatura,
pero la poesía... es arte y cultura,
es respuesta de amor cuando otro insulta,
y a la palabra de odio ella tritura...
mas si critica, lo hace con altura.
Amo el dibujo y amo la escritura,
amo el arte y también la pintura,
amo la música de buena partitura,
me gusta escribir y además la lectura,
pero la poesía... eso sí que es cultura.
El viento se lleva las palabras,
pero estando escritas perduran.
Me agrada lo que el alma murmura,
todo eso que el artista procura,
jamás del arte mi alma se satura.
Dadle al hombre una mirada madura,
dadle una personalidad segura,
agregadle una pizca de locura,
y eliminad de sus palabras censura,
y será poeta, mi fe lo asegura.
¿acaso te queda alguna duda?
Cuando estás en honda penumbra
es como una luz que te alumbra,
como lámpara en senda oscura.
Del idioma es la palabra pura,
es imagen de belleza, hermosura,
es desahogo en la triste amargura,
es recompensa de una jornada dura,
es oasis de paz en la bravura.
Yo no desprecio la literatura,
pero la poesía... es arte y cultura,
es respuesta de amor cuando otro insulta,
y a la palabra de odio ella tritura...
mas si critica, lo hace con altura.
Amo el dibujo y amo la escritura,
amo el arte y también la pintura,
amo la música de buena partitura,
me gusta escribir y además la lectura,
pero la poesía... eso sí que es cultura.
El viento se lleva las palabras,
pero estando escritas perduran.
Me agrada lo que el alma murmura,
todo eso que el artista procura,
jamás del arte mi alma se satura.
Dadle al hombre una mirada madura,
dadle una personalidad segura,
agregadle una pizca de locura,
y eliminad de sus palabras censura,
y será poeta, mi fe lo asegura.
lunes, 15 de noviembre de 2010
ME GUSTARÍA VOLVER...
Me gustaría volver a perder la noción del tiempo y del espacio en plena calle, calles de tierra, con mis amigos de canicas y pedradas, de columpios y vaivenes, de miedos y de colegios de rezo diario. Volver a sentarme en el mismo banco, aquel banco de madera en La Glorieta y comentar con mi pandilla nuestras cosas del día a día, nuestros sueños, nuestras esperanzas. Comenzaba mi pubertad empezando a nacer dentro de mi, sensaciones hasta entonces desconocidas donde un simple roce con alguna de mis amigas, sofocaba la tarde y erizaba todos mis sentidos. Volver al vacío de la soledad, angustioso como todos los vacíos, pero donde te encuentras a ti mismo, frente al espejo (ojalá me mire sin miedo y reconduzca mi camino). Volver a mi inocencia; y ahora sé que no era inocencia sino pureza, era yo, antes de verme enterrado por las experiencias. La vida vivida diluye la esencia de uno y sólo cuando recuperas algo original de ti eres realmente feliz.
Me gustaría volver a cuidar de mi hermana pequeña mientras mi madre trabajaba,compartir con ella juegos, confidencias y sueños de cantantes, intentando imitar a los que entonces estaban de moda. Allí estábamos nosotros subidos a la mesa camilla de nuestra casa, y enfrente estaban sentados en sillas alrededor, nuestros amigos y conocidos, los cuales aplaudían a pesar de que les había costado una peseta la entrada.
Me gustaría volver a colaborar en aquella churrería La Buena Marcha, creo que así se llamaba. Allí acudía todas las mañanas a las siete, me ponía mi delantal blanco, me llenaban la cesta de paquetes de churros y yo me iba a venderlos por las calles voceando el producto, algunos de mis clientes eran los padres de mis compañeros de colegio, sirviendo de desayuno para los mismos. A las ocho y media vuelta a casa, ducha, cambio de ropa y al colegio. Volver a colaborar en las tardes de verano en la heladería El Olivero, despachando los cortes y los “chambis”. Con ello intentaba ayudar a la sostenibilidad del hogar, aprendiendo al mismo tiempo, a saber valorar las pequeñas cosas.
Me gustaría volver a ver a los amigos, a los que están y a los que se marcharon, a compartir con ellos en el bar Eduardo (ya desaparecido, en su lugar hay un Banco) una partida de billar. Amigos de sueños, de esperanzas, de ilusión en el futuro; estaba todo por hacer pero el mundo era nuestro. Como los echo de menos a los que no están y a los que están, pero tristemente lejanos, por el desgaste del tiempo y las ausencias. ¡¡Que sólo me dejaron!!
Me gustaría volver al respeto por las ideas diferentes a las mías, al diálogo. Volver, volveremos a ver caer el muro, ese muro de las dos Españas. España, camisa blanca de mi esperanza, volver.
