En una casa cualquiera
de una población cualquiera,
un día cualquiera
de un año cualquiera,
sobre una cama cualquiera,
yace una mujer cualquiera.
Una mujer que no duerme;
(no descansa):
sembrados de lagrimas
sus ojos abiertos,
dolorido su cuerpo,
sus sentidos despiertos
por ese ser que, muy pronto,
va a surgir de sus entrañas.
Una mujer cuyo rostro,
bañado es, por un río
caudaloso, de sudor frío,
helado como la muerte
más, dulce; ¡muy dulce!
como la vida que lo origina
y grande, ¡muy grande!
como el alma que lo vierte.
Ella aprieta fuertemente
(con sus manos),
las manos de un hombre
(que es su hombre),
un hombre, también, cualquiera,
por mitigar el dolor
que, de su cuerpo, hace presa.
El la mira con ternura;
con unos ojos inyectados de emoción.
Acaricia su despeinada cabellera
y pronuncia unas palabras con dulzura,
una frase, una oración cualquiera.
Ella siente que la vida se le va;
que el fantasma de la muerte
se la lleva.
¡Es tan grande el dolor!
¡Es tan grande!
Más, la vida no se va:
la vida llega.
La vida llega con dolor y llanto.
¡La vida llega!
y el dolor aquel, sentido,
se transforma, de repente,
en satisfacción, alegría plena.
En una casa cualquiera
de una población cualquiera,
un día cualquiera
de un año cualquiera,
sobre una cama cualquiera,
llega al mundo un ser cualquiera.
¡Un ser cualquiera!
Fruto de un amor y de una entrega;
de la unión de dos semillas
en la misma fértil tierra.
Cosecha de dos labriegos
que, con sonrisas, sembraron
un huerto entre las estrellas
y el huerto correspondióles
con trigo para la siega.
Soy el resultado de mi día a día, de mis sentimientos, de mis emociones. Soy el resultado de mi dolor, de mis alegrías, de mis angustias y de mis melancolías. En mi etapa laboral he vivido poco, he amado demasiado y he sufrido todo lo que he amado.
viernes, 16 de abril de 2010
jueves, 15 de abril de 2010
MI VIDA ES COMO UN BONITO TREN...
Mi vida es como un bonito tren
que presume de origen y destino,
con bastantes paradas intermedias
que hacen más alegre el camino.
Tiene algunos vagones de lujo
los cuales me hacen disfrutar,
son mis ilusiones y mis sueños
que hacen que pierda la realidad.
También tiene vagones pobres
tiene de segunda y de tercera,
donde la gente es más noble
más sencilla y es más sincera.
Mi vida es como un bonito tren
que va cumpliendo destinos,
y va recorriendo estaciones
que se quedan en los caminos.
Estaciones que son triunfos
otras que son de esperanza,
de ilusiones y de sueños
y sobre todo de añoranza.
Mi vida es como un bonito tren
de sentimientos y mucho amor,
y camina movido por los latidos
que le va trasmitiendo mi corazón.
Un corazón que se usa
de una forma diferente,
para mover este mi tren
haciendo feliz a la gente.
Esa gente que espera en el andén
en la estación de mis sueños,
luego se van montando en mi tren
compartiendo mis anhelos.
Esa gente que me hacen
el viaje más divertido,
viviendo toda mi vida
buscando lo positivo.
Mi vida es como un bonito tren
y presume de origen y destinos,
porque quiero seguir en la vida
viajando por todos los caminos.
Mi vida es como un bonito tren
con una noria y alguna ruleta,
tiene todo lo que pensaba tener
contigo tengo la vida perfecta.
Mi vida junto a ti es como un canasto
que entre tú y yo tendremos que tejer,
ya llevamos cuarenta años de adelanto
y eso ya jamás lo llegaremos a perder.
Mi vida posiblemente sean muchas más cosas
o quizás sin haberte conocido, yo no sería nada,
mi vida para mi es como un jardín de rosas
donde para mi tú siempre serás la más destacada.
que presume de origen y destino,
con bastantes paradas intermedias
que hacen más alegre el camino.
Tiene algunos vagones de lujo
los cuales me hacen disfrutar,
son mis ilusiones y mis sueños
que hacen que pierda la realidad.
También tiene vagones pobres
tiene de segunda y de tercera,
donde la gente es más noble
más sencilla y es más sincera.
Mi vida es como un bonito tren
que va cumpliendo destinos,
y va recorriendo estaciones
que se quedan en los caminos.
Estaciones que son triunfos
otras que son de esperanza,
de ilusiones y de sueños
y sobre todo de añoranza.
Mi vida es como un bonito tren
de sentimientos y mucho amor,
y camina movido por los latidos
que le va trasmitiendo mi corazón.
Un corazón que se usa
de una forma diferente,
para mover este mi tren
haciendo feliz a la gente.
Esa gente que espera en el andén
en la estación de mis sueños,
luego se van montando en mi tren
compartiendo mis anhelos.
Esa gente que me hacen
el viaje más divertido,
viviendo toda mi vida
buscando lo positivo.
Mi vida es como un bonito tren
y presume de origen y destinos,
porque quiero seguir en la vida
viajando por todos los caminos.
Mi vida es como un bonito tren
con una noria y alguna ruleta,
tiene todo lo que pensaba tener
contigo tengo la vida perfecta.
Mi vida junto a ti es como un canasto
que entre tú y yo tendremos que tejer,
ya llevamos cuarenta años de adelanto
y eso ya jamás lo llegaremos a perder.
Mi vida posiblemente sean muchas más cosas
o quizás sin haberte conocido, yo no sería nada,
mi vida para mi es como un jardín de rosas
donde para mi tú siempre serás la más destacada.
miércoles, 14 de abril de 2010
TRES "HORRIBLES" DÍAS EN EL POZO.
< El joven polaco rescatado tras pasar 72 horas atrapado en un aljibe por intentar salvar a su gata afirma que lo pasó fatal y que pensó que no saldría
Exhausto, con visibles síntomas de debilidad y con el cuerpo repleto de arañazos, pero con el consuelo de haber salido sano y salvo después de pasar tres días en el interior de un pozo a oscuras, sin alimentos y con el agua hasta las caderas. Y, sobre todo, con la satisfacción de tener junto a él a su mascota, una gata negra de intensos ojos verdes a la que intentó rescatar antes de caer en el interior del aljibe del que, en muchos momentos, llegó a pensar que no saldría.
Este es el aspecto que presentaba ayer Wojtek, un joven polaco de 29 años residente en Benitatxell, que fue rescatado el pasado domingo del interior de un estrecho pozo tras permanecer en él desde la tarde del jueves. Aquel día, el hombre descubrió que uno de los seis animales que residen con él en su casa de campo, en concreto una gata, se había caído en un pozo interior de seis metros de profundidad y que, por fortuna para ambos, ahora sólo contenía poco más de un metro de agua. El animal no podía trepar ni subir a la superficie y Wojtek intentó rescatarlo con el mismo cubo que le sirve para extraer el agua. Al ver que era prácticamente imposible "pescar" a la gata, el joven optó por hacer varios nudos en esa cuerda e introducirse en el pozo para rescatar por sí mismo al animal. Una vez dentro, la cuerda se rompió. Y ahí comenzó el calvario.
"Lo he pasado muy mal, estoy muy cansado y sólo quiero descansar y que pase todo". Estas fueron las únicas palabras que atinó a decir Wojtek ayer, tras ser dado de alta del hospital de Denia al que fue trasladado el domingo para realizarle un chequeo con el que comprobar las consecuencias de haber pasado tres "horribles" días de desesperación, sin ingerir alimentos y con el agua del pozo como único recurso que echarse a la boca. Con él se encontraban su hermana, su cuñado y su sobrina, quienes acudieron a visitarle tras ser informados de lo ocurrido y que ayer no paraban de repetir, a pesar de su escaso dominio del español, que había sido "un gran susto".
Miedo y desesperación
Miedo y desesperación son las dos palabras que mejor definen las 72 horas que este joven pasó en el interior del pozo. Abrazado a su gata para darle calor y evitar que se ahogara, pensó en muchos momentos que no saldría, según relató a los sanitarios que le prestaron los primeros auxilios nada más ser rescatado. Estaba solo en la casa, no tenía medios para avisar a nadie y era poco probable que los vecinos, incluso los de las viviendas más cercanas a su finca, pudieran oírle, al estar dentro de un aljibe interior de la vivienda 280 de la partida rural Benicambra de Benitatxell. De hecho, como ayer pudo contrastar este medio a través de numerosos vecinos de las fincas colindantes, nadie oyó ni notó nada raro que pudiera ponerles en alerta. Ni siquiera las decenas de extranjeros que acuden diariamente, y de blanco inmaculado, a jugar a la petanca al "Benitachell Bowls Club" que hay situado justo enfrente de la vivienda. Ninguno escuchó sus gritos. Tampoco los británicos que viven junto a este club deportivo, ni el español cuya casa está situada a pocos metros de la de Wojtek y a la que se accede a través de un largo camino que bordea toda la parte trasera de la finca en la que vive el joven polaco.
Pero finalmente tuvo suerte, ya que su ausencia durante tantos días logró alertar a los vecinos de dos casas más abajo, concretamente la que tiene por número el 265, que fueron quienes dieron la voz de alarma. Al parecer, según relataron otros vecinos ayer tras haber tenido conocimiento del rescate, fueron los propietarios de esta vivienda -que suelen ver diariamente al joven- los que se extrañaron de no saber de él durante tantos días seguidos. Tanto ellos como fuentes de la Guardia Civil y los Bomberos que actuaron en el rescate indicaron que, temiendo que pudiera haberle ocurrido algo a Wojtek, este vecino decidió entrar en la finca el domingo a media tarde y, una vez allí, oyó los gritos de auxilio del joven y descubrió que se encontraba en el pozo.
"La muerte se le tuvo que representar de forma muy poderosa"
El psicoanalista Óscar Ventura radiografió ayer las sensaciones que tuvo que vivir el joven mientras permaneció en el pozo y aseguró que tuvo que lidiar tanto con el miedo a la muerte como con la esperanza de ser rescatado sano y salvo. "Seguro que tuvo momentos de angustia en los que la muerte se le representó de manera muy poderosa. Pero para sustentarse tanto tiempo estoy convencido de que mantuvo la ilusión a ser rescatado", explicó. Ventura destacó que sus "recursos psíquicos le han funcionado" y le han permitido salvar la vida en una situación "en la que otra persona podría haber muerto". "Cada persona es diferente y responde de manera distinta ante el sufrimiento. Este chico ha demostrado fortaleza mental y entereza", agregó. Un buen ejemplo de ello, según el psicoanalista, es que el joven "no hizo ningún acto desesperado que le debilitara". A. FERNÁNDEZ.
Llegó a pensar en comerse a la gata
Una sanitaria que le prestó los primeros auxilios relata que les sorprendió por su valor y fortaleza
"Estaba tan desesperado que nos llegó a decir que hasta se le había pasado por la cabeza comerse a la gata si no lo encontraban pronto. Lo ha tenido que pasar fatal, pero nos sorprendió por su valor y fortaleza". Así explicó ayer Nora, una sanitaria de la Asociación de Amigos Europeos de Xàbia, el estado en el que se encontraron al joven de Benitatxell al acceder a su vivienda para prestarle los primeros auxilios después del rescate y para trasladarlo en una de sus ambulancias hasta el hospital de Denia, después de haber sido evaluado in situ por el Samu.