Me gustaría volver a iniciar el camino de la vida, de mi vida, o al revés, el camino que me volviese a hacer a mí, porque es él el que te hace a ti, te moldea, te renueva, te hace más humilde. Volver a ver la luna iluminando el camino; y es ahí cuando el cielo y la tierra se ven más unidos que nunca, en la oscuridad, donde cualquier piedra parece una estrella y cualquier estrella parece una piedra. Tú estás flotando en medio del infinito, y el mundo que pisas (que parece tan importante) se convierte en un pequeño grano de arena de la gran playa universal. Volver a encontrar a otras personas que caminan como yo, hacía el conocimiento interior. Un viaje de emociones, un viaje de nuevos amigos, amigos de verdad.
Me gustaría volver a pasear tranquilamente por mi pueblo, por sus calles, por sus parques y por sus huertas, y allí sentarme a contemplar los frutos de sus viñas, protegidos por los saquitos de papel. Esa uva Aledo que es la esencia y alma de mi pueblo; sol, tierra, sudor y lágrimas, que han convertido a mis paisanos en hombres y mujeres fuertes que miran a la cara, que no se arrodillan ante nada, que se enfrentan a la vida con pasión, imaginación y trabajo. Y los veré nuevamente crecer, nunca se rendirán. Fueron capaces de levantar un pueblo donde no había nada, donde la naturaleza pasó de largo. ¿Cómo no van a ser capaces ahora de superar las dificultades del camino? Superaremos este bache juntos, como tantas veces lo hemos hecho en la historia, y lo haremos a pesar de los políticos actuales y de su inoperancia.
Me gustaría volver a ver en los jóvenes la ilusión en sus rostros, la emoción por encontrar su primer trabajo, por empezar a construir su independencia, la ilusión de verse útiles, de que la sociedad está con ellos, de que no les abandonamos, porque ¿Cómo vamos a abandonar nuestro futuro?. Volver a mirar las golondrinas, como el poeta, a volar con sus vuelos, a escuchar su música celestial. Sus ecos en la Plaça Vella vuelven cada año, pero muchas primaveras yo estaba sordo; ¡cuantas primaveras perdidas, cuanta nostalgia despreciada! Volver a volar con ellas, volver a disfrutar de su melancolía.
Me gustaría volver para leer cuentos, a dormirme antes que ella o él, a verlos despertar con olor a sueño y biberón, a morder su pies redondos, a comprobar que la felicidad de otro es más que tu propia felicidad. Volver al amor incondicional de mis padres, al amor incondicional a mis hijos. Ahora sólo necesito tiempo, tiempo para volver.
Me gustaría volver a cuidar de mi hermana pequeña mientras mi madre trabajaba,compartir con ella juegos, confidencias y sueños de cantantes, intentando imitar a los que entonces estaban de moda. Allí estábamos nosotros subidos a la mesa camilla de nuestra casa, y enfrente estaban sentados en sillas alrededor, nuestros amigos y conocidos, los cuales aplaudían a pesar de que les había costado una peseta la entrada.
Me gustaría volver a colaborar en aquella churrería La Buena Marcha, creo que así se llamaba. Allí acudía todas las mañanas a las siete, me ponía mi delantal blanco, me llenaban la cesta de paquetes de churros y yo me iba a venderlos por las calles voceando el producto, algunos de mis clientes eran los padres de mis compañeros de colegio, sirviendo de desayuno para los mismos. A las ocho y media vuelta a casa, ducha, cambio de ropa y al colegio. Volver a colaborar en las tardes de verano en la heladería El Olivero, despachando los cortes y los “chambis”. Con ello intentaba ayudar a la sostenibilidad del hogar, aprendiendo al mismo tiempo, a saber valorar las pequeñas cosas.
Me gustaría volver a ver a los amigos, a los que están y a los que se marcharon, a compartir con ellos en el bar Eduardo (ya desaparecido, en su lugar hay un Banco) una partida de billar. Amigos de sueños, de esperanzas, de ilusión en el futuro; estaba todo por hacer pero el mundo era nuestro. Como los echo de menos a los que no están y a los que están, pero tristemente lejanos, por el desgaste del tiempo y las ausencias. ¡¡Que sólo me dejaron!!
Me gustaría volver al respeto por las ideas diferentes a las mías, al diálogo. Volver, volveremos a ver caer el muro, ese muro de las dos Españas. España, camisa blanca de mi esperanza, volver.
Me gustaría volver a iniciar el camino de la vida, de mi vida, o al revés, el camino que me volviese a hacer a mí, porque es él el que te hace a ti, te moldea, te renueva, te hace más humilde. Volver a ver la luna iluminando el camino; y es ahí cuando el cielo y la tierra se ven más unidos que nunca, en la oscuridad, donde cualquier piedra parece una estrella y cualquier estrella parece una piedra. Tú estás flotando en medio del infinito, y el mundo que pisas (que parece tan importante) se convierte en un pequeño grano de arena de la gran playa universal. Volver a encontrar a otras personas que caminan como yo, hacía el conocimiento interior. Un viaje de emociones, un viaje de nuevos amigos, amigos de verdad.