Aún sorprendida por lo ocurrido y lo "raro" del suceso, esta sanitaria recordaba ayer que, entre las palabras que pudieron intercambiar con él durante la tarde del domingo, incluso antes de ser sacado del pozo, Wojtek les explicó el cariño que siente por sus mascotas: "Nos dijo que él lo daba todo por sus animales y que por eso se había metido en el pozo, incluso jugándose la vida". También les contó cómo había pasado las 72 horas que vivió atrapado dentro del aljibe, unas palabras con las que se entiende perfectamente que ahora su cara, cuello, tronco y brazos estén llenos de arañazos que le provocó el animal por cuya vida puso en peligro la suya propia: "Nos dijo que había estado abrazado a la gata todo el tiempo para darle calor y para que no se ahogara, que se la había metido dentro de la camisa porque estaba muy asustada y tenía frío, y que el animal estaba mojado y a veces se le resbalaba, y que por eso le arañó tanto".
A pesar de las magulladuras exteriores, el joven se encontraba en "bastante mejor estado" del que los sanitarios esperaban. Con mucho hambre y con los pies y las piernas "muy blancos y dañados" por haber estado dentro del agua durante tres días, presentaba "síntomas de hipotermia y estaba un poco desorientado. Habíamos pensado que quizá podría tener neumonía o algo así, pero estaba bastante bien para las circunstancias que había vivido y sólo requirió de un suero y algún cuidado más dentro de lo habitual", manifestó la sanitaria.
Por último, recordó que tanto a ella como a su compañero Pepe les llamó la atención "el valor que tuvo para meterse dentro del pozo sin avisar a nadie" y la "gran suerte de que un vecino le escuchara". Según palabras de Nora, "el aljibe está dentro de la casa, en un sitio muy oscuro y con el impedimento de que apenas se le podía oír desde el exterior. También nos dijo que al principio, tras romperse la cuerda, intentó escalar, pero le fue imposible, y por eso tuvo que esperar a que alguien le oyera". El rescate, primero del gato y después de Wojtek, fue "muy rápido", lo que para esta joven, "también ayudó a que todo acabara bien">>.
Esta noticia figuraba ayer día 13 de abril en la portada del diario Información de Alicante y está reproducida literalmente.
Aparentemente la noticia no tiene nada de extraordinaria si exceptuamos la aventura que corrió Woitek para salvar a su mascota. Lo que ocurre es que a poco que profundicemos en el tema surgen (o al menos a mí me surgen) varias preguntas.
1ª ¿No había otra noticia más importante para la portada de dicho periódico ese día? Estamos inmersos en una muy grave crisis, donde el paro se incrementa día tras día, donde cada día hay más familias que no llegan con su salario, ayuda o prestaciones a fin de mes, tenemos el problema de la inseguridad ciudadana, agravado en estos momentos por la falta de trabajo y el exceso de inmigrantes. Por todo ello no comprendo la inclusión de esta noticia (a todo color con el salvador y su gata) en la portada de dicho periódico.
También cabe la posibilidad, (intento defender la postura del periódico) que ésta si sea la noticia, ya que el resto y por su constante proliferación en los medios, ya no sea noticia. Supongo que más bien será eso.
2ª ¿Por qué no midió este señor los riesgos antes?
Bueno yo la verdad es que les tengo mucho cariño a los animales de compañía, pero mucho más a mi familia, lo que me lleva a sospesar primero los riesgos con el fin de no perjudicar con mi actitud a los míos.
3ª ¿Si tanto le importaba su gata, como se le pasa por la imaginación comérsela?Ello nos lleva a pensar que en un estado claro de supervivencia, no existen los amigos ni mucho menos las mascotas.
¡¡¡Primero yo y luego lo que venga!!!
Exhausto, con visibles síntomas de debilidad y con el cuerpo repleto de arañazos, pero con el consuelo de haber salido sano y salvo después de pasar tres días en el interior de un pozo a oscuras, sin alimentos y con el agua hasta las caderas. Y, sobre todo, con la satisfacción de tener junto a él a su mascota, una gata negra de intensos ojos verdes a la que intentó rescatar antes de caer en el interior del aljibe del que, en muchos momentos, llegó a pensar que no saldría.
Este es el aspecto que presentaba ayer Wojtek, un joven polaco de 29 años residente en Benitatxell, que fue rescatado el pasado domingo del interior de un estrecho pozo tras permanecer en él desde la tarde del jueves. Aquel día, el hombre descubrió que uno de los seis animales que residen con él en su casa de campo, en concreto una gata, se había caído en un pozo interior de seis metros de profundidad y que, por fortuna para ambos, ahora sólo contenía poco más de un metro de agua. El animal no podía trepar ni subir a la superficie y Wojtek intentó rescatarlo con el mismo cubo que le sirve para extraer el agua. Al ver que era prácticamente imposible "pescar" a la gata, el joven optó por hacer varios nudos en esa cuerda e introducirse en el pozo para rescatar por sí mismo al animal. Una vez dentro, la cuerda se rompió. Y ahí comenzó el calvario.
"Lo he pasado muy mal, estoy muy cansado y sólo quiero descansar y que pase todo". Estas fueron las únicas palabras que atinó a decir Wojtek ayer, tras ser dado de alta del hospital de Denia al que fue trasladado el domingo para realizarle un chequeo con el que comprobar las consecuencias de haber pasado tres "horribles" días de desesperación, sin ingerir alimentos y con el agua del pozo como único recurso que echarse a la boca. Con él se encontraban su hermana, su cuñado y su sobrina, quienes acudieron a visitarle tras ser informados de lo ocurrido y que ayer no paraban de repetir, a pesar de su escaso dominio del español, que había sido "un gran susto".
Miedo y desesperación
Miedo y desesperación son las dos palabras que mejor definen las 72 horas que este joven pasó en el interior del pozo. Abrazado a su gata para darle calor y evitar que se ahogara, pensó en muchos momentos que no saldría, según relató a los sanitarios que le prestaron los primeros auxilios nada más ser rescatado. Estaba solo en la casa, no tenía medios para avisar a nadie y era poco probable que los vecinos, incluso los de las viviendas más cercanas a su finca, pudieran oírle, al estar dentro de un aljibe interior de la vivienda 280 de la partida rural Benicambra de Benitatxell. De hecho, como ayer pudo contrastar este medio a través de numerosos vecinos de las fincas colindantes, nadie oyó ni notó nada raro que pudiera ponerles en alerta. Ni siquiera las decenas de extranjeros que acuden diariamente, y de blanco inmaculado, a jugar a la petanca al "Benitachell Bowls Club" que hay situado justo enfrente de la vivienda. Ninguno escuchó sus gritos. Tampoco los británicos que viven junto a este club deportivo, ni el español cuya casa está situada a pocos metros de la de Wojtek y a la que se accede a través de un largo camino que bordea toda la parte trasera de la finca en la que vive el joven polaco.
Pero finalmente tuvo suerte, ya que su ausencia durante tantos días logró alertar a los vecinos de dos casas más abajo, concretamente la que tiene por número el 265, que fueron quienes dieron la voz de alarma. Al parecer, según relataron otros vecinos ayer tras haber tenido conocimiento del rescate, fueron los propietarios de esta vivienda -que suelen ver diariamente al joven- los que se extrañaron de no saber de él durante tantos días seguidos. Tanto ellos como fuentes de la Guardia Civil y los Bomberos que actuaron en el rescate indicaron que, temiendo que pudiera haberle ocurrido algo a Wojtek, este vecino decidió entrar en la finca el domingo a media tarde y, una vez allí, oyó los gritos de auxilio del joven y descubrió que se encontraba en el pozo.
"La muerte se le tuvo que representar de forma muy poderosa"
El psicoanalista Óscar Ventura radiografió ayer las sensaciones que tuvo que vivir el joven mientras permaneció en el pozo y aseguró que tuvo que lidiar tanto con el miedo a la muerte como con la esperanza de ser rescatado sano y salvo. "Seguro que tuvo momentos de angustia en los que la muerte se le representó de manera muy poderosa. Pero para sustentarse tanto tiempo estoy convencido de que mantuvo la ilusión a ser rescatado", explicó. Ventura destacó que sus "recursos psíquicos le han funcionado" y le han permitido salvar la vida en una situación "en la que otra persona podría haber muerto". "Cada persona es diferente y responde de manera distinta ante el sufrimiento. Este chico ha demostrado fortaleza mental y entereza", agregó. Un buen ejemplo de ello, según el psicoanalista, es que el joven "no hizo ningún acto desesperado que le debilitara". A. FERNÁNDEZ.
Llegó a pensar en comerse a la gata
Una sanitaria que le prestó los primeros auxilios relata que les sorprendió por su valor y fortaleza
"Estaba tan desesperado que nos llegó a decir que hasta se le había pasado por la cabeza comerse a la gata si no lo encontraban pronto. Lo ha tenido que pasar fatal, pero nos sorprendió por su valor y fortaleza". Así explicó ayer Nora, una sanitaria de la Asociación de Amigos Europeos de Xàbia, el estado en el que se encontraron al joven de Benitatxell al acceder a su vivienda para prestarle los primeros auxilios después del rescate y para trasladarlo en una de sus ambulancias hasta el hospital de Denia, después de haber sido evaluado in situ por el Samu.
Aún sorprendida por lo ocurrido y lo "raro" del suceso, esta sanitaria recordaba ayer que, entre las palabras que pudieron intercambiar con él durante la tarde del domingo, incluso antes de ser sacado del pozo, Wojtek les explicó el cariño que siente por sus mascotas: "Nos dijo que él lo daba todo por sus animales y que por eso se había metido en el pozo, incluso jugándose la vida". También les contó cómo había pasado las 72 horas que vivió atrapado dentro del aljibe, unas palabras con las que se entiende perfectamente que ahora su cara, cuello, tronco y brazos estén llenos de arañazos que le provocó el animal por cuya vida puso en peligro la suya propia: "Nos dijo que había estado abrazado a la gata todo el tiempo para darle calor y para que no se ahogara, que se la había metido dentro de la camisa porque estaba muy asustada y tenía frío, y que el animal estaba mojado y a veces se le resbalaba, y que por eso le arañó tanto".
A pesar de las magulladuras exteriores, el joven se encontraba en "bastante mejor estado" del que los sanitarios esperaban. Con mucho hambre y con los pies y las piernas "muy blancos y dañados" por haber estado dentro del agua durante tres días, presentaba "síntomas de hipotermia y estaba un poco desorientado. Habíamos pensado que quizá podría tener neumonía o algo así, pero estaba bastante bien para las circunstancias que había vivido y sólo requirió de un suero y algún cuidado más dentro de lo habitual", manifestó la sanitaria.
Por último, recordó que tanto a ella como a su compañero Pepe les llamó la atención "el valor que tuvo para meterse dentro del pozo sin avisar a nadie" y la "gran suerte de que un vecino le escuchara". Según palabras de Nora, "el aljibe está dentro de la casa, en un sitio muy oscuro y con el impedimento de que apenas se le podía oír desde el exterior. También nos dijo que al principio, tras romperse la cuerda, intentó escalar, pero le fue imposible, y por eso tuvo que esperar a que alguien le oyera". El rescate, primero del gato y después de Wojtek, fue "muy rápido", lo que para esta joven, "también ayudó a que todo acabara bien">>.
Esta noticia figuraba ayer día 13 de abril en la portada del diario Información de Alicante y está reproducida literalmente.
Aparentemente la noticia no tiene nada de extraordinaria si exceptuamos la aventura que corrió Woitek para salvar a su mascota. Lo que ocurre es que a poco que profundicemos en el tema surgen (o al menos a mí me surgen) varias preguntas.