Me gustaría volver a pasear tranquilamente por mi pueblo, por sus calles, por sus parques y por sus huertas, y allí sentarme a contemplar los frutos de sus viñas, protegidos por los saquitos de papel. Esa uva Aledo que es la esencia y alma de mi pueblo; sol, tierra, sudor y lágrimas, que han convertido a mis paisanos en hombres y mujeres fuertes que miran a la cara, que no se arrodillan ante nada, que se enfrentan a la vida con pasión, imaginación y trabajo. Y los veré nuevamente crecer, nunca se rendirán. Fueron capaces de levantar un pueblo donde no había nada, donde la naturaleza pasó de largo. ¿Cómo no van a ser capaces ahora de superar las dificultades del camino? Superaremos este bache juntos, como tantas veces lo hemos hecho en la historia, y lo haremos a pesar de los políticos actuales y de su inoperancia.
Me gustaría volver a ver en los jóvenes la ilusión en sus rostros, la emoción por encontrar su primer trabajo, por empezar a construir su independencia, la ilusión de verse útiles, de que la sociedad está con ellos, de que no les abandonamos, porque ¿Cómo vamos a abandonar nuestro futuro?. Volver a mirar las golondrinas, como el poeta, a volar con sus vuelos, a escuchar su música celestial. Sus ecos en la Plaça Vella vuelven cada año, pero muchas primaveras yo estaba sordo; ¡cuantas primaveras perdidas, cuanta nostalgia despreciada! Volver a volar con ellas, volver a disfrutar de su melancolía.
Me gustaría volver para leer cuentos, a dormirme antes que ella o él, a verlos despertar con olor a sueño y biberón, a morder su pies redondos, a comprobar que la felicidad de otro es más que tu propia felicidad. Volver al amor incondicional de mis padres, al amor incondicional a mis hijos. Ahora sólo necesito tiempo, tiempo para volver.
martes, 9 de noviembre de 2010
OTRA CHORRADA, Y YA VAN...
No me resisto a escribir sobre el absurdo. Y lo voy a hacer de forma igualmente absurda ya que creo que la noticia no merece la más mínima atención. No porque considere justa o injusta la nueva ley, no. El motivo por el cual pretendo entretenerme la decisión alfabética de los apellidos es porque me parece una engañifa, una cortina de humo con la que distraer la atención y así conseguir que nosotros, pobre plebe inculta, nos fijemos más en si preferimos arrastrar la estirpe de papá o de mamá, en vez de cabrearnos, por ejemplo, por la congelación de las pensiones.
No hay nada mejor que darle un azucarillo a un caballo reventado de correr para que se olvide del esfuerzo y lama la mano del amo. No creo que los apellidos y el nombre sean lo más importante para definir a las personas. Son los hechos, las acciones, las voluntades, los sentimientos los que nos deben permitir clasificar y conocer a los que nos rodean. El nombre con el que la ley te encasilla hasta que te mueres, e incluso después, es un añadido que nos colocan al nacer, un ornato, un orgullo de progenitores o, en algunos casos, una venganza. Nada más que eso, salvo que lleve parejo bienes y herencias cuantiosas.
En consecuencia, debatir, en mi caso, sobre si Gómez o Tomás, se me antoja una solemne chorrada. Llamándome de una forma u otra, seguiría siendo el mismo. Ahora bien, entiendo que la megalomanía de algunos, la extrema vanidad puede llevar a establecer como ley los espurios deseos de ser recordados por la historia con un determinado patronímico. Pienso que el objetivo no es otro que el de que cuando dentro de una buena pila de años los infantes estudien la gloriosa etapa política que nos está tocando soportar, éstos no se tropiecen con un Pérez o un Rodríguez como grandes caudillos.
Quedará mejor Rubalcaba o Zapatero, títulos que, al fin y al cabo, ambos personajes están tallando con escoplo en la miserable destrucción del país. O quizás sea por todo lo contrario, por enterrar en el olvido del tiempo los nombres con los que se conocieron a tan nefastos rectores públicos, para que así sus descendientes no sufran el rencor generado. Sea por lo que sea, mientras discutimos por necedades obviamos los atropellos de la casta política dominante. Nos están robando la cartera delante de nuestras narices.
No hay nada mejor que darle un azucarillo a un caballo reventado de correr para que se olvide del esfuerzo y lama la mano del amo. No creo que los apellidos y el nombre sean lo más importante para definir a las personas. Son los hechos, las acciones, las voluntades, los sentimientos los que nos deben permitir clasificar y conocer a los que nos rodean. El nombre con el que la ley te encasilla hasta que te mueres, e incluso después, es un añadido que nos colocan al nacer, un ornato, un orgullo de progenitores o, en algunos casos, una venganza. Nada más que eso, salvo que lleve parejo bienes y herencias cuantiosas.