1ª ¿No había otra noticia más importante para la portada de dicho periódico ese día? Estamos inmersos en una muy grave crisis, donde el paro se incrementa día tras día, donde cada día hay más familias que no llegan con su salario, ayuda o prestaciones a fin de mes, tenemos el problema de la inseguridad ciudadana, agravado en estos momentos por la falta de trabajo y el exceso de inmigrantes. Por todo ello no comprendo la inclusión de esta noticia (a todo color con el salvador y su gata) en la portada de dicho periódico.
También cabe la posibilidad, (intento defender la postura del periódico) que ésta si sea la noticia, ya que el resto y por su constante proliferación en los medios, ya no sea noticia. Supongo que más bien será eso.
2ª ¿Por qué no midió este señor los riesgos antes?
Bueno yo la verdad es que les tengo mucho cariño a los animales de compañía, pero mucho más a mi familia, lo que me lleva a sospesar primero los riesgos con el fin de no perjudicar con mi actitud a los míos.
3ª ¿Si tanto le importaba su gata, como se le pasa por la imaginación comérsela?Ello nos lleva a pensar que en un estado claro de supervivencia, no existen los amigos ni mucho menos las mascotas.
¡¡¡Primero yo y luego lo que venga!!!
DIFERENCIAS ENTRE EL ESPIRITU Y LA LETRA.
A veces, aunque cada vez menos, se distingue entre el espíritu y la letra de la ley para explicar que ambas cosas no siempre coinciden. La letra puede ir por un sitio y el espíritu por otro. Cuando esto sucede, debe atenderse a lo que pretende el espíritu, y no a lo que predica la letra. La literalidad provoca estragos. Si alguien nos dice, por ejemplo, que desea hacerse un collar con las perlas de nuestra boca, no deberíamos entender que nos va dejar sin dientes. Lo que cuenta es la intención y no el significado entendido al pie de la letra. Muchas madres, al tiempo que acarician a sus hijos, les dicen: "Pero qué bobo eres". Ese bobo es un piropo, claro. Mi padre, que llegaba tarde a casa porque trabajaba muchas horas, apenas dejarse caer sobre el sofá exclamaba: "Estoy muerto". Ni en mi más tierna infancia entendí que había expirado. Si todos los que dicen de sí que están muertos de cansancio hubieran fallecido de verdad, el mundo sería un Halloween continuo.
Viene todo esto a cuento de Garzón, al que parece que pretenden aplicarle la letra de la ley más que su espíritu. Ningún legislador en su sano juicio dictaría una norma por la que se pudiera perseguir al que hace justicia a instancias de quien mata o roba. Es un disparate. Es como si una víctima de ETA fuera llevada a juicio por una denuncia de la banda. Quizá pudiera hacerse, no sé, interpretando la ley al pie de la letra, pero jamás desde su espíritu. La banda armada de Franco produjo en este país más muertos y desaparecidos de los que podemos imaginar. Quienes impulsan la investigación de esos crímenes no pueden ser tratados como delincuentes. Quizá lo diga la letra de la ley, pero no su espíritu. Atendamos, pues, a lo que señala este último.
¿Se puede prevaricar ateniéndose escrupulosamente a lo que dice la ley? Es evidente que sí. De hecho, debe de ser el modo de prevaricación más frecuente. Esta lucha entre el espíritu y la letra constituye una metáfora (con perdón) de la historia del ser humano. Si en la vida cotidiana nos empeñamos en distinguir continuamente entre la forma y el fondo de las cosas, es porque intuimos que no siempre coinciden. Pero en caso de duda, atendemos al fondo.
Viene todo esto a cuento de Garzón, al que parece que pretenden aplicarle la letra de la ley más que su espíritu. Ningún legislador en su sano juicio dictaría una norma por la que se pudiera perseguir al que hace justicia a instancias de quien mata o roba. Es un disparate. Es como si una víctima de ETA fuera llevada a juicio por una denuncia de la banda. Quizá pudiera hacerse, no sé, interpretando la ley al pie de la letra, pero jamás desde su espíritu. La banda armada de Franco produjo en este país más muertos y desaparecidos de los que podemos imaginar. Quienes impulsan la investigación de esos crímenes no pueden ser tratados como delincuentes. Quizá lo diga la letra de la ley, pero no su espíritu. Atendamos, pues, a lo que señala este último.
¿Se puede prevaricar ateniéndose escrupulosamente a lo que dice la ley? Es evidente que sí. De hecho, debe de ser el modo de prevaricación más frecuente. Esta lucha entre el espíritu y la letra constituye una metáfora (con perdón) de la historia del ser humano. Si en la vida cotidiana nos empeñamos en distinguir continuamente entre la forma y el fondo de las cosas, es porque intuimos que no siempre coinciden. Pero en caso de duda, atendemos al fondo.
martes, 30 de marzo de 2010
RECORDARÁS ALGÚN DÍA...
Recordarás algún día a aquel extraño amante
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía,
porque te quiso tanto que nunca te lo decía.
Aquel amante loco que era como un amigo,
y que se fue con otra para soñar contigo.
Recordarás algún día a aquel extraño amante
profesor de horas lentas, con alma de estudiante.
Aquel hombre lejano que volvió del olvido,
sólo para quererte como nadie te ha querido.
Aquel que fue ceniza de todas las hogueras,
y te cubrió de rosas, sin que tú lo supieras.
Recordarás algún día al hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba la frente;
viajero silencioso de las noches de estío,
que sembraba en la arena su corazón tardío.
Recordarás algún día a aquel hombre lejano,
el que más te ha querido, el que te quiso en vano.
Quizás, así, de pronto, te acordarás algún día
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.
Tú rosal preferido se secará en el huerto,
como para decirte que aquel hombre se ha muerto.
Y el andará en la sombra, con su sonrisa triste.
Y únicamente entonces sabrás que lo quisiste.
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía,
porque te quiso tanto que nunca te lo decía.
Aquel amante loco que era como un amigo,
y que se fue con otra para soñar contigo.
Recordarás algún día a aquel extraño amante
profesor de horas lentas, con alma de estudiante.
Aquel hombre lejano que volvió del olvido,
sólo para quererte como nadie te ha querido.
Aquel que fue ceniza de todas las hogueras,
y te cubrió de rosas, sin que tú lo supieras.
Recordarás algún día al hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba la frente;
viajero silencioso de las noches de estío,
que sembraba en la arena su corazón tardío.
Recordarás algún día a aquel hombre lejano,
el que más te ha querido, el que te quiso en vano.
Quizás, así, de pronto, te acordarás algún día
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.
Tú rosal preferido se secará en el huerto,
como para decirte que aquel hombre se ha muerto.
Y el andará en la sombra, con su sonrisa triste.
Y únicamente entonces sabrás que lo quisiste.
domingo, 7 de marzo de 2010
LA BULA ESPECIAL DE LAS MOTOS
No abrigo inquina especial alguna contra los moteros en general, aunque en particular más de uno se la habría ganado a pulso. Por los sobresaltos que nos provocan a los conductores normalitos adelantándonos por la derecha, haciendo zig-zags kamikazes entre los vehículos en los embotellamientos, atronando la ciudad día y noche con sus escapes libres, ocupando toda la calzada en formación de a cuatro y circulando por la autovía como Pegasos desbocados a doscientos kilómetros/hora tirando por lo bajo, que los ves por el retrovisor venírsete encima como centellas y te entran tales sudores que te echas al arcén sin pensártelo dos veces.
Se lamentan de que los “quitamiedos” degüellan y razón llevan, desde luego; pero lo que casi nunca reconocen es su forma de conducir, más propia de un circuito de carreras que de una autovía o autopista cargada de tráfico y con limitación de velocidad de 100 o 120. Limitación que raro es el motero que yo haya visto respetar, con la única excepción de los currantes que van al tajo por el arcén, a lomos de una motocicleta costrosa llena de desconchones.
Pero lo que me hace preguntarme es si las motos disfrutan de alguna bula especial vedada a los vehículos de cuatro ruedas en los aparcamientos. Y dejadme explicar, para los jóvenes que no han conocido aquellas cuaresmas sagradas que si comías carne ibas de cabeza al infierno, que de dicha obligación te podías librar, exceptuando los viernes, mediante el pago previo de unos papelitos que la Santa Madre Iglesia, a cambio de dinero contante y sonante, concedía. O sea, que si tú pagabas podías tirarte la cuaresma hinchándote a chorizos, panceta y lomo de orza, pero si no tenías un real para comprarle a los curas la bula que eximía del sacrificio, te pasabas la cuaresma a base de sardinas de bota.
Pues digo yo, volviendo a las motos, que alguna bula especial deben de tener, visto que en la ciudad aparcan donde les da la gana quitándole el espacio a los coches, aunque al lado haya una calle entera de aparcamiento moteril vacío, y no hay guardia que les ponga una triste multa. Pero déjate tú el coche diez minutos en el sitio de las motos para ir a la farmacia, un suponer, y cuando vuelves te encuentras en la acera el triangulito amarillo de la grúa; y al ir a recoger tu coche al depósito, por supuesto te encuentras también con la multa que, sumada a lo que tienes que pagar por retirar tu vehículo, te descabala el mes y la mitad del siguiente.
Si queréis comprobarlo por vosotros mismos, no tenéis más que daros una vueltecita por las calles más importantes de vuestra ciudad. La paciencia del santo Job hay que gastar para buscar aparcamiento durante tres cuartos de hora, y al final te tienes que ir donde casa-dios a dejar el coche. Y creerme, no hay cosa que te cabree más, a pleno sol (cuando hace, que ese es otro cantar) y con los brazos echando humo por las bolsas del Mercadona, que ver vacío el aparcamiento reservado para motos y los mismos aparcados en los lugares donde deberían estar aparcados los coches. Habéis visto alguna vez que haya venido la grúa a retirar alguna moto mal aparcada? Hacer lo mismo vosotros aparcando en el lugar destinado para ellos y veréis cuanto tiempo tarda la misma en aparecer, multaros y cobraros el “traslado” que son 120 euros.
¿Entendéis ahora por qué me planteo si es que las motos tienen alguna bula especial secreta que desconocemos?
Se lamentan de que los “quitamiedos” degüellan y razón llevan, desde luego; pero lo que casi nunca reconocen es su forma de conducir, más propia de un circuito de carreras que de una autovía o autopista cargada de tráfico y con limitación de velocidad de 100 o 120. Limitación que raro es el motero que yo haya visto respetar, con la única excepción de los currantes que van al tajo por el arcén, a lomos de una motocicleta costrosa llena de desconchones.
Pero lo que me hace preguntarme es si las motos disfrutan de alguna bula especial vedada a los vehículos de cuatro ruedas en los aparcamientos. Y dejadme explicar, para los jóvenes que no han conocido aquellas cuaresmas sagradas que si comías carne ibas de cabeza al infierno, que de dicha obligación te podías librar, exceptuando los viernes, mediante el pago previo de unos papelitos que la Santa Madre Iglesia, a cambio de dinero contante y sonante, concedía. O sea, que si tú pagabas podías tirarte la cuaresma hinchándote a chorizos, panceta y lomo de orza, pero si no tenías un real para comprarle a los curas la bula que eximía del sacrificio, te pasabas la cuaresma a base de sardinas de bota.
Pues digo yo, volviendo a las motos, que alguna bula especial deben de tener, visto que en la ciudad aparcan donde les da la gana quitándole el espacio a los coches, aunque al lado haya una calle entera de aparcamiento moteril vacío, y no hay guardia que les ponga una triste multa. Pero déjate tú el coche diez minutos en el sitio de las motos para ir a la farmacia, un suponer, y cuando vuelves te encuentras en la acera el triangulito amarillo de la grúa; y al ir a recoger tu coche al depósito, por supuesto te encuentras también con la multa que, sumada a lo que tienes que pagar por retirar tu vehículo, te descabala el mes y la mitad del siguiente.
Si queréis comprobarlo por vosotros mismos, no tenéis más que daros una vueltecita por las calles más importantes de vuestra ciudad. La paciencia del santo Job hay que gastar para buscar aparcamiento durante tres cuartos de hora, y al final te tienes que ir donde casa-dios a dejar el coche. Y creerme, no hay cosa que te cabree más, a pleno sol (cuando hace, que ese es otro cantar) y con los brazos echando humo por las bolsas del Mercadona, que ver vacío el aparcamiento reservado para motos y los mismos aparcados en los lugares donde deberían estar aparcados los coches. Habéis visto alguna vez que haya venido la grúa a retirar alguna moto mal aparcada? Hacer lo mismo vosotros aparcando en el lugar destinado para ellos y veréis cuanto tiempo tarda la misma en aparecer, multaros y cobraros el “traslado” que son 120 euros.
¿Entendéis ahora por qué me planteo si es que las motos tienen alguna bula especial secreta que desconocemos?
martes, 16 de febrero de 2010
NO IMPORTA, SÓLO SON HEMBRAS.
Sé perfectamente que el tema que hoy voy a tocar no es muy agradable. Sé que es un tema amargo, duro y tirando a desesperanzado, pero qué le vamos a hacer, es una triste realidad y que desgraciadamente día a día sigue ocurriendo en nuestra sociedad. Pongamos que hoy traigo aquí la tristeza infinita y el sufrimiento sangrante de la condición femenina. O hembril, mejor dicho, ya que no me voy a limitar a hablar de mujeres sino que habré de establecer una relación directa, un parangón, entre mujeres y palomas, ya que se trata de una historia colombófila la que voy a relataros. Una historia acaecida casi a mi misma puerta, en un parque que hay aquí en Xirivella, también es casualidad que la vida me reservara regalo tan aciago traído por la providencia.
A poco de alzarse la mañana y en mi caminata mañanera, veo en la plaza algunos perros bastante revueltos, (hay muchos perros en Xirivella), ladrando sin ton ni son. Me fijo un poco más y veo en la misma plaza, una figura varonil. El hombre va bien vestido. Le pregunto si anda buscando algo. Sí, un palomo que se me ha perdido y según el radar debe de estar en ese árbol grande. El árbol, que hace muchos años no conoce poda y se ha agigantado, se alza en uno de los laterales de dicha plaza, es el más grande y es fácil divisarlo.
El hombre tiene mucho interés en recuperar al palomo, que según él es valiosísimo. Macho por supuesto, y preciadísimo según me informa. El hombre lleva en su mano izquierda una paloma, hembra por descontado, amarrada por la pata izquierda a un cordel. El hombre voltea la cuerda, le da tirones violentos, arroja a la paloma contra las ramas como si fuera una pelota, la lanza sobre el tejado o contra el suelo para que el macho la vea, se encele y salga del árbol en el que se ha aposentado. En tan violentos trasiegos la palomilla, aterrada, pierde plumas, encoge la cabeza, trata en vano de aletear, se resiente visiblemente de la pata atada que acusa escoceduras y heridas. Eso tiene que hacer sufrir mucho al animal, digo. Y el hombre: estará doloridilla, claro, pero es la única manera de que el macho acuda.
Acuden varios gatos de la vecindad, que al ver la proximidad de la paloma se amagan y se preparan para saltar sobre ella. El hombre, preocupado por que había quedado con unos amigos y se le estaba haciendo tarde, sugiere dejar atada a la paloma al tronco del árbol mientras se marcha al bar a desayunar con sus amigos, a ver si mientras el palomo baja. Se la comerán los gatos, le digo. No importa (dice): es una hembra y no vale nada, tengo más. Por fin decide ir a por otros dos palomos, para que la vanidad competitiva del macho le obligue a acudir. Los palomos se dejan caer sobre la palomilla atada picándole el cuello hasta hacerla sangrar, hiriéndola con sus garras, acogotándola en una cruenta batalla donde la hembra, prisionera, no tiene defensa alguna.
A partir de ese momento el hombre ya se preocupa de que no se arrimen los gatos. Y de pronto el palomo del árbol, con las alas y el cuerpo vistosamente pintados, con el buche tornasolado y la cabeza erguida con arrogancia infinita, se echa a volar desde la rama hacia la paloma desplumada, ensangrentada, medio muerta ya, les planta cara a los dos machos que intentan cubrirla y toma heroica posesión de ella. Su dueño, feliz, lo coge al vuelo. Ya puede irse al bar con sus amigos. La paloma, exhausta, tal vez no llegue viva al palomar. No importa. Sólo es una hembra. Entro a casa y pongo en la tele en la 1 donde están dando las noticias. Después de la reseña, de lo maravilloso que lo está haciendo nuestro presidente Sr. Zapatero para afrontar la crisis. Muy de pasada, escucho un dato: ya hay cuatro mujeres asesinadas por sus parejas en lo que va de año, y acabamos de empezarlo. Entonces caigo en la cuenta: no es grave. Sólo eran hembras, y hay muchas.
A poco de alzarse la mañana y en mi caminata mañanera, veo en la plaza algunos perros bastante revueltos, (hay muchos perros en Xirivella), ladrando sin ton ni son. Me fijo un poco más y veo en la misma plaza, una figura varonil. El hombre va bien vestido. Le pregunto si anda buscando algo. Sí, un palomo que se me ha perdido y según el radar debe de estar en ese árbol grande. El árbol, que hace muchos años no conoce poda y se ha agigantado, se alza en uno de los laterales de dicha plaza, es el más grande y es fácil divisarlo.
El hombre tiene mucho interés en recuperar al palomo, que según él es valiosísimo. Macho por supuesto, y preciadísimo según me informa. El hombre lleva en su mano izquierda una paloma, hembra por descontado, amarrada por la pata izquierda a un cordel. El hombre voltea la cuerda, le da tirones violentos, arroja a la paloma contra las ramas como si fuera una pelota, la lanza sobre el tejado o contra el suelo para que el macho la vea, se encele y salga del árbol en el que se ha aposentado. En tan violentos trasiegos la palomilla, aterrada, pierde plumas, encoge la cabeza, trata en vano de aletear, se resiente visiblemente de la pata atada que acusa escoceduras y heridas. Eso tiene que hacer sufrir mucho al animal, digo. Y el hombre: estará doloridilla, claro, pero es la única manera de que el macho acuda.
Acuden varios gatos de la vecindad, que al ver la proximidad de la paloma se amagan y se preparan para saltar sobre ella. El hombre, preocupado por que había quedado con unos amigos y se le estaba haciendo tarde, sugiere dejar atada a la paloma al tronco del árbol mientras se marcha al bar a desayunar con sus amigos, a ver si mientras el palomo baja. Se la comerán los gatos, le digo. No importa (dice): es una hembra y no vale nada, tengo más. Por fin decide ir a por otros dos palomos, para que la vanidad competitiva del macho le obligue a acudir. Los palomos se dejan caer sobre la palomilla atada picándole el cuello hasta hacerla sangrar, hiriéndola con sus garras, acogotándola en una cruenta batalla donde la hembra, prisionera, no tiene defensa alguna.
A partir de ese momento el hombre ya se preocupa de que no se arrimen los gatos. Y de pronto el palomo del árbol, con las alas y el cuerpo vistosamente pintados, con el buche tornasolado y la cabeza erguida con arrogancia infinita, se echa a volar desde la rama hacia la paloma desplumada, ensangrentada, medio muerta ya, les planta cara a los dos machos que intentan cubrirla y toma heroica posesión de ella. Su dueño, feliz, lo coge al vuelo. Ya puede irse al bar con sus amigos. La paloma, exhausta, tal vez no llegue viva al palomar. No importa. Sólo es una hembra. Entro a casa y pongo en la tele en la 1 donde están dando las noticias. Después de la reseña, de lo maravilloso que lo está haciendo nuestro presidente Sr. Zapatero para afrontar la crisis. Muy de pasada, escucho un dato: ya hay cuatro mujeres asesinadas por sus parejas en lo que va de año, y acabamos de empezarlo. Entonces caigo en la cuenta: no es grave. Sólo eran hembras, y hay muchas.
lunes, 15 de febrero de 2010
LA CRISIS VA PARA LARGO
Lo dicen todos los expertos de la cosa, y por las muestras más razón que un santo llevan: la crisis va para largo. De manera que en este contexto de angustias económicas múltiples en el que por mucho que se intente no hay forma humana de estirar los euros, el que más y el que menos trata de espabilarse para realizar su particular travesía del desierto con el menor descalabro posible. Y para eso, aparte de empezar a entrenarse en una resistencia numantina y en una austeridad espartana más propia de convento franciscano que de casa de familia normalita, es imprescindible aguzar el ingenio.
No me refiero a las actitudes ahorrativas de toda la vida, quién no recuerda al abuelo levantándose trabajosamente de su mecedora para ir a la puerta del pasillo y, con mano temblorosa de parkinson y una miaja de tiritera, darle la vuelta al interruptor de la pared para apagar la paliducha bombilla de 40 vatios que a duras penas intentaba disipar las tinieblas entre los muebles, murmurando enrabietado: dispués sus quejarís del recibo pero aquí no apaga una luz ni San Pedro, leches.
Tampoco me refiero al tradicional ahorro de fogones, quiero decir en el menú familiar aprovechando al máximo las cuatro sobras de cualquier receta clásica o resto de despensa, ya saben: el refrito de hilajos de la carne del cocido coloquialmente conocido como "ropa vieja"; las socorridas croquetas, que con dos alones desmigajados de pollo, una cebolla y un puñadico de harina le apañas la cena a la familia; el sabrosísimo arroz que se confecciona con la carcasa grasienta del último pollo asado que entró en casa y que previsoramente congelamos, en vez de tirarla a la basura; las múltiples sopas de pingajillos varios, empezando por la siempre agradecida y nunca bastante ponderada sopa de ajo en cualquiera de sus variedades, que no está el precio del pan como para andarlo desperdiciándole
Pues bien; aparte de todo eso y como los tiempos cambian, éstos en que nos ha sido dado vivir nos brindan un sinfín de oportunidades de ahorro y estrategias de contención de gasto que conviene conocer. Si bien, es cierto, son mucho más fáciles de practicar por las personas ya jubiladas que acostumbran a disponer de más tiempo libre. Pero como ahora, entre los Eres y los despidos puros y duros está en el paro la tira de gente en edad activa que dijéramos, las oportunidades se multiplican. Ya que a los abuelos, dada la escasa cuantía de sus pensiones ni por los forros los invitan a esa especie de convenciones hoteleras en las que no tienes que comprar nada, sólo asistir y escuchar la oferta que te van a proponer, y en las que por la simple asistencia te regalan desde un foulard a un reloj, y desde un microondas a un juego de maletas.
Normalmente en esas invitaciones te incitan a llevarte una pareja amiga (mayor de 35 años), y es habitual que tú te quiebres la cabeza buscando un pardillo de edad más o menos acorde con la tuya que acepte cubrir el rol de "cónyuge o pareja", perdiendo tres horas para que tú te lleves a casa gratis el asador eléctrico con tapa de cristal o el juego de sartenes antiadherentes. La última invitación que me ha llegado debo confesar que es infinitamente más tentadora, a saber: "recibirá gratis una exquisita paleta serrana para disfrutar de un auténtico placer gastronómico". Y una paleta serrana, no me lo negarán, son palabras mayores.