En consecuencia, debatir, en mi caso, sobre si Gómez o Tomás, se me antoja una solemne chorrada. Llamándome de una forma u otra, seguiría siendo el mismo. Ahora bien, entiendo que la megalomanía de algunos, la extrema vanidad puede llevar a establecer como ley los espurios deseos de ser recordados por la historia con un determinado patronímico. Pienso que el objetivo no es otro que el de que cuando dentro de una buena pila de años los infantes estudien la gloriosa etapa política que nos está tocando soportar, éstos no se tropiecen con un Pérez o un Rodríguez como grandes caudillos.
Quedará mejor Rubalcaba o Zapatero, títulos que, al fin y al cabo, ambos personajes están tallando con escoplo en la miserable destrucción del país. O quizás sea por todo lo contrario, por enterrar en el olvido del tiempo los nombres con los que se conocieron a tan nefastos rectores públicos, para que así sus descendientes no sufran el rencor generado. Sea por lo que sea, mientras discutimos por necedades obviamos los atropellos de la casta política dominante. Nos están robando la cartera delante de nuestras narices.
viernes, 29 de octubre de 2010
ADIOS A MARCELINO CAMACHO, UN PEQUEÑO GRAN HOMBRE.
Sydney Pollack dirigió, en 1982, la película "Tootsie". En ella, como ya saben, Dustin Hoffman interpretaba a un aspirante a actor que tiene que vestirse de mujer para conseguir un papel en una serie de televisión. Es el cine dentro del cine. En esa película, el camerino se convierte en un elemento más, en casi un actor en sí mismo. La fuerza narrativa del guión viene dada por esos dos camerinos que el personaje tiene en su vida: el primero en su casa, donde se transforma de hombre a mujer; el segundo, en el plató, en el que se maquilla para salir a escena.
Los camerinos de la vida real son nuestras casas, la puerta de salida al mundo exterior, donde nos transformamos en lo que queremos aparentar, en lo que deseamos vender al resto de las personas. En definitiva, en ese camerino nos convertimos en lo que queremos ser. En un mundo de puertas cerradas, de vidas ajenas y opacas, es muy fácil crearse un álter ego de nosotros mismos cuyas palabras y formas sean nuestros sueños cumplidos. El actor vive de esta manera. Lo dice Leonardo di Caprio en una entrevista: "Me convertí en actor por miedo a que no me aceptaran tal y como soy". El camerino es la máquina que permite esa metamorfosis, el elemento clave que transforma al actor en personaje. Todo lo que ocurra fuera es irreal, forma parte de la función, es ficticio. Todas las relaciones entre los distintos personajes también son ficticias. Todos los amores, los sueños, las sonrisas no existen; forman parte de la imaginación del guionista y de la interpretación del actor.
El político también vive en cierta manera de esta forma, pero su escenario no es un plató sino la vida. Su camerino no es una habitación en un estudio cinematográfico, es su propio despacho. Y al igual que el actor tiene que verse forzosamente rodeado de tramoyistas, maquilladores, asistentes personales y encargados de vestuario, el político se rodea también de personas que consiguen darle más vida al personaje en esa función bufa o dramática cuya única finalidad es lograr una credibilidad mucho más amplia.
No todos, por supuesto. Adolfo Suárez empezó siendo un gran actor, pero una prueba de fuego real, como fue el intento de golpe de estado, le convirtió en un auténtico héroe. Su figura, erguida en el asiento del congreso, y las balas rozándole, no eran de un filme. Más recientemente, nuestro sindicalista más conocido Marcelino Camacho, tristemente desaparecido hoy, era un ejemplo de un político sencillo, real y muy próximo a los problemas de los ciudadanos. Anteponía el acuerdo y la negociación a la crispación que, desgraciadamente, dicta hoy todos los guiones de la política española.
Son ejemplos que deberían guiar a la clase política, ejemplos de valentía, sencillez, naturalidad y realismo.
Porque el político es un hombre o una mujer que tiene hambre, ríe y sueña como los demás, es una persona a la que le duelen los pies, a la que le pican los mosquitos y a la que le molesta un juanete. Sin embargo, transformado en su "camerino" en lo que necesita aparentar para seguir sintiéndose vivo, acaba por convertirse en un ser alejado de la realidad, desprovisto de toda humanidad y lejos de las necesidades reales de la gente. Y eso se percibe desde fuera.
En un mundo donde la política ha dejado de estar al servicio del ciudadano para convertirse en una factoría de ideas, formas y sueños, como lo es el cine, era lógico que cogiera paralelismos con la industria del séptimo arte. El político, actor principal de su función particular, se ve envuelto, como en una película, de actores secundarios que le dan vida y fondo, que le ayudan a sentirse cómodo en la escena. En palabras del ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel: "en el Congreso de los Diputados hay dos actores principales o protagonistas, el resto somos meros figurantes". En eso hemos convertido la democracia: en un gran teatro donde la realidad y la ficción se confunden, cubiertas las dos por el mismo halo de falsa ilusión. Y con el peor de los resultados: el distanciamiento cada vez mayor de los ciudadanos, y la percepción nítida de que el político está en su película para servirse y no para servir a la sociedad.