Lo cual que, precisamente por eso, se me antoja un agravio comparativo para los miembros de la tercera edad, que sólo pueden compensar (gastronómicamente hablando) la miseria de sus pensiones con los canapés y montaditos de los actos públicos en los que se sirve "vino de honor", y que están los pobres hasta las orejas de pinchos de tortilla, olivas rellenas de anchoa, tartaletas de fuagrás, patatas chips y cacahuetes revenidos. Que además es todo malísimo para el colesterol, la tensión y el azúcar pero, claro, les ahorra la cena. Y con la mierda de pensiones que cobran, (este año aún menos, pues el gracioso de Zapatero les ha subido el sueldo un 1% y la retención un 3%), por lo que aún cobran menos que el año pasado, pero eso sí, eso no lo dicen en los telediarios de la 1. Con todo ello a ver qué van a hacer los pobres, pues comérselo.
No me refiero a las actitudes ahorrativas de toda la vida, quién no recuerda al abuelo levantándose trabajosamente de su mecedora para ir a la puerta del pasillo y, con mano temblorosa de parkinson y una miaja de tiritera, darle la vuelta al interruptor de la pared para apagar la paliducha bombilla de 40 vatios que a duras penas intentaba disipar las tinieblas entre los muebles, murmurando enrabietado: dispués sus quejarís del recibo pero aquí no apaga una luz ni San Pedro, leches.
Tampoco me refiero al tradicional ahorro de fogones, quiero decir en el menú familiar aprovechando al máximo las cuatro sobras de cualquier receta clásica o resto de despensa, ya saben: el refrito de hilajos de la carne del cocido coloquialmente conocido como "ropa vieja"; las socorridas croquetas, que con dos alones desmigajados de pollo, una cebolla y un puñadico de harina le apañas la cena a la familia; el sabrosísimo arroz que se confecciona con la carcasa grasienta del último pollo asado que entró en casa y que previsoramente congelamos, en vez de tirarla a la basura; las múltiples sopas de pingajillos varios, empezando por la siempre agradecida y nunca bastante ponderada sopa de ajo en cualquiera de sus variedades, que no está el precio del pan como para andarlo desperdiciándole
Pues bien; aparte de todo eso y como los tiempos cambian, éstos en que nos ha sido dado vivir nos brindan un sinfín de oportunidades de ahorro y estrategias de contención de gasto que conviene conocer. Si bien, es cierto, son mucho más fáciles de practicar por las personas ya jubiladas que acostumbran a disponer de más tiempo libre. Pero como ahora, entre los Eres y los despidos puros y duros está en el paro la tira de gente en edad activa que dijéramos, las oportunidades se multiplican. Ya que a los abuelos, dada la escasa cuantía de sus pensiones ni por los forros los invitan a esa especie de convenciones hoteleras en las que no tienes que comprar nada, sólo asistir y escuchar la oferta que te van a proponer, y en las que por la simple asistencia te regalan desde un foulard a un reloj, y desde un microondas a un juego de maletas.
Normalmente en esas invitaciones te incitan a llevarte una pareja amiga (mayor de 35 años), y es habitual que tú te quiebres la cabeza buscando un pardillo de edad más o menos acorde con la tuya que acepte cubrir el rol de "cónyuge o pareja", perdiendo tres horas para que tú te lleves a casa gratis el asador eléctrico con tapa de cristal o el juego de sartenes antiadherentes. La última invitación que me ha llegado debo confesar que es infinitamente más tentadora, a saber: "recibirá gratis una exquisita paleta serrana para disfrutar de un auténtico placer gastronómico". Y una paleta serrana, no me lo negarán, son palabras mayores.
Lo cual que, precisamente por eso, se me antoja un agravio comparativo para los miembros de la tercera edad, que sólo pueden compensar (gastronómicamente hablando) la miseria de sus pensiones con los canapés y montaditos de los actos públicos en los que se sirve "vino de honor", y que están los pobres hasta las orejas de pinchos de tortilla, olivas rellenas de anchoa, tartaletas de fuagrás, patatas chips y cacahuetes revenidos. Que además es todo malísimo para el colesterol, la tensión y el azúcar pero, claro, les ahorra la cena. Y con la mierda de pensiones que cobran, (este año aún menos, pues el gracioso de Zapatero les ha subido el sueldo un 1% y la retención un 3%), por lo que aún cobran menos que el año pasado, pero eso sí, eso no lo dicen en los telediarios de la 1. Con todo ello a ver qué van a hacer los pobres, pues comérselo.
viernes, 12 de febrero de 2010
SERÁ MEJOR CON UN REFRÁN
Esta vida es muy compleja
y muy difícil de explicar,
aunque en nada se asemeja
será mejor con un refrán.
La avaricia rompe el saco
con razón dice el refrán,
los ricos con su marisco
los pobres comiendo pan.
Poderoso caballero
poderoso don dinero,
importante ser primero
en decir yo lo quiero.
Santa rita, Santa Rita
lo que se da no se quita,
anulan la hipoteca maldita
a quien el piso necesita.
El que no llora no mama
y el dinero da la razón,
haciendo que a edad temprana
ya trabajemos por la suposición.
Con dinero todo es muy fácil
haces de un chucho un mastín,
pero a todo cerdo si pasa de abril
le llega su día de San Martín.
Y es que al final siempre es
lo mejor lo que se queda,
y la mona siempre mona es
aunque se vista de seda.
Esta vida es muy compleja
y muy difícil de explicar,
aunque en nada se asemeja
será mejor con un refrán
y muy difícil de explicar,
aunque en nada se asemeja
será mejor con un refrán.
La avaricia rompe el saco
con razón dice el refrán,
los ricos con su marisco
los pobres comiendo pan.
Poderoso caballero
poderoso don dinero,
importante ser primero
en decir yo lo quiero.
Santa rita, Santa Rita
lo que se da no se quita,
anulan la hipoteca maldita
a quien el piso necesita.
El que no llora no mama
y el dinero da la razón,
haciendo que a edad temprana
ya trabajemos por la suposición.
Con dinero todo es muy fácil
haces de un chucho un mastín,
pero a todo cerdo si pasa de abril
le llega su día de San Martín.
Y es que al final siempre es
lo mejor lo que se queda,
y la mona siempre mona es
aunque se vista de seda.
Esta vida es muy compleja
y muy difícil de explicar,
aunque en nada se asemeja
será mejor con un refrán
A TI CUPIDO, TE QUIERO PEDIR...
Cupido te voy a pedir una cosa
en este día por mi tan esperado,
a decirle a mí querida esposa
como estoy de ella enamorado.
Haz que la flecha que lance
le llegue hasta su corazón,
y en ellas sepa expresarle
lo grande que es mi amor.
Llevamos más de 40 años enamorados
y hoy queremos celebrar nuestro día,
a pesar de llevar toda la vida casados
parece que fue hoy nuestro primer día
Cupido quiero que le trasmitas
lo que mi corazón siente por ella,
y que siempre tú me permitas
vivir la vida junto a mi estrella.
Esto más que amor es sensación de ansia
e impotencia cuando no puedo abrazarla,
cuando de mi se aleja o se distancia
cuando está lejos y no puedo besarla.
Y aunque siempre estoy pensando en ella
con el pensamiento y con el corazón,
veinticuatro horas al día no hacen mella
la sola idea de verla aumenta mi ilusión.
Esto es principalmente lo que siento
amor pasión y vivir en eterna aventura,
más nunca de ello yo me arrepiento
vivir constantemente esta sana locura.
Cupido impregna todas tus flechas
con todos estos pequeños detalles,
y que apunten al corazón derechas
evitando de su corazón los rechaces.
Para que tenga para siempre
su corazón de amor repleto,
de que ella se acostumbre
a este amor tan completo.
Cupido intenta dejarle buen sabor
cuéntale que es lo que yo siento,
y dile que hay mucho más amor
aquí guardado muy adentro.
Y que se lo iré entregando
cada día y en cada instante,
y que la seguiré amando
en mi vida y hasta mi muerte.
en este día por mi tan esperado,
a decirle a mí querida esposa
como estoy de ella enamorado.
Haz que la flecha que lance
le llegue hasta su corazón,
y en ellas sepa expresarle
lo grande que es mi amor.
Llevamos más de 40 años enamorados
y hoy queremos celebrar nuestro día,
a pesar de llevar toda la vida casados
parece que fue hoy nuestro primer día
Cupido quiero que le trasmitas
lo que mi corazón siente por ella,
y que siempre tú me permitas
vivir la vida junto a mi estrella.
Esto más que amor es sensación de ansia
e impotencia cuando no puedo abrazarla,
cuando de mi se aleja o se distancia
cuando está lejos y no puedo besarla.
Y aunque siempre estoy pensando en ella
con el pensamiento y con el corazón,
veinticuatro horas al día no hacen mella
la sola idea de verla aumenta mi ilusión.
Esto es principalmente lo que siento
amor pasión y vivir en eterna aventura,
más nunca de ello yo me arrepiento
vivir constantemente esta sana locura.
Cupido impregna todas tus flechas
con todos estos pequeños detalles,
y que apunten al corazón derechas
evitando de su corazón los rechaces.
Para que tenga para siempre
su corazón de amor repleto,
de que ella se acostumbre
a este amor tan completo.
Cupido intenta dejarle buen sabor
cuéntale que es lo que yo siento,
y dile que hay mucho más amor
aquí guardado muy adentro.
Y que se lo iré entregando
cada día y en cada instante,
y que la seguiré amando
en mi vida y hasta mi muerte.
HOY ES UN DÍA ESPECIAL
Hoy es un día muy especial
aún sigo conservando tú cariño,
y lo es porque hasta el final
tú siempre estarás conmigo.
Y es que los días serán
para mi siempre especiales,
los mismos nos depararán
mucha felicidad a raudales.
Hoy es un día muy especial
porque tengo tu ternura,
que nuestro amor es colosal
no queda ninguna duda.
Y es que este amor está hecho
de ternura y comprensión,
y no dejamos ningún trecho
para la duda y la desilusión.
Hoy es un día muy especial
ya no hay viento ahora hay brisa,
caminamos juntos en el otoñal
y en nuestra vida ya no hay prisa.
Mientras contemplo tu cuerpo
tus ojos, tú cara y tú linda sonrisa,
creo que aún me queda tiempo
seguir queriéndote es mi premisa.
Hoy es un día muy especial
porque estoy muy enamorado,
quiero seguir sintiendo igual
te necesito siempre a mi lado.
Caminando de tu mano
mientras respiro la brisa,
y contemplo tu cabello
tus ojos y tu sonrisa.
Hoy es un día muy especial
y soy muy feliz así,
cada día enamorándome
un poquito más de ti.
aún sigo conservando tú cariño,
y lo es porque hasta el final
tú siempre estarás conmigo.
Y es que los días serán
para mi siempre especiales,
los mismos nos depararán
mucha felicidad a raudales.
Hoy es un día muy especial
porque tengo tu ternura,
que nuestro amor es colosal
no queda ninguna duda.
Y es que este amor está hecho
de ternura y comprensión,
y no dejamos ningún trecho
para la duda y la desilusión.
Hoy es un día muy especial
ya no hay viento ahora hay brisa,
caminamos juntos en el otoñal
y en nuestra vida ya no hay prisa.
Mientras contemplo tu cuerpo
tus ojos, tú cara y tú linda sonrisa,
creo que aún me queda tiempo
seguir queriéndote es mi premisa.
Hoy es un día muy especial
porque estoy muy enamorado,
quiero seguir sintiendo igual
te necesito siempre a mi lado.
Caminando de tu mano
mientras respiro la brisa,
y contemplo tu cabello
tus ojos y tu sonrisa.
Hoy es un día muy especial
y soy muy feliz así,
cada día enamorándome
un poquito más de ti.
viernes, 22 de enero de 2010
EL HORROR Y LA TRISTEZA
Hace ya días que no le veo deambular por la calle, no se si alguna alma caritativa lo habrá recogido en su hogar o por el contrario habrá sucumbido a las inclemencias del tiempo, al hambre o sabe Dios la suerte que habrá corrido. Me refiero a un perrito posiblemente abandonado, que todos los días se cruzaba delante de mi coche en la urbanización donde vive mi hija.
Parece mentira que en los tiempos en los que vivimos, haya gente capaz de abandonar a sus animales de compañía, aunque la mayoría lo son por los cazadores, esa tribu montuna de fin de semana dotada de una especial idiosincrasia que les hace caracterizarse por abandonar a un animal en cualquier carretera cuando no les trabaja a su gusto la pluma o el pelo en las cacerías. En el mejor de los casos, porque en el peor y no poco habitual la costumbre es ahorcar al perro de un árbol, sin cansarse tampoco en medir mucho la cuerda, por lo que no es raro que el ahorcado agonice durante horas, incluso días, arañando el suelo desesperadamente con la punta de sus patas traseras para intentar afianzarse y aflojar la tensión del dogal. Hasta que el agotamiento les hace entregarse y morir.
De la misma manera (por agotamiento extremo y entregándose vencidos a la muerte) hemos visto estos días, en la pantalla del televisor, agonizar y morir a miles de haitianos. Y supongo que la mayoría de nosotros nos hemos planteado hasta qué punto las cosas se han estado haciendo bien o mal allí, cuántas vidas se podrían haber salvado si la ayuda hubiera sido más inmediata, qué habrán sentido esos bomberos castellanos cuando, a medio rescatar a una niña todavía milagrosamente viva bajo los escombros, han sido conminados a abandonar por la fuerza el rescate para preservar su propia seguridad ante un tiroteo. Plenamente conscientes (quienes dieron la orden y quienes se vieron forzados a cumplirla) de que aquel abandono suponía clausurar toda esperanza para aquella niña, medio aplastada por el cadáver de su madre, que durante días había estado luchando por sobrevivir contra toda posibilidad.
No es menester estar dotados de una sensibilidad extrema para que se queden grabadas en la retina determinadas imágenes del horror; las miradas, sobre todo. Esas miradas terribles, angustiadas, enloquecidas o derrotadas que, supongo, a muchos de nosotros nos van a acompañar ya de por vida. Como el tierno cadáver portado en brazos de aquel niñito de Irak, destrozado por una guerra asquerosa que nosotros mismos, aun contra la voluntad de la mayoría, declaramos. Como la niña a la que hace algunos años más vimos agonizar al pie del Nevado del Ruiz, con el cuerpecito sumergido en las aguas aprisionado por toneladas de piedras. Como la criatura famélica abandonada al borde de un camino africano, con un paciente buitre centinela al lado, esperando que terminara de morir para iniciar su banquete. Como la mirada inenarrable de esa madre haitiana que ha visto morir de unas heridas perfectamente curables y por falta de ayuda médica a su hijo de 28 años, después de tres días de espera a la orilla de un hospital (por llamarle de alguna manera).
Viendo esas imágenes desde la comodidad de casa uno siente vergüenza, impotencia, dolor a espuertas y tristeza: una tristeza infinita que nunca se podrá sacudir de encima. No entiendo bien para qué sirven tantos soldados norteamericanos si llegan tan tarde, y mientras no llegan el hambre y la desesperación hacen estragos. No entiendo bien para qué viajan hasta allí nuestros bomberos, nuestros policías, nuestros perros adiestrados, si a medio rescate se les obliga a abandonar a la víctima que estaban salvando. No entiendo bien el sentido de esta convocatoria general a la solidaridad, si la ayuda humanitaria no se reparte a tiempo y toneladas de material que podría salvar vidas in extremis aguardan en un aeropuerto sin ser repartidas. No entiendo demasiadas cosas que me producen, supongo que como a ustedes, una pena tremenda y una impotencia absoluta.
Hace dos días vi., esta vez en directo, una imagen absolutamente emocionante. Era un señor mayor muy limpio, muy peinado, con ese aura indefinible pero inconfundible a la vez del jubilado dignísimo que sobrevive a duras penas con una pensión miserable. Estaba delante de mí en la cola de una entidad bancaria. Cuando le tocó el turno se sentó trabajosamente (los años no perdonan) a la mesa de la empleada, puso su cartilla de ahorros sobre la mesa y pronunció estas palabras: mándame diez euros, no doce, manda doce. ¿Tiene preferencia por alguna ONG?, le preguntó ella. Y él: da igual, con la que primero llegue. ¿Se han planteado ustedes lo que suponen doce euros, casi a fin de mes, para un jubilado que cobra la pensión mínima? Yo sí me lo planteé. Quizá por eso sentí tanta tristeza, tanta impotencia otra vez, cuando en las noticias de la tele se hizo público que aquella entidad concreta (y al parecer, otras), pese a ser donaciones solidarias seguían aplicando su comisión por cada operación, y son millones los españoles que están mandando dinero a Haití. Supongo que por eso, por la estructura del mundo en el que vivimos, porque todos los Haitíes sólo nos duelen cuando tiembla la tierra o hay un huracán, aunque la miseria absoluta ya les mantuviera heridos de muerte en la vida "normal" sin catástrofes de cada día, no me puedo sacar de encima el horror. Y la tristeza. Sobre todo, la tristeza.
Parece mentira que en los tiempos en los que vivimos, haya gente capaz de abandonar a sus animales de compañía, aunque la mayoría lo son por los cazadores, esa tribu montuna de fin de semana dotada de una especial idiosincrasia que les hace caracterizarse por abandonar a un animal en cualquier carretera cuando no les trabaja a su gusto la pluma o el pelo en las cacerías. En el mejor de los casos, porque en el peor y no poco habitual la costumbre es ahorcar al perro de un árbol, sin cansarse tampoco en medir mucho la cuerda, por lo que no es raro que el ahorcado agonice durante horas, incluso días, arañando el suelo desesperadamente con la punta de sus patas traseras para intentar afianzarse y aflojar la tensión del dogal. Hasta que el agotamiento les hace entregarse y morir.
De la misma manera (por agotamiento extremo y entregándose vencidos a la muerte) hemos visto estos días, en la pantalla del televisor, agonizar y morir a miles de haitianos. Y supongo que la mayoría de nosotros nos hemos planteado hasta qué punto las cosas se han estado haciendo bien o mal allí, cuántas vidas se podrían haber salvado si la ayuda hubiera sido más inmediata, qué habrán sentido esos bomberos castellanos cuando, a medio rescatar a una niña todavía milagrosamente viva bajo los escombros, han sido conminados a abandonar por la fuerza el rescate para preservar su propia seguridad ante un tiroteo. Plenamente conscientes (quienes dieron la orden y quienes se vieron forzados a cumplirla) de que aquel abandono suponía clausurar toda esperanza para aquella niña, medio aplastada por el cadáver de su madre, que durante días había estado luchando por sobrevivir contra toda posibilidad.
No es menester estar dotados de una sensibilidad extrema para que se queden grabadas en la retina determinadas imágenes del horror; las miradas, sobre todo. Esas miradas terribles, angustiadas, enloquecidas o derrotadas que, supongo, a muchos de nosotros nos van a acompañar ya de por vida. Como el tierno cadáver portado en brazos de aquel niñito de Irak, destrozado por una guerra asquerosa que nosotros mismos, aun contra la voluntad de la mayoría, declaramos. Como la niña a la que hace algunos años más vimos agonizar al pie del Nevado del Ruiz, con el cuerpecito sumergido en las aguas aprisionado por toneladas de piedras. Como la criatura famélica abandonada al borde de un camino africano, con un paciente buitre centinela al lado, esperando que terminara de morir para iniciar su banquete. Como la mirada inenarrable de esa madre haitiana que ha visto morir de unas heridas perfectamente curables y por falta de ayuda médica a su hijo de 28 años, después de tres días de espera a la orilla de un hospital (por llamarle de alguna manera).
Viendo esas imágenes desde la comodidad de casa uno siente vergüenza, impotencia, dolor a espuertas y tristeza: una tristeza infinita que nunca se podrá sacudir de encima. No entiendo bien para qué sirven tantos soldados norteamericanos si llegan tan tarde, y mientras no llegan el hambre y la desesperación hacen estragos. No entiendo bien para qué viajan hasta allí nuestros bomberos, nuestros policías, nuestros perros adiestrados, si a medio rescate se les obliga a abandonar a la víctima que estaban salvando. No entiendo bien el sentido de esta convocatoria general a la solidaridad, si la ayuda humanitaria no se reparte a tiempo y toneladas de material que podría salvar vidas in extremis aguardan en un aeropuerto sin ser repartidas. No entiendo demasiadas cosas que me producen, supongo que como a ustedes, una pena tremenda y una impotencia absoluta.
Hace dos días vi., esta vez en directo, una imagen absolutamente emocionante. Era un señor mayor muy limpio, muy peinado, con ese aura indefinible pero inconfundible a la vez del jubilado dignísimo que sobrevive a duras penas con una pensión miserable. Estaba delante de mí en la cola de una entidad bancaria. Cuando le tocó el turno se sentó trabajosamente (los años no perdonan) a la mesa de la empleada, puso su cartilla de ahorros sobre la mesa y pronunció estas palabras: mándame diez euros, no doce, manda doce. ¿Tiene preferencia por alguna ONG?, le preguntó ella. Y él: da igual, con la que primero llegue. ¿Se han planteado ustedes lo que suponen doce euros, casi a fin de mes, para un jubilado que cobra la pensión mínima? Yo sí me lo planteé. Quizá por eso sentí tanta tristeza, tanta impotencia otra vez, cuando en las noticias de la tele se hizo público que aquella entidad concreta (y al parecer, otras), pese a ser donaciones solidarias seguían aplicando su comisión por cada operación, y son millones los españoles que están mandando dinero a Haití. Supongo que por eso, por la estructura del mundo en el que vivimos, porque todos los Haitíes sólo nos duelen cuando tiembla la tierra o hay un huracán, aunque la miseria absoluta ya les mantuviera heridos de muerte en la vida "normal" sin catástrofes de cada día, no me puedo sacar de encima el horror. Y la tristeza. Sobre todo, la tristeza.
CON LA HUMILDE PALABRA...
Con la humilde palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,
voy diciendo estas cosas que casi no son mías,
así como las playas casi no son mar.
Con la humilde palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.
Con humilde palabra te ofrezco lo que ofreces,
amor que apenas llegas cuando te has ido ya:
Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se va.
Con la humilde palabra que arde en su propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén:
Las estrellas no existen en las noches del ciego,
pero, aunque él no lo sepa, lo iluminan también.
Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
¡con la humilde palabra que no muere jamás!
que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,
voy diciendo estas cosas que casi no son mías,
así como las playas casi no son mar.
Con la humilde palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.
Con humilde palabra te ofrezco lo que ofreces,
amor que apenas llegas cuando te has ido ya:
Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se va.
Con la humilde palabra que arde en su propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén:
Las estrellas no existen en las noches del ciego,
pero, aunque él no lo sepa, lo iluminan también.
Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
¡con la humilde palabra que no muere jamás!
jueves, 21 de enero de 2010
INNOVAR ES QUEDARSE QUIETO?