A todos los niveles, desde el más humilde de los ayuntamientos hasta el gobierno más poderoso, la política se instala en el centro de todo un entramado de falsas amistades y enemigos íntimos donde poder sentirse a gusto. Es aquí donde las empresas de la especulación han hecho su rápido beneficio para luego desaparecer. Las finas líneas entre lo público y lo privado muchas veces se han confundido. Hoy en día, el romanticismo de otros años se ha perdido: prima la idea preconcebida, el mensaje enlatado, la corrupción, las empresas fantasma. Incluso los sindicatos han perdido la capacidad de lucha de otras épocas, sirviendo en la actualidad como meros filtros entre el empresario y el empleado. Por ello es que España tardará más en salir de la crisis: hemos vivido estos últimos años sobre una burbuja de economías sumergidas y empresas que se creaban de la noche a la mañana con capital desconocido. Nos hemos creído el papel de una película que se titulaba "Somos los mejores", y como en el cine, la historia también tiene un "The End". Se ha dejado vagar a la deriva a los sectores reales y tradicionales (la construcción, el calzado, el mármol, el textil, el juguete, etc.), cosa que no han hecho otros países, como Alemania o Francia, cuya salida de esta crisis mundial será más pronta y llevadera.
Se ha vivido en camerinos, con espejos iluminados por bombillas para resaltar mejor las facciones, con personas detrás recordándole al actor las palabras de la escena siguiente, con personas cuyos sueldos dependen de lo bien vestido y lo genial maquillado luzca el personaje ante el público. Así en la vida. Es hora de salir a la calle, de que la clase política vuelva a ponerse al nivel de las personas, al nivel del respeto mutuo, de la comprensión sincera. Es hora de quitarse el cristal translúcido de delante y ver la realidad sin máscara, y afrontarla. Si no ponemos todos, un poco de nuestra parte, nos esperan tiempos más difíciles. El egoísmo y la soledad del camerino tienen que dejarse atrás, tienen que formar parte únicamente del mundo del cine. En la vida real hemos de procurar vivir en el espacio abierto de la sinceridad y el trabajo común. Esta sociedad necesita personas con coraje y una mirada limpia y clara. Solo así lograremos cumplir los objetivos que nos marquemos. Solo así lograremos vivir nuestras vidas con intensidad y realismo, lejos de los sueños y las vidas idílicas y perfectas de las películas.
Los camerinos de la vida real son nuestras casas, la puerta de salida al mundo exterior, donde nos transformamos en lo que queremos aparentar, en lo que deseamos vender al resto de las personas. En definitiva, en ese camerino nos convertimos en lo que queremos ser. En un mundo de puertas cerradas, de vidas ajenas y opacas, es muy fácil crearse un álter ego de nosotros mismos cuyas palabras y formas sean nuestros sueños cumplidos. El actor vive de esta manera. Lo dice Leonardo di Caprio en una entrevista: "Me convertí en actor por miedo a que no me aceptaran tal y como soy". El camerino es la máquina que permite esa metamorfosis, el elemento clave que transforma al actor en personaje. Todo lo que ocurra fuera es irreal, forma parte de la función, es ficticio. Todas las relaciones entre los distintos personajes también son ficticias. Todos los amores, los sueños, las sonrisas no existen; forman parte de la imaginación del guionista y de la interpretación del actor.
El político también vive en cierta manera de esta forma, pero su escenario no es un plató sino la vida. Su camerino no es una habitación en un estudio cinematográfico, es su propio despacho. Y al igual que el actor tiene que verse forzosamente rodeado de tramoyistas, maquilladores, asistentes personales y encargados de vestuario, el político se rodea también de personas que consiguen darle más vida al personaje en esa función bufa o dramática cuya única finalidad es lograr una credibilidad mucho más amplia.
No todos, por supuesto. Adolfo Suárez empezó siendo un gran actor, pero una prueba de fuego real, como fue el intento de golpe de estado, le convirtió en un auténtico héroe. Su figura, erguida en el asiento del congreso, y las balas rozándole, no eran de un filme. Más recientemente, nuestro sindicalista más conocido Marcelino Camacho, tristemente desaparecido hoy, era un ejemplo de un político sencillo, real y muy próximo a los problemas de los ciudadanos. Anteponía el acuerdo y la negociación a la crispación que, desgraciadamente, dicta hoy todos los guiones de la política española.
Son ejemplos que deberían guiar a la clase política, ejemplos de valentía, sencillez, naturalidad y realismo.
Porque el político es un hombre o una mujer que tiene hambre, ríe y sueña como los demás, es una persona a la que le duelen los pies, a la que le pican los mosquitos y a la que le molesta un juanete. Sin embargo, transformado en su "camerino" en lo que necesita aparentar para seguir sintiéndose vivo, acaba por convertirse en un ser alejado de la realidad, desprovisto de toda humanidad y lejos de las necesidades reales de la gente. Y eso se percibe desde fuera.
En un mundo donde la política ha dejado de estar al servicio del ciudadano para convertirse en una factoría de ideas, formas y sueños, como lo es el cine, era lógico que cogiera paralelismos con la industria del séptimo arte. El político, actor principal de su función particular, se ve envuelto, como en una película, de actores secundarios que le dan vida y fondo, que le ayudan a sentirse cómodo en la escena. En palabras del ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel: "en el Congreso de los Diputados hay dos actores principales o protagonistas, el resto somos meros figurantes". En eso hemos convertido la democracia: en un gran teatro donde la realidad y la ficción se confunden, cubiertas las dos por el mismo halo de falsa ilusión. Y con el peor de los resultados: el distanciamiento cada vez mayor de los ciudadanos, y la percepción nítida de que el político está en su película para servirse y no para servir a la sociedad.
A todos los niveles, desde el más humilde de los ayuntamientos hasta el gobierno más poderoso, la política se instala en el centro de todo un entramado de falsas amistades y enemigos íntimos donde poder sentirse a gusto. Es aquí donde las empresas de la especulación han hecho su rápido beneficio para luego desaparecer. Las finas líneas entre lo público y lo privado muchas veces se han confundido. Hoy en día, el romanticismo de otros años se ha perdido: prima la idea preconcebida, el mensaje enlatado, la corrupción, las empresas fantasma. Incluso los sindicatos han perdido la capacidad de lucha de otras épocas, sirviendo en la actualidad como meros filtros entre el empresario y el empleado. Por ello es que España tardará más en salir de la crisis: hemos vivido estos últimos años sobre una burbuja de economías sumergidas y empresas que se creaban de la noche a la mañana con capital desconocido. Nos hemos creído el papel de una película que se titulaba "Somos los mejores", y como en el cine, la historia también tiene un "The End". Se ha dejado vagar a la deriva a los sectores reales y tradicionales (la construcción, el calzado, el mármol, el textil, el juguete, etc.), cosa que no han hecho otros países, como Alemania o Francia, cuya salida de esta crisis mundial será más pronta y llevadera.
Se ha vivido en camerinos, con espejos iluminados por bombillas para resaltar mejor las facciones, con personas detrás recordándole al actor las palabras de la escena siguiente, con personas cuyos sueldos dependen de lo bien vestido y lo genial maquillado luzca el personaje ante el público. Así en la vida. Es hora de salir a la calle, de que la clase política vuelva a ponerse al nivel de las personas, al nivel del respeto mutuo, de la comprensión sincera. Es hora de quitarse el cristal translúcido de delante y ver la realidad sin máscara, y afrontarla. Si no ponemos todos, un poco de nuestra parte, nos esperan tiempos más difíciles. El egoísmo y la soledad del camerino tienen que dejarse atrás, tienen que formar parte únicamente del mundo del cine. En la vida real hemos de procurar vivir en el espacio abierto de la sinceridad y el trabajo común. Esta sociedad necesita personas con coraje y una mirada limpia y clara. Solo así lograremos cumplir los objetivos que nos marquemos. Solo así lograremos vivir nuestras vidas con intensidad y realismo, lejos de los sueños y las vidas idílicas y perfectas de las películas.
EL TELÉFONO MÓVIL.
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el cual los teléfonos móviles nos parecieron cosa de ciencia-ficción, incluso de brujería. Luego, casi con total impunidad, llevados por una necesidad ficticia creada por la televisión y el cine, esos pequeños aparatitos (pequeños ahora, porque los primeros eran auténticos ladrillos enormes de antenas extraíbles) se fueron introduciendo en nuestras casas, en nuestros trabajos y, por último, también en nuestras vidas.
El que se compra un teléfono móvil nuevo, de última generación, con mil colores y sonidos, cámara de vídeo de gran resolución y acceso a Internet, se parece al padre primerizo que va enseñando a su primogénito como si fuera algo único en el mundo: "mira, acaba de eructar, ¿no es un angelito?". Con el móvil igual. Después de que nos enseñen todas las virtudes del aparato en cuestión, preguntamos casi con vergüenza: "peroÉ ¿sirve también para llamar?".
Al principio, los móviles sólo servían para llamar, y tampoco había tanta gente que tuviera uno, así que eran un elemento que podía olvidarse en casa sin ninguna consecuencia. Hoy en día sería impensable dejarse el móvil en el mueble de la entrada o en la mesa de la cocina. Estamos habituados a su peso en el bolsillo, lo que nos genera mucho estrés cuando lo olvidamos o cuando decidimos que es mejor no llevarlo con nosotros, cosa que a muchos nos sucede en verano al entrar en la piscina o la playa. Al regresar a la arena, cuando cogemos el teléfono, varias llamadas perdidas y alguien que nos llama diciéndonos: "te he llamado, pero no me lo cogías, ¿dónde estabas?". Y ahí es cuando se ha perdido toda esa intimidad que nos prometieron que tendríamos usando un móvil. ¿Que dónde estoy? Y claro, no puedes responder que estás sentado en el retrete oÉ en algún otro sitio más inconfesable.