Se habla mucho de innovación, pero, ¿qué significa realmente?, ¿en qué se basa?, ¿es accesible para la mayoría? Voy a intentar responderos, eso si, siempre bajo Mi Prisma. Mirad: no se innova sólo con la mente racional humana, porque es egótica, demasiado estructurada y rígida. A tu mente le gusta presumir de lo que sabe, de lo que es y de lo que ha conseguido, que para ti siempre es lo mejor. Todo eso no tiene nada que ver con el auténtico significado de innovación.
Fijaros en el pájaro y en cómo vuela. No presume de esa habilidad, tampoco intenta demostrar nada y no se pone un objetivo fijo e inamovible.
Despega, cuando su instinto se lo ordena y se deja llevar por sus alas, sin importarle demasiado la dirección, ni cuándo ni dónde aterrizará. Vive cada segundo de su vida como si fuera nuevo y no se aferra al tiempo del reloj.
Para innovar, abandona las expectativas y los prejuicios. Deja tus previsiones y pretensiones. Es descubrir a cada instante. Innovar es volar.
Fijaros en el pájaro y en cómo vuela. No presume de esa habilidad, tampoco intenta demostrar nada y no se pone un objetivo fijo e inamovible.
Despega, cuando su instinto se lo ordena y se deja llevar por sus alas, sin importarle demasiado la dirección, ni cuándo ni dónde aterrizará. Vive cada segundo de su vida como si fuera nuevo y no se aferra al tiempo del reloj.
Para innovar, abandona las expectativas y los prejuicios. Deja tus previsiones y pretensiones. Es descubrir a cada instante. Innovar es volar.
martes, 19 de enero de 2010
¿QUE HACEMOS LOS QUE ESCRIBIMOS?
¿Qué hacemos, los que escribimos? Nada más que contar historias. Incluso el simple pensar y el simple hablar cotidianos son ya una historia. Las palabras proferidas y las pensadas, desde que nos levantamos de la cama, por la mañana, hasta que a ella regresamos, llegada la noche, sin olvidar las del sueño y las que el sueño intenta describir, constituyen una historia con una coherencia interna propia, continua o fragmentada, y podrán, como tal, en cualquier momento, ser organizadas y articuladas en una historia escrita y transformadas en literatura.
El que escribe hace que las palabras se confundan y se encuentren; las letras se dilatan en llegar para formar aquello que anhelamos en el fondo, para enseñarnos el camino que trazamos mientras escribimos.
¿Qué es escribir? Sino pasear por el mundo...por nuestro mundo y el de los demás.
¿Qué es? Sino llorar desesperadamente por lo inexplicable.
Es llenar espacios vacíos que sabemos que nunca ocuparemos por completo.
Es querer gritar nuestras verdades por muy confusas que sean, detener el tiempo como cuando amamos; tener razones para no dormir. Es no dejar pasar una noche en vano.
Escribir es enterrar sueños y abrir caminos; descubrir cada día que nuestras lágrimas nos dan muchas señales para continuar.
Es aceptar lo inevitable y lo bello.
Es andar sobre lo conocido y lo desconocido.
Cuando escribimos exteriorizamos nuestras alegrías y arrastramos nuestras penas.
PARA MI ESCRIBIR ES...
Sentir que me libero,
que me evado por unos instantes,
que me dejo llevar por las palabras,
que saco afuera todo aquello
que me mantiene preso dentro de mí.
Las palabras son algo más que un pasatiempo,
son arcas cerradas con un tesoro dentro,
son ventanas semicerradas
que dejan pasar pequeños rayos del alba;
Para mí, significa un parón en el tiempo,
una nave que me lleva al firmamento,
y me envuelve de paz y sosiego,
de calma y pura transparencia.
Es el medio más sigiloso
de expresar lo tabú,
aquel que no siempre te da respuestas,
pero sí momentos de desahogo en soledad,
el que te permite poner disfraz a las palabras,
y aquel que te recordará en un futuro,
porqué en ese momento decidiste escribir.
El que escribe hace que las palabras se confundan y se encuentren; las letras se dilatan en llegar para formar aquello que anhelamos en el fondo, para enseñarnos el camino que trazamos mientras escribimos.
¿Qué es escribir? Sino pasear por el mundo...por nuestro mundo y el de los demás.
¿Qué es? Sino llorar desesperadamente por lo inexplicable.
Es llenar espacios vacíos que sabemos que nunca ocuparemos por completo.
Es querer gritar nuestras verdades por muy confusas que sean, detener el tiempo como cuando amamos; tener razones para no dormir. Es no dejar pasar una noche en vano.
Escribir es enterrar sueños y abrir caminos; descubrir cada día que nuestras lágrimas nos dan muchas señales para continuar.
Es aceptar lo inevitable y lo bello.
Es andar sobre lo conocido y lo desconocido.
Cuando escribimos exteriorizamos nuestras alegrías y arrastramos nuestras penas.
PARA MI ESCRIBIR ES...
Sentir que me libero,
que me evado por unos instantes,
que me dejo llevar por las palabras,
que saco afuera todo aquello
que me mantiene preso dentro de mí.
Las palabras son algo más que un pasatiempo,
son arcas cerradas con un tesoro dentro,
son ventanas semicerradas
que dejan pasar pequeños rayos del alba;
Para mí, significa un parón en el tiempo,
una nave que me lleva al firmamento,
y me envuelve de paz y sosiego,
de calma y pura transparencia.
Es el medio más sigiloso
de expresar lo tabú,
aquel que no siempre te da respuestas,
pero sí momentos de desahogo en soledad,
el que te permite poner disfraz a las palabras,
y aquel que te recordará en un futuro,
porqué en ese momento decidiste escribir.
jueves, 14 de enero de 2010
El PROTAGONISMO DE LOS CONTROLADORES.
Supongamos que un dependiente de comercio cae enfermo, va al médico y le da la baja. Llega el dependiente a casa, se mete en la cama y no aparece por el comercio en quince días. Esto pasa continuamente. Seguro que ahora mismo hay más de diez y más de veinte dependientes sudando la gripe entre las mantas. Pero usted y yo no nos enteramos porque el mundo sigue y porque el hecho de que un grupo de dependientes esté de baja por enfermedad no afecta en absoluto al comercio en general. Puede usted comprar los productos que quiera y de cualquier género. Si los que caen enfermos son, en vez de dependientes, son mandos, no sólo no notaremos escasez alguna, sino que rozaremos la perfección, pues los dependientes trabajarán, posiblemente mejor, sin la presión que algunos mandos ejercen sobre los empleados.
Pongamos que caen enfermos dos o tres realizadores de Tele-5 (o de Antena-3, lo mismo da). ¿Dejarían de emitir esos canales? En absoluto, funcionarían con toda normalidad (si aceptamos como normal su programación, claro). Y si la ministra de Defensa, por poner otro ejemplo, se acatarrara, a nadie se le ocurriría retirar las tropas de Afganistán a toda prisa. Lo más probable es que no se enteraran del catarro de la ministra ni los generales más próximos a su despacho. Hay gente que por responsabilidad acude enferma al trabajo. En fin, que puede usted llevar a cabo este ejercicio de imaginar que cae enfermo, no sé, el cartero de su barrio, para concluir que las cartas seguirían llegando.
En cambio, a un controlador aéreo le duele la cabeza y se va al carajo todo el tráfico. Los controladores aéreos son seres humanos y pueden enfermar, como cualquier hijo de vecino. Lo que no se entiende es que la baja médica de uno solo de estos profesionales pueda provocar un caos mundial. Algo ocurre en ese sector que no es normal y que las autoridades deberían estudiar, para corregirlo, sobre todo porque viene ocurriendo desde hace muchos años. De lo que no teníamos ni idea era de que estos profesionales con tan mala salud pueden ganar un millón de euros al año (160 millones de pesetas). Es que eso no se gana ni siendo el comercio tuyo, ni jugándote la vida en una guerra, ni repartiendo cartas. Un servidor, con ese sueldo, iría a trabajar con cuarenta de fiebre.
Pongamos que caen enfermos dos o tres realizadores de Tele-5 (o de Antena-3, lo mismo da). ¿Dejarían de emitir esos canales? En absoluto, funcionarían con toda normalidad (si aceptamos como normal su programación, claro). Y si la ministra de Defensa, por poner otro ejemplo, se acatarrara, a nadie se le ocurriría retirar las tropas de Afganistán a toda prisa. Lo más probable es que no se enteraran del catarro de la ministra ni los generales más próximos a su despacho. Hay gente que por responsabilidad acude enferma al trabajo. En fin, que puede usted llevar a cabo este ejercicio de imaginar que cae enfermo, no sé, el cartero de su barrio, para concluir que las cartas seguirían llegando.
En cambio, a un controlador aéreo le duele la cabeza y se va al carajo todo el tráfico. Los controladores aéreos son seres humanos y pueden enfermar, como cualquier hijo de vecino. Lo que no se entiende es que la baja médica de uno solo de estos profesionales pueda provocar un caos mundial. Algo ocurre en ese sector que no es normal y que las autoridades deberían estudiar, para corregirlo, sobre todo porque viene ocurriendo desde hace muchos años. De lo que no teníamos ni idea era de que estos profesionales con tan mala salud pueden ganar un millón de euros al año (160 millones de pesetas). Es que eso no se gana ni siendo el comercio tuyo, ni jugándote la vida en una guerra, ni repartiendo cartas. Un servidor, con ese sueldo, iría a trabajar con cuarenta de fiebre.
martes, 12 de enero de 2010
MI SECRETA ILUSIÓN
Se me acaba la vida sin mirarte de frente,
prisionera de mi afán por renunciarte.
Es la burla del tropiezo sentir no merecerte,
mientras se agota mi aliento al recordarte.
Tengo un millón de razones para amarte
y me duele la herida al no tenerte.
Me arrastro en el silencio por mirarte
y me baña su sombra por no verte.
Clama mi cielo su estrella más brillante
y parir pronta el sendero por recuperarte.
Es mi secreta ilusión volver a encontrarte
y desbordarme en tu piel hasta por fin besarte.
prisionera de mi afán por renunciarte.
Es la burla del tropiezo sentir no merecerte,
mientras se agota mi aliento al recordarte.
Tengo un millón de razones para amarte
y me duele la herida al no tenerte.
Me arrastro en el silencio por mirarte
y me baña su sombra por no verte.
Clama mi cielo su estrella más brillante
y parir pronta el sendero por recuperarte.
Es mi secreta ilusión volver a encontrarte
y desbordarme en tu piel hasta por fin besarte.
DE VEZ EN CUANDO
De vez en cuando las horas
se devoran las agujas, ahogándose en mis ojos,
y me duele la distancia en la demora, colmada de antojos.
De vez en cuando te pienso
y me recorres los momentos embriagados de insomnio,
ésos que te clavan en mi mente y me penetran hasta la sombra.
De vez en cuando te nombro
y me vienes a la boca con sabor a deseo,
encendiendo mil antorchas aquietándome el infierno.
De vez en cuando te miro,
y tu rostro de ausencia, diluvio tortuoso, destroza mi cordura
y me embarca al eterno naufragio de nuestra historia difusa.
De vez en cuando te quiero,
y se inquieta en mi pecho un te amo impronunciable,
cuyas garras me lastiman por emerger incansable.
De vez en cuando te tengo
y en secreto rompen olas que se deslizan por mi pelo,
y me arrancan el fuego que atesoro cuando no te veo.
De vez en cuando te ruego
que me robes tu recuerdo y me quiebres el ocaso,
llevándote los pedazos de estas horas que se ahogan cuando emigras de mi lado.
se devoran las agujas, ahogándose en mis ojos,
y me duele la distancia en la demora, colmada de antojos.