Otro hecho que provoca ansiedad es al recibir llamadas. Si conoces el número, bien, no pasa nada: descolgamos, hablamos tres o cuatro trivialidades y, a veces, incluso podemos llegar al quid de la cuestión después de cinco minutos de conversación general. Pero también podemos recibir llamadas de números que no conocemos o de remitentes desconocidos. Eso causa mayor estrés: ¿quién será a estas horas?, ¿un pesado?, ¿alguien que me quiere vender cualquier cosa?, ¿el médico de mi madre? Y entonces, puede ser, nos saluda una voz diciendo: "¿a que no sabes quién soy?". Y tú, que estás en el baño, o en salón, o tumbado en la cama intentando disfrutar de una feliz siesta estival, tienes que tratar de ponerle cara a esa voz desconocida a partir de las miles de voces que guardamos en el almacén de la memoria. Y, créanme, a veces es muy difícil.
Hoy en día, el teléfono móvil forma parte de nuestros elementos cotidianos. Como el que se pone el reloj y se peina todos los días, hay gente que vive enganchada al móvil, que lo utilizan para todo. Incluso para decir: "cariño, en cinco minutos llego". Si el mensaje era la llegada, lo mejor es hacerlo, no llamar para anunciarlo a los cuatro vientos. Además, eso parece que ya ha sido sustituido por las llamadas perdidas, llamadas que ya pueden significar cualquier cosa: "llámame", "he llegado", "te quiero", "ven a buscarme", etcétera. A veces recibo llamadas perdidas, y me quedo mirando el móvil como si ese aparato estuviera a punto de decirme algo. Lógicamente, nunca lo hace.
Por ese motivo, prefiero los SMS (que van al mensaje directamente, sin caer en divagaciones) o, mejor aún, los correos electrónicos. No sustituirán nunca al placer de hablar cara a cara, pero ambos son más discretos, más relajantes. Los recibimos constantemente y a todas horas, claro está, pero podemos elegir cuándo atenderlos, cuándo leerlos, cuándo responderlos. Tal vez así ganamos algo de intimidad, de soledad, de poder escuchar los silencios de nuestra casa y oír las palabras y las voces de quienes nos rodean. Y es que mientras escribía este artículo me han llegado tres llamadas perdidas. No conozco los números. Podría ser cualquiera. Luego llamarán. O quizá no. No importa. De momento, prefiero apagar el móvil, relajarme y disfrutar de una conversación con mi mujer y mis amigos.
El que se compra un teléfono móvil nuevo, de última generación, con mil colores y sonidos, cámara de vídeo de gran resolución y acceso a Internet, se parece al padre primerizo que va enseñando a su primogénito como si fuera algo único en el mundo: "mira, acaba de eructar, ¿no es un angelito?". Con el móvil igual. Después de que nos enseñen todas las virtudes del aparato en cuestión, preguntamos casi con vergüenza: "peroÉ ¿sirve también para llamar?".
Al principio, los móviles sólo servían para llamar, y tampoco había tanta gente que tuviera uno, así que eran un elemento que podía olvidarse en casa sin ninguna consecuencia. Hoy en día sería impensable dejarse el móvil en el mueble de la entrada o en la mesa de la cocina. Estamos habituados a su peso en el bolsillo, lo que nos genera mucho estrés cuando lo olvidamos o cuando decidimos que es mejor no llevarlo con nosotros, cosa que a muchos nos sucede en verano al entrar en la piscina o la playa. Al regresar a la arena, cuando cogemos el teléfono, varias llamadas perdidas y alguien que nos llama diciéndonos: "te he llamado, pero no me lo cogías, ¿dónde estabas?". Y ahí es cuando se ha perdido toda esa intimidad que nos prometieron que tendríamos usando un móvil. ¿Que dónde estoy? Y claro, no puedes responder que estás sentado en el retrete oÉ en algún otro sitio más inconfesable.
Otro hecho que provoca ansiedad es al recibir llamadas. Si conoces el número, bien, no pasa nada: descolgamos, hablamos tres o cuatro trivialidades y, a veces, incluso podemos llegar al quid de la cuestión después de cinco minutos de conversación general. Pero también podemos recibir llamadas de números que no conocemos o de remitentes desconocidos. Eso causa mayor estrés: ¿quién será a estas horas?, ¿un pesado?, ¿alguien que me quiere vender cualquier cosa?, ¿el médico de mi madre? Y entonces, puede ser, nos saluda una voz diciendo: "¿a que no sabes quién soy?". Y tú, que estás en el baño, o en salón, o tumbado en la cama intentando disfrutar de una feliz siesta estival, tienes que tratar de ponerle cara a esa voz desconocida a partir de las miles de voces que guardamos en el almacén de la memoria. Y, créanme, a veces es muy difícil.
Hoy en día, el teléfono móvil forma parte de nuestros elementos cotidianos. Como el que se pone el reloj y se peina todos los días, hay gente que vive enganchada al móvil, que lo utilizan para todo. Incluso para decir: "cariño, en cinco minutos llego". Si el mensaje era la llegada, lo mejor es hacerlo, no llamar para anunciarlo a los cuatro vientos. Además, eso parece que ya ha sido sustituido por las llamadas perdidas, llamadas que ya pueden significar cualquier cosa: "llámame", "he llegado", "te quiero", "ven a buscarme", etcétera. A veces recibo llamadas perdidas, y me quedo mirando el móvil como si ese aparato estuviera a punto de decirme algo. Lógicamente, nunca lo hace.
Por ese motivo, prefiero los SMS (que van al mensaje directamente, sin caer en divagaciones) o, mejor aún, los correos electrónicos. No sustituirán nunca al placer de hablar cara a cara, pero ambos son más discretos, más relajantes. Los recibimos constantemente y a todas horas, claro está, pero podemos elegir cuándo atenderlos, cuándo leerlos, cuándo responderlos. Tal vez así ganamos algo de intimidad, de soledad, de poder escuchar los silencios de nuestra casa y oír las palabras y las voces de quienes nos rodean. Y es que mientras escribía este artículo me han llegado tres llamadas perdidas. No conozco los números. Podría ser cualquiera. Luego llamarán. O quizá no. No importa. De momento, prefiero apagar el móvil, relajarme y disfrutar de una conversación con mi mujer y mis amigos.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
YO NO QUIERO SER EMPRESARIO.
Con el 20% de paro en España y una generación joven bien preparada para nadie, resurge el discurso de la iniciativa, del autoempleo y del emprendimiento. Pero no hay estímulos. La gente lee el periódico y ve cuánto mejor es ser asalariado que empresario y, según dónde, pensionista que trabajador.
Los informes de Hacienda aseguran que los pequeños empresarios y profesionales liberales declaran ingresos medios anuales inferiores a 12.000 euros, la renta de un mileurista. Vale más ser mileurista por cuenta ajena que por cuenta propia. En Baleares los pensionistas declaran, de media, 6.222 euros más que los profesionales y pequeños y medianos empresarios.
Así no hay manera de crear vocaciones empresariales pero, con los mismos datos y un enfoque positivo, sincero y de alegría liberal, la cosa cambia.
Oímos en cátedras y tabernas que a nadie le gusta pagar impuestos.
Convirtámoslo en una ventaja: "Hazte empresario y no pagarás a Hacienda". Si te va mal, podrás evadir. Si te va bien, alcanzarás esos ingresos en los que el tipo se detiene y tendrás fórmulas de desgravación. ¿Complicado? No, hombre. Tú eres pobre, compras un necesario felpudo y en esa acción gastas dinero y pagas impuestos. Tú eres rico, compras un valioso tapiz para tu disfrute, que es una inversión, y si le quitas los ácaros, desgravas. Así aumentas su valor, quedas como un señor y con tu dinero mantienes patrimonio artístico en vez de a chusma de distintas edades y mala salud, como habría hecho el Estado en algún porcentaje.
Cuando eres rico, el Estado no quiere tu dinero. Zapatero, tan rojo y resentido, proclama que no merece la pena subir los impuestos a los que más tienen, que esta crisis ya la pagamos entre los demás. Tienen razón los liberales. No hay que dar dinero al Estado. El que cumple con Hacienda es gilipollas por incompetencia o por vocación.
Los informes de Hacienda aseguran que los pequeños empresarios y profesionales liberales declaran ingresos medios anuales inferiores a 12.000 euros, la renta de un mileurista. Vale más ser mileurista por cuenta ajena que por cuenta propia. En Baleares los pensionistas declaran, de media, 6.222 euros más que los profesionales y pequeños y medianos empresarios.
Así no hay manera de crear vocaciones empresariales pero, con los mismos datos y un enfoque positivo, sincero y de alegría liberal, la cosa cambia.
Oímos en cátedras y tabernas que a nadie le gusta pagar impuestos.
Convirtámoslo en una ventaja: "Hazte empresario y no pagarás a Hacienda". Si te va mal, podrás evadir. Si te va bien, alcanzarás esos ingresos en los que el tipo se detiene y tendrás fórmulas de desgravación. ¿Complicado? No, hombre. Tú eres pobre, compras un necesario felpudo y en esa acción gastas dinero y pagas impuestos. Tú eres rico, compras un valioso tapiz para tu disfrute, que es una inversión, y si le quitas los ácaros, desgravas. Así aumentas su valor, quedas como un señor y con tu dinero mantienes patrimonio artístico en vez de a chusma de distintas edades y mala salud, como habría hecho el Estado en algún porcentaje.
Cuando eres rico, el Estado no quiere tu dinero. Zapatero, tan rojo y resentido, proclama que no merece la pena subir los impuestos a los que más tienen, que esta crisis ya la pagamos entre los demás. Tienen razón los liberales. No hay que dar dinero al Estado. El que cumple con Hacienda es gilipollas por incompetencia o por vocación.
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