De vez en cuando te pienso
y me recorres los momentos embriagados de insomnio,
ésos que te clavan en mi mente y me penetran hasta la sombra.
De vez en cuando te nombro
y me vienes a la boca con sabor a deseo,
encendiendo mil antorchas aquietándome el infierno.
De vez en cuando te miro,
y tu rostro de ausencia, diluvio tortuoso, destroza mi cordura
y me embarca al eterno naufragio de nuestra historia difusa.
De vez en cuando te quiero,
y se inquieta en mi pecho un te amo impronunciable,
cuyas garras me lastiman por emerger incansable.
De vez en cuando te tengo
y en secreto rompen olas que se deslizan por mi pelo,
y me arrancan el fuego que atesoro cuando no te veo.
De vez en cuando te ruego
que me robes tu recuerdo y me quiebres el ocaso,
llevándote los pedazos de estas horas que se ahogan cuando emigras de mi lado.
HACIA DONDE
Esta sombra como espina
se ha clavado en mi universo,
devorando como herida,
lastimándome hasta el verso.
Con su frío me congela
y no encuentro tu calor,
hasta el alma se lacera,
va perdiendo su color.
No me oyes, ni te grito
solamente me deslizo.
Mi gemido ya está escrito
en tus ojos huidizos.
Te susurra mi silueta
sin hallarte en el vacío.
¿Hacia dónde, mi cometa
has llevado tu latido?
se ha clavado en mi universo,
devorando como herida,
lastimándome hasta el verso.
Con su frío me congela
y no encuentro tu calor,
hasta el alma se lacera,
va perdiendo su color.
No me oyes, ni te grito
solamente me deslizo.
Mi gemido ya está escrito
en tus ojos huidizos.
Te susurra mi silueta
sin hallarte en el vacío.
¿Hacia dónde, mi cometa
has llevado tu latido?
domingo, 10 de enero de 2010
YA HA PASADO LA NAVIDAD...
Ya ha pasado la Navidad, esas fiestas tan familiares, tan llenas de nostalgias y recuerdos, pero también de otras cosas menos agradables y que este año a pesar de la crisis, no ha sido muy diferente al resto de años.
Para ello no hay más que salir a cualquier calle, mirar alrededor y contemplareis un espectáculo prácticamente invariable: al personal le ha entrado una fiebre irreprimible por comprar. Es lo que traen estas fiestas tan entrañables, dicen, en las que todos los que a lo largo del año permanecen habitualmente alejados de nosotros vuelven a casa, vuelven; y claro, no es cosa de recibirlos con las manos vacías. Además, por si alguien no estuviera de por sí suficientemente motivado para la generosidad a piñón fijo de las fechas navideñas, ya vienen encargándose de estimulárnosla desde hace meses, por la cuenta que les trae, aquéllos a quienes más les interesa que no decaiga la tradición de los regalos. O sea, los que se intentarán forrar vendiéndonos de todo, desde un jamón de pata negra para agasajar a familiares, amigos y deudos, hasta unas pantuflas forradas de cabritilla para que a la yaya no se le queden los pies como témpanos, mientras se pega sus cabezaditas en el sofá al dulce arrullo de los culebrones.
Todo invita al despilfarro en estos días y no es fácil desoír la invitación, aunque está demostrado que poderse, se puede. Pero hay que tener un espíritu ascético de aquí te espero y una voluntad de hierro, la verdad sea dicha. Porque a ver quién se resiste a esos escaparates profusamente iluminados por miles de lucecitas intermitentes como las de los puticlubs, que se me da a mí que el que las inventó de psicología tenía que saber un rato, porque es que sin poderlo remediar se te van los ojos detrás como si te los atrajeran con un imán, y antes de que te quieras dar cuenta ya estás entrando con plena disposición mental de no reparar en gastos. En la tienda o en el puticlub, según se tercie. Fíjense en ello y verán como no falla; todos para dentro, tal que en los casos esos de abducción.
Los comerciantes, como buenos expertos en mercadotecnia que son, no escatiman en bombillas, abetos cargados de bolas brillantes, espumillón, guirnaldas de falso muérdago, estrellitas refulgentes, tiernos belenes y papás noeles con unas barrigas que ni a punto de parir trillizos: lo que sea menester. Y ya si hay un puesto de castañas en la esquina, mejor, que eso da un toque navideño que no hay corazón (ni, en consecuencia, bolsillo); que se resista. Máxime desde que, copiando costumbres foráneas que ni nos van ni nos vienen, hemos adoptado la costumbre de regalar por partida doble, en Navidad y en Reyes; sin pararnos a pensar que en esos países de los papás noeles y los santas klauses regalan por Navidad y punto, y aquí, como al mismo tiempo que copiones somos tradicionales, hacemos doblete y no hay casa decente capaz de olvidarse de Melchor, Gaspar y Baltasar, con su botellita de mistela y su platito de polvorones incluidos para que repongan fuerzas.
Algunos bichos raros tratamos denodadamente de resistirnos como gato panza arriba a seguir los pasos del rebaño comprador, dicho sea con perdón lo de rebaño y tomarlo si queréis en sentido evangélico, que va muy acorde con estos días. A algunos hasta nos da así como «tiricia» (que dicen en mi pueblo); tanta profusión de brillos y tanto villancico machacón martilleándonos las orejas en el supermercado, que estás un suponer comprando plátanos de Canarias y, al verlos tan doraditos, no puedes evitar acordarte de la ofrenda de los Magos de Oriente y acabas dejándolos en la estantería, no vaya a ser que además de parecerte de oro luego vayan a saberte a incienso y mirra. Algunos pensamos que la Navidad, con tanta parafernalia sobrevenida, ha quedado por completo desvirtuada y lo que menos le importa a la gente es si Jesús nació en un pesebre, o si las fechas coinciden o se las sacaron de la manga los sabios de la cosa. De hecho, una gran parte de la gente que la celebra por todo lo alto, con mesas que nada tienen que envidiar a las de Pantagruel y dejando la tarjeta visa para el arrastre, ni siquiera es creyente y mucho menos practicante.
A lo mejor por eso me fascinó este escaparate de la foto, que pasando de rollos navideños se limita a anunciar que están vendiendo a precio de saldo la mercancía por cierre y el que no se dé prisa, se lo pierde. Viendo los carteles resulta evidente que ahí no tienen un experto en marketing porque los profesionales ortografía deben saber, y si no saben lo consultan con el corrector de su ordenador de última hornada. Aunque, bien pensado, tal vez los dueños de la tienda sean más listos de lo que parece, porque no hay quien pase enfrente de ese cartel y no se quede de un aire. Y de ahí a entrar y comprar, a 10 «leuricos» los zapatos y a 20 las botas, un paso. Quién dice que esto no sea «lo húrtimo» en técnicas de venta, y hasta hoy a ningún especialista en marketing se le haya ocurrido.
Para ello no hay más que salir a cualquier calle, mirar alrededor y contemplareis un espectáculo prácticamente invariable: al personal le ha entrado una fiebre irreprimible por comprar. Es lo que traen estas fiestas tan entrañables, dicen, en las que todos los que a lo largo del año permanecen habitualmente alejados de nosotros vuelven a casa, vuelven; y claro, no es cosa de recibirlos con las manos vacías. Además, por si alguien no estuviera de por sí suficientemente motivado para la generosidad a piñón fijo de las fechas navideñas, ya vienen encargándose de estimulárnosla desde hace meses, por la cuenta que les trae, aquéllos a quienes más les interesa que no decaiga la tradición de los regalos. O sea, los que se intentarán forrar vendiéndonos de todo, desde un jamón de pata negra para agasajar a familiares, amigos y deudos, hasta unas pantuflas forradas de cabritilla para que a la yaya no se le queden los pies como témpanos, mientras se pega sus cabezaditas en el sofá al dulce arrullo de los culebrones.
Todo invita al despilfarro en estos días y no es fácil desoír la invitación, aunque está demostrado que poderse, se puede. Pero hay que tener un espíritu ascético de aquí te espero y una voluntad de hierro, la verdad sea dicha. Porque a ver quién se resiste a esos escaparates profusamente iluminados por miles de lucecitas intermitentes como las de los puticlubs, que se me da a mí que el que las inventó de psicología tenía que saber un rato, porque es que sin poderlo remediar se te van los ojos detrás como si te los atrajeran con un imán, y antes de que te quieras dar cuenta ya estás entrando con plena disposición mental de no reparar en gastos. En la tienda o en el puticlub, según se tercie. Fíjense en ello y verán como no falla; todos para dentro, tal que en los casos esos de abducción.
Los comerciantes, como buenos expertos en mercadotecnia que son, no escatiman en bombillas, abetos cargados de bolas brillantes, espumillón, guirnaldas de falso muérdago, estrellitas refulgentes, tiernos belenes y papás noeles con unas barrigas que ni a punto de parir trillizos: lo que sea menester. Y ya si hay un puesto de castañas en la esquina, mejor, que eso da un toque navideño que no hay corazón (ni, en consecuencia, bolsillo); que se resista. Máxime desde que, copiando costumbres foráneas que ni nos van ni nos vienen, hemos adoptado la costumbre de regalar por partida doble, en Navidad y en Reyes; sin pararnos a pensar que en esos países de los papás noeles y los santas klauses regalan por Navidad y punto, y aquí, como al mismo tiempo que copiones somos tradicionales, hacemos doblete y no hay casa decente capaz de olvidarse de Melchor, Gaspar y Baltasar, con su botellita de mistela y su platito de polvorones incluidos para que repongan fuerzas.
Algunos bichos raros tratamos denodadamente de resistirnos como gato panza arriba a seguir los pasos del rebaño comprador, dicho sea con perdón lo de rebaño y tomarlo si queréis en sentido evangélico, que va muy acorde con estos días. A algunos hasta nos da así como «tiricia» (que dicen en mi pueblo); tanta profusión de brillos y tanto villancico machacón martilleándonos las orejas en el supermercado, que estás un suponer comprando plátanos de Canarias y, al verlos tan doraditos, no puedes evitar acordarte de la ofrenda de los Magos de Oriente y acabas dejándolos en la estantería, no vaya a ser que además de parecerte de oro luego vayan a saberte a incienso y mirra. Algunos pensamos que la Navidad, con tanta parafernalia sobrevenida, ha quedado por completo desvirtuada y lo que menos le importa a la gente es si Jesús nació en un pesebre, o si las fechas coinciden o se las sacaron de la manga los sabios de la cosa. De hecho, una gran parte de la gente que la celebra por todo lo alto, con mesas que nada tienen que envidiar a las de Pantagruel y dejando la tarjeta visa para el arrastre, ni siquiera es creyente y mucho menos practicante.
A lo mejor por eso me fascinó este escaparate de la foto, que pasando de rollos navideños se limita a anunciar que están vendiendo a precio de saldo la mercancía por cierre y el que no se dé prisa, se lo pierde. Viendo los carteles resulta evidente que ahí no tienen un experto en marketing porque los profesionales ortografía deben saber, y si no saben lo consultan con el corrector de su ordenador de última hornada. Aunque, bien pensado, tal vez los dueños de la tienda sean más listos de lo que parece, porque no hay quien pase enfrente de ese cartel y no se quede de un aire. Y de ahí a entrar y comprar, a 10 «leuricos» los zapatos y a 20 las botas, un paso. Quién dice que esto no sea «lo húrtimo» en técnicas de venta, y hasta hoy a ningún especialista en marketing se le haya ocurrido.
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